Era una bonita mañana de invierno cuando salimos de casa. Mi padre iba conduciendo, con mi madre a su lado, mientras mis dos hermanas y yo íbamos atrás, discutiendo por cualquier tontería como era habitual. Nos dirigíamos a las montañas, a una casa que teníamos allí, en la que pasábamos los inviernos para disfrutar de la nieve. Todo era normal como siempre, hasta que ocurrió. Íbamos por la autopista prácticamente solos, ya que con toda la nieve, casi nadie se atrevía a salir. Un camión empezó a adelantarnos, y cuando estaba a nuestra altura, por alguna razón dio un volantazo y se echó sobre nosotros. Cuando chocamos, nuestro coche volcó debido a la fuerza del camión. Estaba mareado, y cuando abrí los ojos, vi a mi padre sangrando por la cabeza, y a mis dos hermanas y a mi madre inconscientes. El cinturón estaba estropeado, así que cogí la navaja que era de mi abuelo, que se la dio a mi padre, y este me la dio a mi. Corté tanto mi cinturón como el de mis hermanas, mientras veía a mi padre hacer lo mismo con mi madre. Salí del coche, para poder sacar a mis hermanas, y cuando estaba fuera me fije en el camión. También había volcado, y en el trailer, había algo que se movía, algo que lo movía bruscamente, queriendo salir, pero no tenia tiempo para fijarme en eso. Tanto mi coche como el camión estaban ardiendo, y el combustible podría explotar en cualquier momento. Mi padre intentaba abrir su puerta, pero el golpe la había deformado y no se movía. Veía como el fuego se acercaba al deposito mientras tiraba de mi hermana mayor, pero era incapaz de sacarla, ya que sus pies se habían enganchado con el asiento. Seguí tirando con más fuerza, tenia que sacarlos a todos de ahí, y entonces fue cuando el fuego llego al deposito. Oí un ruido ensordecedor, y en seguida empecé a notar un calor abrasador. Sentía como mi piel ardía, y entonces sentí como algo se clavaba en mi cuello y tiraba de mi hacia atrás, al mismo tiempo que me empujaba la onda expansiva de la explosión. Inmediatamente me quede inconsciente.
Los equipos de emergencia me encontraron a unos quince metros del coche, con quemaduras de grado tres y un mordisco en el cuello aparentemente perteneciente a un animal salvaje. Me llevaron inmediatamente al hospital. Pasaron tres días hasta que me desperté. Los médicos estaban sin palabras, según los daños que sufrí a causa de la explosión deberían haberme matado, o si sobrevivía habría quedado como un vegetal, pero ahí estaba, completamente consciente y cuerdo. Pero lo que a mi mas me impresiono fue mi cuerpo. No había rastro de ninguna quemadura, ni tampoco del mordisco, y lo mejor de todo, ¡Tenia músculos! Siempre tuve un cuerpo atlético, ¡pero esto no tenia nada que ver! ¡Parecía un autentico deportista profesional! El medico que me estaba tratando vino a la habitación para explicarme un poco lo que tenia. Me dijo que era una cosa inaudita que hubiera sobrevivido y mas aun que estuviera sin secuelas. Al oírle decir la palabra sobrevivir inmediatamente se me vino a la cabeza mi familia. Se me abrieron los ojos como platos y le empecé a preguntar ansioso donde estaba mi familia.
-Lo siento...- Fue lo único que me dijo el doctor.
Me quede inmóvil, pálido por la noticia que acababa de recibir. Mi familia, había desaparecido para siempre. Se habían marchado para no volver. Tarde cinco minutos en llegar a darme cuenta del todo de lo que significaba. Mi padre, mi madre, mi hermana mayor y mi hermana pequeña, muertos. Todos muertos. Empecé a chillar con todas mis fuerzas. No podía ser verdad, tenia que ser una pesadilla. Salte por la ventana de la habitación cuando vi por el rabillo del ojo como las enfermeras llegaban a mi habitación. Era un cuarto piso, pero caí al suelo sin ningún problema, sin hacerme daño. Empecé a correr, a correr sin parar ni mirar atrás. Nunca había corrido a esa velocidad, sentía que me movía de una manera impresionante, me notaba ágil, los movimientos no me suponían ningún esfuerzo, los músculos no se cansaban. Pero ni siquiera estaba pensando en eso, lo único en lo que pensaba era en la impotencia de no haber podido hacer nada para salvarlos. Estaba rabioso, y cada vez subía más la velocidad. Tenía delante de mi un muro de unos cinco metros de alto. Tomé impulso y lo salté sin problemas. Corría sin saber a donde me dirigía, sin pensar donde podría acabar, pero no me importaba.
Cuando quise darme cuenta, estaba en una colina, llena de hierba de un color verde precioso, con el cielo despejado, de un color azul celeste. Había una vista preciosa de la ciudad desde allí. El lugar entero inspiraba paz, y me ayudo a relajarme algo y empece a intentar acostumbrarme a que nunca mas iba a volver a ver a mi familia. Ese sitio parecía un autentico paraíso.
-Precioso, ¿verdad?- Oí una voz tierna a mis espaldas.
Cuando me gire vi a una chica preciosa. Debía de tener mi edad, tenía el pelo ondulado de color castaño claro, con unos toques de rubio, y unos precios ojos de color esmeralda. Vestía una camiseta negra de tirantes, con las palabras "True Love" escritas en ella, con un top corto de color rosa por debajo de la camiseta, y unos pantalones vaqueros que se ajustaban perfectamente a su esbelto y precioso cuerpo. Era la persona más hermosa que había visto en mi vida, parecía un ángel caído del cielo.
-Si, si que lo es- le conteste yo, relajándome un poco, notando como la rabia que antes sentía iba disminuyendo. Era como si al estar cerca de ella todos mis problemas se desvanecieran.
-Este es uno de mis lugares favoritos de toda Asturias- me dijo mientras se sentaba a mi lado. -Además, cerca de aquí hay un pequeño lago. Todos los días que venia aquí, me bañaba en el lago y después me tumbaba aquí a tomar el sol, mientras contemplaba el precioso cielo azul. Es como si al venir aquí, todo lo relacionado con el mundo exterior desapareciera, y solo existiera esta colina.
-Se a lo que te refieres. Este lugar inspira paz. Da gusto estar en aquí.
-Si. Creo que es lo que más voy a echar de menos de aquí. Dijo con tono nostálgico.
-¿Te vas?
-Si. Es mas, me voy justo ahora- Dijo mientras veía a un hombre adulto haciéndole señas para que fuera hacia el coche. -Bueno, ha sido un placer conocerte. Asegúrate de disfrutar de este sitio por mi, que te veo algo triste. ¡Este lugar no admite la tristeza! - Dijo con una sonrisa angelical, que hacia que se viera más hermosa todavía, lo cual era muy difícil. -Bueno, me marcho ya. Espero que nos volvamos a ver. ¡Adiós! - Dijo mientras corría hacia el coche a toda velocidad.
-¡Espera! ¡No me has dicho tu nombre! -Pero antes de poder terminar la frase, el coche ya se encontraba lejos.
Parte de la tristeza se había ido al ver a la chica. Era imposible. Me había enamorado.
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Lobo Solitario
Fiksi RemajaUn chico destrozado, hundido debido a una terrible desgracia, que encuentra un leve rayo de esperanza, que se desvanece casi al instante. ¿Podrá seguir viviendo después de haberlo tenido tan cerca y haberlo perdido, o acabara hundido a causa de los...