Besos de despedida

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No sabía qué hacer. No podía quedarme en Santiago, era lo menos sensato considerando mi edad. La opción de quedarme en Chile significaba irme al sur con la poca familia que nos quedaba allá, lo cual igual me dejaba sin amigos y sin Davis. Por muy mamón que sonara no quería dejar a mi mamá sola, pero recién estaba empezando algo con él... Me tiré en la cama viendo al techo, esperando que pasara algo y que no tuviéramos que ir a Inglaterra, pero escuchaba a mi mamá hablar con su jefe de que me iba a llevar con ella y sonaba tan emocionada que me sentía mal hijo por desear que se cancelara el viaje.

Pasaron varios días, uno de ellos a los cabros se les ocurrió hacer la última junta antes de volver a clases... Tenía esa instancia para contarles. Les mandé un mensaje y me fui a acostar. Nos íbamos a juntar al otro día en la casa de la Cony, me daba pena pensar que iba a tener que esperar como 3 años para volver. A lo mejor de algún punto de vista era poco, pero para mí eso era mucho... aunque se pasaran volando. Ese día que nos juntamos la estuvimos pasando bien, pero después se acordaron de que les quería contar algo. Nos habíamos ido a una plaza cerca de la casa de la Cony, aprovechando que habíamos ido a comprar unos chis pop.

-Ya po', Dani. Suelta la pepa –dijo Virus mientras agarraba un puñado de suflés para comérselos.

-Es que es complicado po'... –mi cara era algo que delataba mis emociones. Se me notaba la pena.

-Oye, tranquilo ¿qué pasó, Dani? –la Cony me tomó la mano. Sentí a Davis sentarse conmigo y tomarme la otra.

-A mí mamá el jefe le ofreció trabajo en otro lado...

-Pero eso es poquito ¿o no? ¿Te vas a cambiar de casa? Si igual te podemos ir a visitar a otra comuna –la Feña se reía, intentando animar el ambiente.

-Es que no es en otra comuna...

-¿Otra región? –sentí que Davis me apretó la mano.

-A otro país... Nos vamos a ir a Londres dijo ella. Que era por unos años –todos nos quedamos callados. Sentí que la mano que sujetaba Davis ya no me la apretaba. Todos se acercaron a abrazarme. Una flor me hacía cariño en el pelo, una canción intentaba contarme chistes junto a un tornado, pero yo solo estaba concentrado en la galaxia que parecía apagarse y querer llorar.

Nos fuimos a la casa de la Cony otra vez e intentamos aprovechar lo que nos quedaba de tarde y los días que se venían también. Me iba a ir a inicios de marzo, nos quedaban un par de semanas antes de eso. Todos intentaban estar animados, pero se notaba igual que estábamos medios bajoneados por la noticia, me sentía mal de haberles contado, pero en algún momento les iba a tener que decir. La Feña intentó animarme diciéndome que, aunque pasaran mil años, ellos iban a estar ahí mismo, no se iban a mover de Santiago. Me gustaba poder escuchar eso de alguna forma, pero lo único que quería era hablar con Davis. En medio del webeo de la tarde me acerqué a él y le pregunté si se quería ir a quedar a mi casa, que llamara a su hermano, pero él dijo que no podía, muy fríamente, como era antes de ser amigos... No podía hacer mucho más para entonces, era algo difícil de procesar así que ahí lo dejé, a lo mejor le contaba a su hermano y él le aconsejaba algo que nos pudiera servir a los dos, en una de esas me lo podía llevar. Pero era la opción más irreal que tenía.

El día siguiente le mandé un mensaje por Messenger cuando lo vi conectado, se demoró en contestarme, pero respondió. Intentamos hablar como si nada, terminé invitándolo a mí casa para hablar de las cosas, al otro día iba a llegar a almorzar y se iba a quedar. Eso significó que no hablamos mucho más por lo que quedó de día. Me quedé tirado en mi cama viendo al techo ignorando los zumbidos que me mandaba Virus para que lo pescara, estaba muy ocupado ahogándome en mis pensamientos.

Mi galaxia favoritaWhere stories live. Discover now