Capítulo 2

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-¡NIÑA!.- La señora sacó una pequeña arma apuntó a la niña-¡¿ Que vienes a hacer aquí?!- dijo la anciana eufórica

-¡No me haga daño por favor!.- A la pequeña Eulalia se le salieron las lagrimas, la anciana la vio y botó el arma.

-Perdóname, es que siempre vienen a robarme lo poco que tengo y solo tengo esto para defenderme.- 

-Mi nombre Panambí ¿y tú?.- 

-Eulalia.-

-Oye estuve preparando chocolate ¿quieres?.-

-Si.-

La expresión de rudeza que tenia aquella señora se convirtió en una tierna sonrisa tomó una cuchara para sopas y una taza roja muy grande  donde vertió el chocolate y se la dio a la niña.

-Amm doña Panambi.-

-Dime Yaya, así me decían mis nietos.-

-Bueno, Yaya ¿Usted vive sola aquí?.-

Ella Exhaló-Ay hija mia, aquí vivía con mis 10 hijos aquí se criaron.-

-¡¿10 Hijos?¡.-

-Si, hubo veces en los que pasábamos sin comer y cuanto tenias, por decir, un platano teníamos que repartirnos entre todos,yo me esmeraba en trabajar para que estudiaran(lavaba ropa, fritaba pescado para vender, limpiaba casas),ya que, en ese tiempo los niños no estudiaban porque pasábamos por una crisis económica muy grave mi niña,pero quería que mis nietos llevaran una vida mejor que lo que ellos vivieron, pasar hambre, vivir en lo que dirán una pocilga, sin embargo,ellos eran felices en la vida humilde que llevaron yo ganaba 1 mirlo que era el dolar en ese entonces sin embargo ahora vale menos de veinte centavos, y claro los tenía que diciplinar sola ya que su padre aunque viviera con nosotros no hacia nada solo se dedicaba a la vida en la calle.-

-Y yaya ¿que pasó?.-

-Pues  mija lo que tenia que pasar  ellos crecieron se graduaron y abandonaron el nido y muy pocas veces vienen a visitarme .-

-¿Y usted no se siente sola?.-

-Si, hay días en los que lloro al recordar esos tiempo y ahora que no tengo a nadie.- las lagrimas  de la anciana empezaron a brotar, Eulalia solo la abrazó -No llores más Yaya.- dijo la pequeña Panambi la miró con una sonrisa triste limpió sus lagrimas. 

-Mi niña ahora dime ¿Por qué estás aquí?.-

-No quiero ir a mi casa.-

-¿Por que?.-

-Porque mi mamá no me quiere, ella toma mucho alcohol y me pega, tengo mucha hambre, la señorita me dio de comer pero todo se volvió oscuro al volver, y corrí entre los palmares de plátanos hasta que me perdí y encontré esta chosita.-

La abuela se sorprendió que ella contara aquello sin derramar una lagrima. Eulalia terminó su chocolate caliente se levantó -Bueno, no le quería causar molestia así que me voy a casa.-

-Espera.- dijo Panambi-Quieres quedarte , solo esta noche.-

-¿En serio?.-

-Si.- 

Ella abrazó a la vieja y claro le correspondió el abrazó, las dos durmieron en el mismo petate (una pequeña cama hecha de paja) y Eulalia sin darse cuenta abrazaba a Panambi,la imagen era de una niña pequeña abrazando a su madre, se veía tan segura, tan feliz. De ahí se formó un lazo en el cual las dos tendrán algo que siempre quisieron, Panambi una compañera en su vejez y la pequeña Eulalia una persona una figura materna la cual acogerse.

 A la mañana siguiente

Panambi se levantó para hacer el desayuno a Eulalia para irse bien alimentada tomó dos plátanos verdes y los cocinó, y para acompañarlos un huevo fritos. Panambi miraba con ternura a Eulalia y recordó a sus 5 hijas (cuando eran pequeñas)acostadas en ese petate.Cuando acabó levantó a la niña -Eulalia levántate.- la niña se levantó, sobó sus ojos en señal de que aún tenía sueño- Buenos días Yaya.- dijo con una sonrisa chimuela en su rostro y con una blusa gigante de su Yaya.

Ella comió con gusto su comida- Muchas gracias Yaya.- Panambi la miraba y se preguntaba ¿como una niña que vive con una madre así pueda ser tan educada y que aun conserve esa sonrisa en su rostro?.-

-Euli.-

-¿Si?.-

-¿Y tu padre?.-

-Pues,nunca lo he visto.- dijo con la boca llena

Pobre niña, pensó Panambí mientras veía a la pequeña-¿como conserva su sonrisa cuando vive en un infierno?

-Ya terminé.-

-Ah ya mija ahora vístete para que vayas a tu casa

-SI.-

Eulalia se vistió y se despidió de Panambi con un beso en su mejilla

-Vuelve cuanto quieras.- Dijo la anciana

La niña corrió entre los racimos de plátano verde hasta llegar a su hogar notó que la puerta quedó abierta y ella solo entró curiosamente escuchaba una cama rechinando 

Ah...ah ah ah .. si.- claro la pequeña  reconocía que era la voz de su madre, ella se encerró en su cuarto y se puso su uniforme para la escuela,agarro su mochila y se fue...

Continuará...



La felicidad en mi pielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora