Soup II; Cole Sprouse.

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2 semanas después...

Vaya que Cole Sprouse era una hombre de palabra, un real caballero. Porque cuando un verdadero hombre dice que se acaba, se acaba.

Una amarga carcajada brota de mis labios antes de calmarla con un sorbo de mi vino favorito (que se estaba por terminar)
Ni un mensaje, o llamada, o maldita carta; absolutamente nada.

Cuando terminas una relación esperas que por respeto el que fue tu pareja fingiera un poco el dolor que le causaba perderte, eso ayudaba a la superación, el avance propio. Pero yo me había olvidado un detalle, Cole y yo nunca fuimos pareja, yo no podía esperar nada de él, y eso me lo dijo antes de todo, fue su estúpida condición y la más idiota de todos (yo) acepté.

¡Pero qué digo, que desconsidera soy! ¡Claro que había algo! Mi vista dejó a aquella copa casi vacía para volver a ver la pantalla de mi celular.

¡Pero qué digo, que desconsidera soy! ¡Claro que había algo! Mi vista dejó a aquella copa casi vacía para volver a ver la pantalla de mi celular

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—Menuda mierda—pronuncié en la soledad de mi apartamento, era bastante obvio lo que estaba pasando. Y por supuesto, si no me quedaba claro las redes sociales me podían ayudar.

"¡Cole y Lili juntos otra vez!" "MI SHIPP REGRESÓ" "Están destinados" "Cena de reconciliación" "¿No estaba con Alice...?"

Mis ojos se apretaron fuertemente, no iba a dejar que las lagrimas cayeran una vez más, no lo iba a soportar.
Mis últimos días era esto, pobres palabras de aliento y noches largas, muy largas, intentando olvidar lo que para mi mente eran sus mejores recuerdos. ¿Realmente quería hacerlo? Dejar todo atrás ¿Yo era tan valiente? ¿Tan fuerte? Un nudo de formaba en mi garganta y la poca dignidad me rogaba que no volviera a llorar, muy tarde.

—Es mi culpa—susurré—Ellos volvieron por mi culpa, no debí hablar, debí quedarme callada, yo debí...

Mis palabras fueron interrumpidas por el sonido del timbre, no estaba dispuesta a contestar la puerta pero ya estaba siendo muy miserable yo sola, necesitaba compañía.

—¿Eres tú, Anna? Porque si es así estoy lista para la comida China que...—me quedé observando fijamente la puerta, no, no era Anna.

—Los lloriqueos se escuchan hasta mi departamento—

¿Me odias universo? ¿Te hice algo? Porque si es así dime, suéltalo ya y podemos reparar nuestras diferencia ¡sé preparar un buen café!

—No me importa—comenté con una sonrisa fingida—Y si no es mucha molestia—estaba por cerrar la puerta pero Dylan, sí, Dylan parecía tener otros planes.

—¿Puedes dejar de llorar? Tengo compañía—

¡Miren nada más, que atento!
Dylan O'Brien, oh querido Dylan O'Brien; vete a la mierda.

—Muérete—con rapidez cerré la puerta en su rostro, girándome rápidamente en dirección al sofá, ¿acaso era mi mes de mala suerte?

Le lloré a muchas personas en mi vida pero nunca tanto como a mi querido ex ¿amigo con beneficio? Dylan (aunque no se preocupen, quédense en el mismo canal con la misma pendeja para ver como Cole Sprouse, sí amigos míos, COLE SPROUSE supera este increíble hecho, no dejen la sintonía) o también conocido como, mi vecino.
Claro que era obvio lo patética que era, yo no aprendía, no me aburría de ser el pasatiempo de las personas.
Pasatiempo.
Exactamente esa palabra utilizó para mí antes de cortar conmigo o lo que sea que tuvimos por irse con otra mujer; una más bonita, tengo que admitir.

Aunque sí, a Dylan no le bastaba con arruinar y romper mi corazón una vez, sino que también ayudó a que mi próximo tormento me conozca. Gracias a una fiesta que realizó meses atrás y que cierto chico se perdiera buscando la dirección, conocí a Cole.
¡Increíble imbécil, siéntete feliz!

—¿Alice?—se escuchó justo detrás de la puerta.

Carajo, me escuchó.
¿Acaso puede oír pensamientos?

—Hey, Alice—

Que hijo puta, tiene poderes.

—¡Alice!—

—¡¿Qué mierda quieres?!—

Un silencio se escuchó, unos cortos minutos de silencio.

—¿Es por Sprouse?—

Suficiente, no merezco esto. A duras penas y con la cabeza dándome vueltas caminé hacia mi habitación, destrozada y totalmente derrotada me hice bolita en mi cama.

Muéranse, muéranse todos.

Todo me salía mal últimamente, todos querían hacerme mierda al parecer y a nadie, NADIE, le parecía importante detener esta injusticia contra mi persona por parte de, no lo sé, EL MUNDO.
Encendí la tv esperando aislarme de todo pensamiento que comiera el poco cerebro que me quedaba.

¡Volvieron, es oficial! La pareja más deseada por los adolescentes volvió a...

Apagué rápidamente la mierda que tenía enfrente, no sabía ni a quién se refería puesto que no le di tiempo de anunciar nombres pero ya era suficiente.
Mi celular, que había traído conmigo antes de adentrarme a mi cueva personal, picaba en mis manos, gritaba porque lo usara, LLORABA ATENCIÓN; y yo no era quién para negárselo.


¿Sabes algo? Eres un imbécil.
Enviar.
¡Más que eso! Eres un completo idiota.
Enviar.
Te odio con todo mi corazón.
Enviar.
Quédate con ella, maldito cerdo malagradecido.
Enviar.
Estoy tan rota.
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No lo vales, no vales nada.
Enviar.
Te extraño.
Enviar.

Y sin más caí en un profundo sueño, recordando cada una de sus caricias y maldiciendo una y otra vez mis decisiones, mis malas decisiones.

One shots de Cole SprouseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora