Fase 2: Ira

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—Un gilipollas y ciego además ¿Me oyes? ¡Cie-go! Tiene que estarlo si me ve desnudo en las putas duchas y decide irse, es que

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—Un gilipollas y ciego además ¿Me oyes? ¡Cie-go! Tiene que estarlo si me ve desnudo en las putas duchas y decide irse, es que... ¡Menudo gilipollas! —me lanzo sobre la cama, gritando eso último contra la almohada de Namjoon.

Mi amigo me escucha pacientemente mientras teclea algo en su ordenador y me mira con una mezcla de compasión e incredulidad. La típica mirada del te lo dije que por suerte no ha pronunciado.

—Quizá simplemente no le gustes.

—¿Qué no le gusto? ¡¿Qué no le gusto?! —pregunto, saltando de la cama con agresividad y arrojando mi cojín hacia su cara. Lo esquiva sin mucho esfuerzo y eso me enfurece más. — ¿Tú me has visto? Podría gustarle hasta a una puta piedra y ¡No me jodas con que no le gusto, Nam, la tenía dura como una roca! Lo que sucede es que es un imbécil y se cree mejor que yo. —mascullo, la cara ardiéndome de vergüenza con solo recordar la humillación en las duchas y los ojos doliéndome de tanto contener el llanto histérico que amenaza con romperme.

Él suspira y se levanta de la silla frente a su escritorio. Cuando se sienta a mi lado rodea mis hombros con su brazo y me estrecha firmemente contra él. Suele hacer eso cuando no sabe qué decir, pero quiere reconfortarme; milagrosamente, siempre funciona. Con su abrazo logran hacer remitir mis lágrimas.

—Es que... le odio tanto, Namjoon, le odio tantísimo. Debería querer romperle la cara y no chuparle su gran polla, pero es demasiado jodidamente hermoso ¡En injusto! Además de que yo voy a ligar con él, me rechaza y... ¡De ese modo! Fue tan humillante, nunca me había sentido así, lo odio tantísimo. Cada vez que me acuerdo me siento tan horrible que quiero vomitar.

—Jimin... —susurra mi amigo, separándose de mí mirándome directo a los ojos. Los suyos relucen con preocupación y su rostro verdaderamente serio capta mi atención.

—¿Sí? —pregunto, demostrándole que tengo interés en escucharle, aunque no siempre sea así.

—Aléjate de él. Tu eres muy altivo y Jeon... él quiere bajarte de tu trono. Yo creo que la caída te mataría, así que hazte un favor y no te acerques más. —Namjoon sonríe complacido cuando asiento, lenta y robóticamente. Después me da un par de palmaditas antes de romper el contacto conmigo.

—No te preocupes —añado, enfurruñado y con los brazos cruzados sobre el pecho. —, no quiero volver a verlo en mi vida.

Mierda. La fotografía, la maldita fotografía en su teléfono. Ahora que él me ha abochornado de ese modo no quiero de ninguna forma que tenga un recuerdo de mí y menos uno como ese, pero ¿Qué puedo hacer para remediarlo? Yo mismo tomé el teléfono y yo mismo apunté con la cámara a mi polla erecta pensando que terminaríamos por follar y que quizá ese sería un buen regalo de despedida de mi parte. Ahora mismo solo es una prueba de que Jungkook es experto en hacerme parecer un arrastrado, maravilloso. Realmente maravilloso.

—Venga, no pongas esa cara larga. Esta noche nos vamos a tomar algo y te invito yo a todo el alcohol que te puedas meter en el cuerpo sin causarte un coma etílico.

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