Al verme abrir la puerta sonrió mostrándome una sonrisa colgate luminous white haciendo resaltar ese pircing en su labio inferior.
Luke entro y sin permiso alguno, me abrazo de la cintura levantándome de él piso ya que, el rubio había crecido demasiado.
-¡Tanto tiempo sin verte Lukey! ¿Como has estado?- le pregunté cuando el me bajo de ese abrazo. Cerré la puerta detrás de él y tome su mano dirigiéndolo a el sillón de la pequeña sala.
-¡Lo mismo digo Cal, miraré nada más, ya eres toda una mujer!- dijo agachándose debido a mi baja estatura. Entonces nos tiramos al sillón.
-Oh calla rubia teñida- le dije en broma provocando una carcajada departe de los dos.
-Y dime rubia, ¿Que te trae por acá?-le pregunté colocando cómodamente mis pies sobre su regazo.
-Busco a Michael- dijo mirando hacia otro lado evitando mi mirada.
-Oh- fue todo lo que pude decir ya que desde que dijo su nombre, él ambiente se volvió incómodo. Me pare de él sillón y cruce mis brazos.
-Iré a buscarlo entonces- dije un poco indiferente.
Camine a paso rápido hacia mi habitación ya que, me sentía incómoda. Al abrir la puerta me encontré a Michael tirado en la cama con sus manos por debajo de su cabeza y mirando al techo.
Suspiré al verlo y tome él primer peluche que él me regalo, que fue un León llamado Jack. Lo tome y se arroje.
-Luke te busca- le dije caminando hacia él armario para tomar mis pantuflas en forma de jirafa y colocarlas en cada pie.
-Nunca entendí porque amas tanto a las jirafas- dijo aún pensando. Y entonces, algo en mi se volvió a quebrar, ya estaba acostumbrada a ser decepcionada por Michael. Pero me dolía más saber, que nunca me escucho porque desde un principio que salimos le había dicho él porque mi amor a las jirafas.
«Deja de rómpete en pedazos como una estúpida niña y recueda que te iras a California y harás una nueva vida en donde cometerás él mismo error».
Cállate de una puñetera vez. Nadie pidió tu inservible opinión.
-Yo nunca entendí porque no te e dejado- le respondía fría y cruelmente caminando hacia la puerta para alejarme de él.
-¿Qué?- le escuche decir lejanamente pero no pare, y seguí mi camino a la cocina.
«Respira y relajare tigre, solo falta jueves y te libraras de este raro sueño».
¡Gracias por no hablar incoherencias esta vez!
«Cariño, cuando te digo algo, es por qué es real».
Cállate joder.
-¿Estas bien?- escuche la voz de Luke detrás de mi siguendo me hacia la cocina.
-¿Quieres té?- le pregunté esquivando la pregunta y tomando los sartenes necesarios para hacer té de limón. Lo único qué podría relajarme en estos momentos.
-California- me llamo Luke apoyándose en la barra de la cocina.
-¿¡Entonces por qué no me dejas ahora, de una vez por todas!?- gritó Michael entrando a la cocina, frustrado.
-Hermano cálmate- le dijo Luke tratando de sacarlo de la cocina. Pero su pregunta derramo el baso de agua.
-¡Claro qué lo haré por qué me iré de este lugar!- le grite volteando a verlo. Su cara perdió todo color y sus ojos se apagaron. Se apagaron más qué aquella vez qué murió el pez qué el gano para mi en la feria de Londres. El cual amaba.
-No puedes...- lo interrumpí colocando mis manos en mi cara y soltando un suspiró para después retirarlas y darme cuenta de qué Luke se había ido.
-Puedo hacerlo, y lo hare. No puedes pararme ni mucho menos retenerme- le dije con la voz quebrada.
-¡No puedes simplemente dejarme!- dijo Mike derramando un par de lágrimas.
-¿Eso no es lo qué querías hace unos segundos?- le pregunté sentándome en el piso.
-Jamás querré eso- dijo acercándose a mi.
-Eso no lo demuestras- le dije sollozando.
-Lo se cariño, pero por favor no me dejes- dijo colocándose a un lado de mi.
-Mike, es tarde para decirme esas cosas- dijo recostando me en su pecho.
-Lo se, y quiero qué sepas qué cada noche qué desaparecía té escribía canciones. Solo para ti- dijo pasando su brazos por mis hombros acercándome más a él.
-Y quiero qué sepas qué e llorado cada noche por ti- le dije tomando una parte de su camisa y haciendo puño mi mano arrugando esta.
-No quiero qué vuelvas a llorar por mi- dijo besando mi cabello.
-Sabés qué no lo prometeré- beso mi frente.
-Juro qué té amo California- dijo presionando sus labios con los mios.
Como había extrañado él sabor de sus labios, como había extrañado la sensación de amor y felicidad qué sentía cada vez qué él me decía cuanto me quería.
Extrañaba todo lo qué solíamos hacer cuando todo era diferente.
Sus labios y los mios se sincronizaron y encajaron perfectamente.
Sabía qué extrañaría todos esos sentimientos y emociones. Pero no podía quedarme estancada. Por más qué quería qué él fuera detrás de mi, sabía qué. No estaría bien.
Y a decir verdad, era una extraña sorpresa y sensación qué sentí cuando él profundizo él beso y me coloco arriba de él.
Extrañaría todo esto.