¡No soy un corderito![1] /Yoonmin (Omegaverse)

XXIX

JiHyun llego a su casa, arrastrando un cadáver sin importarle las miradas aterradas de los transeúntes. Era su premio, iba a exhibirlo, porque aunque hubiera leyes y moralidad humana, su instinto siempre tiraría de la peor forma. Claro que cuando cruzo la puerta, todos estaban en la sala, mirándola como si hubiera enloquecido.

—Estoy segura que eso es ilegal— la primera en acercarse a chequear el cadáver fue Hyuna, bastante impresionada por el tamaño y anatomía.

—No me importa, tres Lechuzas me atacaron mientras estaba vigilando a la Manada Min... y es la primera vez que veo a un ser alado, quería traerlo un poco para mirar el material que recubre sus patas, además sus plumas son hermosas, si las limpio será un adorno de caza magnifico— Gayoon le dedico una mirada de completa sorpresa a su hermana.

—No es un Demon, es un cambia-forma, no está prohibido que matemos durante una lucha, pero comer su carne o usar su piel y garras para premios, es castigado, no puedes hacerlo— JiHyun murmuro molesta por las estúpidas reglas, ella quería un tocado de plumas, sería único y valioso.

—Muy bien JiHyun, te has estado luciendo en cada batalla— Taek, el hermano mayor de Jimin y el futuro Alfa del Harem de las Leonas, se acercó a la Omega que parecía lista para saltar encima a quien quisiera quitarle su premio. —Esas gallinas voladoras debieron usar alguna sucia trampa para poder lastimar tu espalda, porque no vamos para que puedas limpiarte y desinfectar esos pequeños rasguños.

El Alfa sobo la mejilla de JiHyun, quien correspondió animada, para acto seguido soltar al ser alado y abrazar a Taek —Así fue, se confiaron porque estábamos en el aire y no podía cambiar, trataron de matarme mientras me era casi imposible devolverles el golpe. Fueron de lo peor, me hubiera gustado tener la oportunidad de torturarlos por ser unos rastreros gusanos— el León la lleno de besos y halagos, mientras los demás se miraban furiosos, estaban allí tranquilos mientras una de sus compañeras pudo haber sido herida de gravedad.

—Encontraremos donde se esconden y especialmente haremos que las familias de esos que te lastimaron, sean los que más sufran— a JiHyun le encantaba cuando el siempre sereno Taek, se ponía así de agresivo.

— ¿Me darás un baño con esponja? — ronroneo la Leona toda mimosa.

—Si crees que puedo reemplazar un fabuloso tocado de plumas, déjame ser quien recompense todo tu esfuerzo— Jimin vio interesado el cómo su hermano alejaba a JiHyun del cadáver, para que las demás pudieran hacerse cargo, y nadie se metiera en problemas. Taek como cualquier León Alfa, tenía los instintos necesarios para manejar a varias Leonas, aun cuando alguna no quisiera, como Hyuna, el Alfa parecía saber que necesitaba cada una.

— ¿Qué deberíamos hacer Líder? — le pregunto Gayoon, mirándolo desde arriba del respaldo del sofá, donde estaba echado, lamentándose de todo. El Leoncito se sentía genuinamente preocupado por el bienestar de Yoongi, pero no quería ir a verlo.

—Pueden ir a sondear el territorio por posibles amenazas, aunque avisar a las autoridades sería igual de pertinente— todas las Leonas bufaron a su alrededor, dedicándole malas miradas. Jimin se hundió en el sofá dándoles la espalda, él sabía lo que trataban de hacer.

—Vamos Jimin, nuestro terco y orgulloso Líder. Yoongi ha estado preguntando por usted, si puede venir o si ya no esta tan enojado para tener una oportunidad de arreglar su relación— ahora Sohyun también estaba presionando.

—Tal vez lo dice por compromiso ya que JiHyun está yendo todos los días. Ya déjenme, solo quiero dormir— trato de gruñir, pero solo salió rasposo, casi como un simple carraspeo.

—Esto es imposible— se quejó Hyuna, justo esa mañana había obligado al Leoncito a salir de la cama y bañarse. Pensó que eventualmente sería una batalla de quien afloja primero, por el contrario, Jimin parecía un saco de huesos, su piel bronceada y el rubio de su pelo estaba palideciendo. Tampoco liberaba las feromonas que las mantenía tranquilas. —Contratemos los servicios de un Can de rastreo, ya que tenemos un cuerpo no será difícil hallar el nido de esas ratas con plumas.