Tres.

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Desde ese día, no habían vuelto a tener un encuentro de esa manera, de echo, el trio de plata se encontraba en un estado lamentable, faltaban a algunas clases y, de echo, discutían siempre en los pasillos por cosas que no entendían los que paseaban por los alrededores.

-¡Tienes idea de lo que estamos haciendo! !¿Y tú ahora quieres echarlo todo por la borda?! -le gritaba como ya habia echo días atrás. A veces, aquellos alumnos llegaban a dar miedo a lis más pequeños haciendolos salir rapidamente del lugar.

-Blaise, cálmate.-pedía la fémina mientras agarraba el brazo de su amigo.

-¡Dejame!.-le gritó mientras alzaba su brazo haciendo que la chica callera. Al darse cuenta de ello, la intentó ayudar, la slytherin se levantó con lágrimas en los ojos y rapidamente salió de allí.

La biblioteca estaba vacía, a excepción de una chica de pelo enmoroñado que se encontraba revisando sus apuntes de pociones y aritmancia, intentando memorizar algunas palabras cuando la puerta se abrió de golpe, exaltándola.

La persona que había allí no era nada más ni nada menos que Pansy Parkinson, llorando a lágrima viva, corriendo hacia un rincón de la solitaria biblioteca.

Verla vulnerable hizo que la castaña se ablandara, recogió todo y se dirigió hacia el rincón de polvo donde la otra chica se había refugiado.

Sus manos cubrían su rostro y su pelo caía hacia abajo no pudiendo ver sus lágrimas. Con cuidado de no hacer ruido, se agachó en cunclillas y retiró algunos de sus cabellos negros dejando ver su ojo empapado de lágrimas.

-Draco, quiero estar sola, entiende...-no pudo terminar la frase ya que al abrir los ojos h poder divisar la figura de "la chica gryffindor", como ella le llamaba. Se levantó intentando parecer impotente, colocandose una de sus máscaras.

-¿Algún problema Granger?

La castaña se le quedó mirando mientras procesaba sus palabras, una mueca de decepción apareció en su cara.

-¿No vas a decir nada? Entinces me marcho. -antes de que pudiera desaparecer entre las estanterias, la otra chica agarró su mano, impidiendo que huyera.

Se dió la vuelta, conectando la mirada con la otra chica.

-Puedes confiar en mi, no nos conocemos, pero tampoco hace falta ser un policía para saber que algo está mal entre tus amigos y tu. Sé que lo estás pasando mal, y no puedo dejar que otra chica lo pasé fatal. Asi que, aquí me tienes, intentemos no odiarnos, y seamos como bruja y bruja, no como sangresucia y sangrelimpia. -esas palabras salieron de su boca, no como un tono suplicante, si no con uno calmado, amigable, como cuando había conocido a Draco.

-¿Policía? ¿Qué es eso? -preguntó mientras una risa sincera salía de sus labios, contajiando a su acompañante que ya había soltado su mano.

(...)

Las puertas del Gran Comedor se abrieron dejando ver a dos chicas que entraban charlando y riendo.
Los presentes, al verlas, rapidamente comenzaron a murmurar y señalar a las dos féminas.

-Hablamos luego.

Ambas chicas se dirgieron a sus mesas. La pelinegra miraba con cautelio a su amigo rubio que se dedicaba a observar su plato sin ganas. La chica suspiró.

-Deberías comer Draco.-le dijo con preocupación mientras tocaba su hombro, el rubio rompió el contacto rapidamente.-¿Se puede saber que te pasa? Ultimamente estas muy arisco, ya ni me das abrazos ni nada. ¿Es por Blaise y todo lo que está pasando?-cambio rapidamente su cara de enfado por una de preocupación, posó su mano sobre la del rubio llamando su atención y haciendo que se le volteara a ver.-Draco, tranquilo, estoy contigo.

El rubio le regaló una tímida sonrisa.

-Y yo a ti.-dijo para besar su mejilla.

El trio dorado los observaba desde la distancia. Ron indifirente, Hermione insegura y Harry con un poco de celos.

-Enserio, aún no sé porque Malfoy.-dijo desconfiada mientras volvía la vista a su plato de comida.

-Ya ves, es un cabrón.-le siguió mientras devoraba un muslo de pollo su pelirrojo amigo manchando sus mejillas.

El pelinegro los observaba hablar reir, sentía celos, pero no lo admitiría en voz alta.
Aún no lograba olvidar la vez en la que Draco "lo hizo suyo". Aún lo recordaba perfectamente
:

Los besos del rubio fueron navegando por distintos lugares de su rostro mientras sus hábiles manos se desacian de la ropa de el moreno mientras este solo soltaba pequeños quejidos y gemidos por el placer que aquel roce le producía. Nunca se imaginó que los besos de Malfoy fueran tan gloriosos.

Sus besos se hicieron más húmedos, su cuerpo ya estaba al descubierto, exponiendo su morena piel al plateado. El rubio succionaba y lamía el cuello del moreno dejando varías marcas, lo único que respondía el moreno eran quejidos y gemidos. La excitación no lo dejaba pensar con claridad, pero tampoco lo importaba, porque estaba seguro de que un polvo no iba a significar nada, y solo sería eso, un polvo, ¿no?.

Sintió como sus pezones ardían, abjó la mirada aún con la boca entreabierta soltando pequeños y cortos gemidos, encontrandose con la cabellera rubia del chico que se encontraba ahira descendiendo por su abdomen, ahora solo lamiendo todo con lujuria llegando así al corte de sus pantalones. Pequeños pelitos colos azabache se repartían por su parte baja del abdomen dándole un toque más provocatico. Con lentitud se desizo de los pantalones y calzoncillos del moreno. Su glande estaba completamente erecto y gotitas del pre-semen resbalaban por el. Con mucha paciencia, el rubio lamió la polla del moreno tragando así las gotitas mientras qye con sus dos manos masajeaba sus testículos. Harry se sentía en el cielo, nadie, en la vida, le había echo sentir así, y por suspuesto nunca había sido participe de algo así, y le empezaba a gustar.

Finalmente, Malfoy se desizo de sus propios calzoncillos y con mucho cuidado, agarró los muslos del moreno haciendo que este enredara sus piernas en la cintura del plateado y lo llevara hacia un pequeño sofá que se encontraba ahí echo para la ocasión.

Con paciencia, fue introduciendose dentro de Potter, haciendo que este arañara su espalda por el escozor que le producía esa nueva sensación. Draco se mantuvo inmobil, en esos instantes, ambos pudieron apreciar la belleza del otro.

Los ojos del rubio, color mercurio o mucho mejor, color plata, se fundía con los esmeraldas del moreno haciendo así una conexión estelar para ambos. El moreno movió las caderas haciendo una señal al platinado para que se moviera, y ahí comenzó el acto.

De pequeñas estocadas pasaron a rápidos y bruscos vaivenes que hacian que el moreno gimiera más fuerte. Ambos cuerpos estaban sudados, la fricción de los testículos del rubio chocando contra los glúteos del moreno era una sensación exquisita. El moreni se corrió antes que el rubio, y el que las paredes de Potter apretujaran su glande, hizo que el rubio se viniera también.

El plateado salió de el moreno y se detuvo para recuperar el aire. El Elegido estaba igual que él, con la respiración entrecortada, y luchando por recuperar aire.

Su cuerpo comenzaba a temblar, trataba de convencerse a si mismo de que solo había sido un polvo, una noche mas.

Mira que lo intentaba con todas sus fuerzas, pero sus barreras caían, y cada vez que observan a esa serpiente, no podía evitar pensar: estoy enamorado de ti.

Tras las máscara.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora