one ¡ 'efecto mariposa'

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Podríamos decir que soy una chica aplicada, una niña del bien, una de las mejores de mi curso, saludable y buena persona.

O, podríamos decir que soy esa chica que corta el ambiente tierno con una mirada asesina, la que no duerme sino hasta que escucha a su padre levantarse (que ocurren a las pasadas 5 am), esa que nunca en la vida admitiría que me tiene cariño a alguien que no sea su amada madre y su precioso hermanito menor, aquella que parece que no tiene el más mínimo sentimiento de pudor o vergüenza al decir lo que tiene que decir.

Puedes elegir alguna de las dos, después de todo yo no soy la que debe comprender mi forma de ser, ese es tu trabajo.

Puedes tomartelo enserio, o arriesgarte al ser despedido por ser lo suficientemente inútil como para no poder comprender la forma de relatar de una chica de 17 años.

Y, hablando de gente que no sabe hacer su trabajo, aquí se halla un gran ejemplo en este momento de mi historia: cuando tenía sólo 14 años y un mal humor impresionante. '¿Y la dueña de este?'

La señorita Paola.

La adorable profesora de literatura que no entiende cuando le preguntas cómo pretende que entendamos la materia sí su definición de 'dar clase' se remonta en hacer cebo sobre la pobre y pequeña silla de su escritorio mientras no para de beber su maldita Coca-Cola y gritarnos con la boca llena de pan.
No tenía sobrepeso; sino más bien tenía una figura envidiable que causaba un gran contraste con su actitud.

Nunca descubriremos adónde desaparecen la cantidad de hamburguesas que come esta mujer.

Esta clase, al menos, no estaba tan alterada como las otras veces.
Incluso, podría llegar a decir que era 'soportable' su actitud el día de hoy.

La preceptora entra unos minutos después de iniciar la clase, interrumpiendo a la señorita Paola y comenzando a tomar asistencia sin su permiso.

Los comentarios empiezan a volar de un lado a otro, por lo cual tarde o temprano me termino enterando de que la profesora Paola se acostó con el esposo de la preceptora, de nuevo.

Yo haría exactamente lo mismo que la preceptora Kim.

─ ¿Jeon Sunhee?

Automáticamente levanto mi cabeza, anteriormente recostada en mi pupitre por el desgano que me provocaba levantarme temprano, para dar el presente.

─ ¿Kim Taehyung? ─ allí estaba el nombre de mi mejor amigo que, una vez más, llegaba tarde.

Rápidamente puse mi mochila en el lugar a mi lado, sonriendo con una inocencia de la que no tenía posesión.

─ ¡Está en el baño! Se sentía muy mal, ya sabe: el calor lo trae pésimo ─ alegué, mirando a la preceptora mientras apuntaba a la mochila a mí lado. Obviamente, no había ni la más mínima verdad en ello. Taehyung sólo se había dormido, de nuevo, y yo tenía que salvarle el culo, de nuevo ─ Le informo ni bien llegue al curso.

La preceptora asintió, su humor visiblemente cambiado al oír que hablaba de Taehyung.

¿Y cómo no? Sí era el maldito mimado del curso.

No había una persona en este mundo que odiase a Kim Taehyung. Nadie era capaz de tal atrocidad.

Informé al inútil de la excusa que usé, para que así dejase su mochila escondida en la entrada trasera de la clase, así la jodida profesora no lo regañaba.

La respuesta no tardó en llegar.

Taennie🌙
¿sabes que te amo mucho?
                                               
                                          08:01 am.

honeybabe ;; jkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora