Seras entra en celo!

Capitulo 8 según intento

seras abrió los ojos de agitacion y ella gimió como lentamente se sentó. Miró a su alrededor sólo para no ver a nadie allí. Ella notó los dos paquetes de sangre en un cubo del hielo en la parte superior y sonrió ligeramente. Ella sabía que su maestro tuvo que lidiar con eso. Debe ser una señal de algún tipo. Lentamente salió de su ataúd y acercó a la mesa. Ella parpadeó cuando se dio cuenta de la carta escrita en sangre para ella. Lo recogió y abrio lentamente la hoja de papel doblado.

chica Policía:

Ahora usted debe haber descubierto que era yo quien le consiguió el segundo paquete de sangre. Beber tanto, policía chica, necesitas tu fuerza atrás. Si no lo haces entonces sólo tendré que castigarte. Habré ido a una misión y debe devolver un par de horas después de despertar.

Alucard

Seras suspiró -Nunca saldré de estas cosas. Bueno... no es tan malo. ¿Verdad?- tragó saliva mientras ella dejó la carta sobre la mesa antes de pasar a los paquetes de sangre. Tomó un paquete y el oler de la fragancia de la sangre causo que sus colmillos crecieran. Hundió sus colmillos en los paquetes de sangre y comenzó a drenarlo. podía sentir el cálido sabor cobrizo descendiendo por su garganta y ella maullaba en el placer.

Ella gruñó cuando la bolsa se vacía antes de pasar a la siguiente y lo vacío también.. Suspiró como colocó la bolsa vacía sobre la mesa con decepción antes de salir de su habitación. Caminaba fuera de Hellsing, sorprendentemente, sin ser vista por Walter. Caminó hasta la zona de práctica, donde se encontraban algunos amigos suyos. Ella se estremeció al pensar antes de trasladarse hacia los soldados que estaban practicando su objetivo.

Antes de pasar ella extendió la mano a uno de los soldados que le entregó el arma sin pensarlo dos veces. De repente salió disparado hacia los árboles. Sus ojos brillaban de color rojo mientras observaba a la zona para cualquier repentino movimiento. Repente ella tiró perversidad y escuchó exclamaciones de sorpresa de los soldados.

-Un solo movimiento y matare a esta pequeño y bonita vampiresa- El vampiro encima de ella declaró y los soldados aterrorizado y preocupados hicieron lo que el les dijo.

Seras maldijo su suerte, mientras trataba de zafarse debajo del vampiro sin suerte, mientras él empujo hacia abajo antes de desaparecer con ella.

seras abrió sus ojos sorprendida y agitada. miró al ver que ella estaba encadenada a una cama. -¿que...? ¿Dónde estoy?- Seras se preguntó a sí misma, e inmediatamente obtuvo una respuesta con una voz sedosa

-Estás en mi casa. No te preocupes no nos interrumpirán en absoluto. Estamos solo tú y yo- Seras tragó saliva y se esforzó aún más para zafarse sin suerte en absoluto

-Déjame ir cretino! Yo no me acoplare con alguien como tú, que tiene que secuestrar y encadenar a un vampiro femenino para conseguir a un mate. ¡Eres un lamentable vampiro!- Seras gritó sólo para ser abofeteada y sus ojos se ampliaron en estado de shock.

-Tú eres un vampiro lamentable. Que no puede ni siquiera sacarme de encima y defenderse- El macho vampiro se burló de sus ojos brillantes de ira y él salió furioso pero dijo por encima del hombro -Vamos a acoplar y vas a lidiar con eso, y me encanta-

Lágrimas de sangre cayeron por las mejillas de Seras . Dobló su cabeza hacia adelante y susurró en el aire- maestro... Ayúdenme, por favor. ¿Qué debo hacer...? Es mucho más fuerte que los otros vampiros y fue maestro de quién lo mató. Maestro...-

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-Chica ingenua, él no va a venir por ti,, porque no le importas en absoluto. Debes aprender a aceptar esto- de repente el vampiro se arrodillado a su lado

Seras intentó alejarse pero no funcionó y dijo débilmente -Aléjate de mí-

"Aprenderás a olvidarte de él. Y yo a curare la herida en tu su corazón, hasta tu misma sabes que no le importas- El vampiro dijo suavemente que Seras ignoro.

El vampiro apretó los dientes, pero no dijo nada y se alejó una vez más, pero no vio la duda que brilló en sus ojos. La semilla de la duda se sembró en su corazón y mente provocando más lágrimas cayeran por sus mejillas. "No te equivocas, maestro, él vendrá por mí. No me dejara en en la bodega de este vampiro... Él vendrá, ¿no?" Seras se preguntó y se ahogó en un sollozo como las lágrimas de sangre que se deslizaban por las mejillas.