Roger Taylor aún con su traje de colegiala, se encontraba sentado en una camilla mientras observaba a su ex-novia con una bolsa de hielo sobre la cabeza y en sus pensamientos, agradeció que nadie sabía sobre la grabación del video de su banda Queen, porque en ese caso sería muy extraño que los otros trabajadores lo vean actuar como una verdadera dama.
Las memorias que tenía con Connie volvieron a él. Una relación que duró un año, en 1978, que fue terminada por sus infidelidades ya que su mala manía de ser un sex symbol del rock n' roll, solo llegaron a romper el corazón de la muchacha.
El primer día que la vio él tenía veintinueve años y ella sólo dieciocho. Fue en los camerinos de la banda, en donde las mujercitas desesperadas hacían fila para al menos pasar un buen rato con los músicos, y la pelinegra asustada tratando de encontrar a sus amigas, caminó de un lado a otro para poder orientarse, pero terminó llegando al baño de hombres en donde cruzó miradas por primera vez con el rubio de ese entonces cabellos largos y de preciosos ojos azules, que se encontraba arreglando su remera. Roger aquella noche fue muy amable, veía en su mirada lo nerviosa que estaba, era obvio que no era el círculo social de la joven, así que solo se dispuso a ayudarla para regresarla a casa a salvo. Dejó de comportarse como un rompecorazones y por primera vez fue sensato, la enamoró, lo logró, pero la cagó. Ella era mucho para él.
Al finalizar aquel año, el rompimiento de aquel romance si llegó a dañar a Taylor. Aunque se le haya visto coquetear con otras mujeres luego de su noviazgo con Connie, solo era para llenar el vacío que tenía. Por eso el volver a ver aquellos ojos café, los cabellos negros ondulados, sus labios gruesos después de seis años, hizo que dentro de él sus sentimientos vuelvan a florecer y por alguna razón le dió esperanzas, pero sabía que era en vano, pues ella no lo podía ver ni en pintura.El rubio se percató que la enfermera pasó a atender a un trabajador, y él al acomodarse la falda que aún traía puesta, decidió adentrarse a la habitación en donde la pelinegra, con una mano sosteniendo el hielo, se encontraba echada observando la acogedora habitación.
—¿Te encuentras mejor? —preguntó con la voz de "mujer".
—Sí, no fue grave —le respondió amablemente.
—En serio siento haberla golpeado tan fuerte —en serio estaba apenado.
—Fue mi error —dijo al sentarse sobre la misma cama—, tenía mis ojos puestos solo en ese tonto mapa.
—¿Buscaba a alguien? —intentó sonar casual.
—A una amiga de la academia de diseño, estaba encargada de recrear trajes de la época de la revolución francesa —comentó—. Supongo que le diré que me los lleve a mi casa —se encogió de hombros.
—Tiene mucho trabajo por hacer —dijo.
—Al menos me concentro en algo en vez de preocuparme por otras cosas —agachó la mirada—. Pero basta de formalidades, no tienes que mostrarte tan educada —rió. Roger sintió un remolino por dentro, hace tiempo que no veía su sonrisa—. Puedes tutearme —le sonrió—, soy Connie, ¿tú?
—Rog... —pausó, por poco y la fregaba, la pregunta en serio que le dejó con la mente en blanco—. Ina.
—¿Ina? —se mostró sorprendida—. Primera vez que escucho ese nombre, ¿de dónde viene?
—Ah... —estaba dudoso—, diminutivo de Rogerina.
—Rogerina —repitió—, me gusta más como suena Rogerina —le volvió a sonreír.
—Puedes considerarlo como el femenino de Roger —intentó sonreír.
—No lo compares con ese nombre asqueroso —dijo al quitarse el hielo de la cabeza—, tú pareces buena persona, así que Rogerina será todo lo bueno.
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(Roger)ina «Roger Taylor»
Nouvelles«Dios sabe que me he enamorado.» Al no poder acercarse a ella como verdaderamente era, en el papel de Rogerina logró lo que no pudo hacer en años. Nadie podría sospechar, pues ¿quién iba a imaginar que luciría tan bien como una mujer? 3er Puesto en...