La crema rosa

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Anoche tuvimos sexo, fue genial, sin largos preámbulos, perfecto para los 30 minutos antes de dormir.
El insomnio apagó al fin su persistencia, dormí hasta que sonó la alarma.
No tenía hoy de que quejarme  hasta hace 10 minutos que comencé con el dilema de la crema.
La elección de una para untarme pone fin a mi calma. Paso la toalla sobre mi espalda más veces de lo normal, cepillo mi cabello, me siento a ver el teléfono y aún desnuda hago tiempo para pensar en ello.
Tardé más en vestirme que en bañarme.

El frasco de color y aroma a rosas se abre para merecer mi piel. Al final del día, el olor a ternura no agitará la pasión para esta noche, la de ayer fue excepcional, hoy queda dormir abrazados con olor a rosas.

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