Todos los pasajeros para el vuelo Madrid-Nueva York diríjanse a la puerta quince. -Decía una voz femenina, distorsionada por los altavoces del gran edificio. Nunca me había parado a pensar en lo grandes que pueden llegar a ser algunos aeropuertos.
Un cambio. Eso es lo que los médicos decían que necesitaba. La verdad es que físicamente no tenia ninguna molestia, solo me dolía un poco la zona en la que había tenido el mordisco. Decían que con el trauma que había sufrido lo mejor era salir de mi entorno habitual y cambiar por completo de lugar. Quizá tienen razón. Ya habían pasado tres meses desde el accidente, y algunas veces se me venia a la cabeza el día que me desperté en el hospital y me dijeron que mi familia estaba muerta. Pero luego ella se cuela en mi cabeza. Su hermoso pelo ondulado, moviéndose ligeramente con la brisa que había en la colina, y el brillo de sus preciosos ojos de color esmeralda, que harían parecer simples piedras sin brillo a cualquier joya. No podía sacármela de la cabeza desde aquel día. El problema es que no la voy a volver a ver mas. No tengo ni su número de teléfono, ni su correo electrónico, dios, ¡ni siquiera se su nombre!
Al estar tan absorto en mis pensamientos casi pierdo el avión.
-Su billete, por favor. -Me dijo la azafata al entrar al avión.
Se lo di, mientras miraba un poco el avión. Era muy grande, dos salidas adelante, seis a lo largo del avión, dos al final. La cabina del piloto tenia una cerradura con combinación electrónica, pero de baja seguridad, ademas, la azafata más joven llevaba la combinación de la puerta escrita en un papel que guardaba en uno de los bolsillos de su chaqueta. El hombre del asiento treinta y seis era asmático dada su dificultada al respirar.
Agite la cabeza y volví en mi. Desde el accidente eso me pasaba algunas veces, me fijaba en cosas de las que poca gente se podría dar cuenta, y además lo hacia con una velocidad de procesamiento espeluznante.
-Aquí tiene. Asiento doce. Disfrute del vuelo. -Me dijo devolviéndome el billete.
Llegué a mi asiento, coloque mi equipaje arriba y cogí mi mochila y la puse a mis pies cuando me senté en el sillón. Mi tío se había empeñado en que fuera en primera clase para que el viaje me resultara lo más relajante posible, pero lo que más me relajaban eran mis cascos. Esos grandes cascos morados habían sido mis mejores amigos estos últimos meses. Cuando mis amigos se enteraron del accidente, todos vinieron a verme, pero yo no podía estar con ellos. Al principio estaba completamente cerrado al mundo, y esos cascos me ayudaban a relajarme. Mi tío es un hombre con bastante dinero, casi se podría decir que es rico. Es uno de los ejecutivos mas exitosos de Nueva York. Tiene un piso enorme en Central Park. De pequeño había ido un par de veces a visitarlo. Se podía ver toda la ciudad desde su ventana, era una vista impresionante, y ese iba a ser mi nuevo hogar.
-¡Drake! ¿Qué tal estas hijo, te gusta tu nuevo hogar? -Mi tío me hablaba alegremente, como le hablaría a cualquiera, y eso me gustó. Ahora todo el mundo me hablaba como si me fuera a romper en cualquier momento, y lo odiaba. -Bueno, ¿qué tal el vuelo, estabas cómodo?
-Sí, y muchas gracias, pero ya te dije que cogerme el asiento en primera clase no era necesario.
-Tranquilo, que no fue ninguna molestia. Bueno, tu tía tardará un poco en llegar. Yo hoy no tuve trabajo así que llevo todo el día en casa, y la verdad es que lo agradezco mucho, el trabajo de oficina es agotador, pero hoy pude hacer lo que yo quisiera. -Dijo mientras se reía. -Tu habitación está arriba, es el cuarto piso entero, ¡y ni se te ocurra decir que es mucho! -Me amenazó en broma.
-De acuerdo. -Dije riéndome. Hacía mucho tiempo que no me reía. La verdad es que mi tío es una persona muy amable y graciosa.
-¡Vamos! ¡Vete a ver tu habitación! ¡Seguro que estas deseando saber como es! He puesto un montón de cosas que creo que te puede gustar, si hay algo más que quieras solo tienes que decirlo.
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Lobo Solitario
Teen FictionUn chico destrozado, hundido debido a una terrible desgracia, que encuentra un leve rayo de esperanza, que se desvanece casi al instante. ¿Podrá seguir viviendo después de haberlo tenido tan cerca y haberlo perdido, o acabara hundido a causa de los...