Sentidos entumecidos [BakuDeku / KatsuDeku]

Capítulo 3: Manos frías

Tras de la revisión diaria de recovery girl después de las clases y los entrenamientos, le dan a Izuku un bastón para ciegos para que pueda manejarse mejor. Katsuki e Izuku entonces, acuden a la cafetería para cenar, pero poco antes de llegar Izuku carraspea, lo que hace que sus amigos se detuvieran y giraran a mirarle. Notan que Izuku está nervioso y levemente sonrojado. Llevaba todo el día alicaído y nadie lograba sonsacarle lo que le ocurría, decía que estaba bien, sonreía y cambiaba de tema.

—Iida, ¿puedo hablar contigo en privado? —apenas le deja escribir nada— A-ahora.—balbuceó Izu.

Katsuki dirige una mirada interrogante y sospechosa a Iida, quien le responde encogiéndose de hombros.

—En nada estamos de vuelta. —asegura Iida.

Iida e Izuku se alejan, el primero extrañado y el otro pareciendo que quiera que se lo trague la tierra. Apenas han cambiado de rumbo cuando ambos se encuentran a Hatsume de camino.

—¡Tenya, hola! ¡Llevo todo el día buscándote! —se acerca mucho a él.

—¡No corras por los pasillos, Hatsume! —Iida hace gestos con las manos.

—¡Es que tengo un nuevo bebé que quiero probar contigo! —rebusca en su mochila y saca un objeto— ¡Mira! ¿No es precioso? —exclamó dirigiéndose a Izuku, que la ignora.

Hatsume lo deja pasar, sin prestarle atención, ya que está ensimismada en su nuevo proyecto.

—... ¿Qué me va a hacer esta vez? —dijo Iida no muy convencido ni emocionado al escuchar fuerte ruido de maquinación y humo negro salir del aparato— sea lo que sea no parece muy...

—¡Práctico! Lo sé, aún tengo que hacer que no haga sonido ni emitir humo, pero ¡es el primer prototipo de la serie, Tenya! Estoy probando la idea, si funciona, lo otro tiene fácil y rápido arreglo. —dijo la chica emocionada.

Hatsume prueba el ítem en Iida y emocionada le da codazos a Izu mientras admira y halaga su ingenioso invento, viendo que Izuku está confundido.

—Has tenido un día denso, por lo que parece —rió con un tono de decepción en su voz, no recordaba el nombre de aquel chico pero sí de su cara, ya que siempre que aparecía apreciaba sus inventos.

—Hatsume, no lo molestes. —Iida volviendo, había salido disparado a través del pasillo por invento— No te oye ni te ve, es producto de una particularidad de...

Iida interrumpió lo que iba a decir porque Izuku había estirado su manga rojo de vergüenza y con urgencia, dejándole claro que tenía prisa.

—Hmm... Ya veo. —dijo la chica de rastas rosas, curiosa.

—Lo siento, tenemos prisa. ¡Hasta luego, Mei!

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Katsuki vio que al regresar, Iida e Izuku iban cogidos de la mano. Ahora que lo pensaba, cuando la gente acompañaba a Izuku, todos le agarraban de la mano. Todos excepto él, que lo arrastraba de un lugar a otro por el brazo como si fuera un muñeco de trapo.