Acomodándose su casaca negra de cuero, apartó su mirada de los ojos café de su ex-novia y decidió mirar a su alrededor. Diversas muchachitas le sonreían, mientras que otros dudosos no sabían si debían de acercarse a él para obtener una fotografía o autógrafo.
—Es todo tuyo —le dijo Connie a su compañera de trabajo, quien miraba a Roger desde la ventanilla de la cocina.
—Bueno, no te quejes si término casándome con él —le respondió su colega de manera burlona.
Connie rodó los ojos y trató de ignorar la presencia de su ex-novio mientras se dedicaba a secar algunos vasos, pero sin querer observó como la pelirroja se acercaba al rubio con una libreta de notas.
—Hola —dijo amablemente la mesera al rubio— ¿me recuerdas? —le sonrió.
—Claro que sí Jennifer —intentó ser amable.
La pelirroja le seguía sonriendo, pero Roger trataba de observar a Connie, quien seguía en la ventanilla.
—¿Qué vas a desear? —le preguntó de manera atrevida—, me puedes pedir otras cosas cuando acabe mi turno.
—Si, ah... —se mostró un poco incómodo—, Jennifer, te conozco de hace tiempo y eres muy linda pero en serio no creo que seas mi tipo.
El rostro de la mesera se transformó en uno confuso, la estaba rechazando pero no era cualquier rechazo, era uno especialmente por parte de Roger Taylor.
—Entiendo —dijo ella en voz baja, observó a su alrededor y podía ver como los comensales se interesaban en que sucedía con el artista.
—Lo que sí quiero, es que otra persona venga a tomar la orden —inclinó su cabeza para ver a la ventanilla.
Jennifer giró y también vio a su colega, quien desde su puesto giró rápidamente, pues no entendía porqué ambos la estaban observando.
—¿Quieres a Connie? —le preguntó, al volverlo a ver.
El rubio solo asintió.
—Luego de lo que le hiciste —siguió hablando—, no creo que quiera verte —fue honesta.
—Al menos déjame intentarlo.
—Bueno —respondió tímida y se dirigió hacia su compañera.
Connie quien se puso a secar los vasos rápidamente, se sentía más nerviosa al ver a la pelirroja avanzar hacia ella, hasta un punto que dejó el vaso sobre la mesa e intentó abandonar la cocina.
—¡Connie! —gritó Jennifer en voz baja.
—Maldición —murmuró.
Todos sus compañeros observaron la escena, la pelinegra de espaldas mientras que su colega estiraba la mano con la libreta de notas. Connie giró, la observó y le arranchó la libreta para así dar un último suspiro y dirigirse a su ex-novio.
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(Roger)ina «Roger Taylor»
القصة القصيرة«Dios sabe que me he enamorado.» Al no poder acercarse a ella como verdaderamente era, en el papel de Rogerina logró lo que no pudo hacer en años. Nadie podría sospechar, pues ¿quién iba a imaginar que luciría tan bien como una mujer? 3er Puesto en...