Miércoles, acababa de salir de trabajar. Como hacía mucho calor, decidí ir a dar un paseo a la playa. Al llegar ví que había mucha gente. Saqué mis cosas de mi Ford negro y me dirigí a la arena. Al haber poco sitio tuve que acomodar mis cosas en el único lugar que parecía decente. Cuando ya estaba en la toalla me dispuse a mirar a la gente que tenía alrededor. Parecían todos gente normal (sí, no había nadie extraño). Como me estaba asando (típico al estar en una playa en el mes de Junio), decidí ir a mojar los pies al mar. Mientras caminaba por la orilla, vino un niño y me empujó. Maldito niño. Maldita playa. Maldito miércoles. Si no ocurriese eso no sucedería este fatídico desastre, conocerle.