Capítulo 17. Final Malo

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Final Malo

Una fuerte ventisca los azotó, teniendo que cubrirse el rostro con el antebrazo y empezando a avanzar a lo que la fuerza de sus pies les permitía. Podían escuchar gritos, todo a su alrededor parecía como si fuese arena, les costaba ver lo que tenían al frente.

—Lo siento tanto.
—¡No quería matarlo!
—No tuve tiempo de decirle cuanto la amaba... no tuve tiempo.
—Habían tantas cosas que quería decirle antes de morir... tantas cosas.

—¿Ves eso? —preguntó el rubio alzando la voz. —¿Qué son?

—¡Son almas perdidas! ¡No las escuches!

Con dificultad, podrían ver una enorme masa negra frente ellos, se trataba del núcleo del condensador. De allí salían todas esas almas, tanto las buenas como las malas.

—Mi bebé... he perdido a mi bebé.
—Perdóname.

En tan solo un parpadeo, empezaron a ser rodeados por las entidades. Una a una se lanzaban contra el pelinegro logrando tirarlo al suelo, por más que intentara levantarse siempre llegaba otra que se lo impedía. El rubio se acercó a él, dejando que la energía de la bestia residente en su cuerpo se liberara, llamando la atención de las entidades.

—Tienes que seguir, solo tú puedes destruir esta cosa. —lo ayudó a levantarse y antes de que el otro renegara ante la idea, le dio un rápido beso en los labios. —Estaré bien.

—De acuerdo.

Dejando a su novio atrás, continuó avanzando hacia el núcleo del condensador. Varias almas negras no sujetaban de los tobillos, incluso de los brazos, con la intención de detenerlo. Sasuke lograba soltarse del agarre, las fuerzas de las almas no era la suficiente para hacerlo retroceder.

A sus lados empezaron a aparecer las distintas personas que marcaron su infancia, por más que trataba de ignorarlas, no lo lograba. Lo miraban con rechazo.

—No quiero que tus estupideces sobre fantasmas la vayan a afectar, te quiero lejos de ella, ¿entendido?

—¡Estoy harta de ti!

—No eres más que un mentiroso necesitado de amor, ¡nadie te lo dará!, deberías simplemente morirte.

Visualizó la máquina frente a él, apenas fue que logró jalar la palanca que destruiría el portal al inframundo. Su vista se tornó borrosa, y al abrir sus ojos veía un auto que se había estrellado con otro. Un niño protegía a un bebé entre sus brazos, sabía que se trataba de Itachi por la energía que que sentía en su pequeño cuerpo. Y el bebé, era él...

En otro parpadeo se encontró en un lugar tranquilo, con una suave brisa. Estaba en medio de un gran campo, el pasto tenía un hermoso color verdoso, el cielo estaba despejado. Todo era calma, lo cual lo hacía pensar si había muerto.

Se sorprendió al ver a un hombre frente a él. Era más alto, con el cabello largo y negro, sus ojos era iguales a los suyos. Su mente sólo pensó en una palabra.

—Itachi... —sus ojos se humedecieron, estaba frente a su hermano, y hasta ahora se enteraba de ello. —No pudimos separarnos, nuestras almas se quedaron unidas. Yo... te amé y odié durante todos estos años. Pero siempre fuiste parte de mí. 

El panorama se oscureció, el viento se volvió frío y más fuerte. El menor miró a su alrededor, el lugar había perdido su belleza. Al mirar de nuevo a Itachi, quiso extender su mano, pero el cuerpo de este se desvaneció en millones de luces.

Una luz intensa lo cegó unos segundos, cuando pudo enfocar su visión, habían dos portales, uno que cada lado de él. Cada uno representaba la vida y la muerte; se acercó al de color casi negro, a la distancia podía ver a Naruto tratando de protegerse de las entidades.

Devolviendo Tu Felicidad [NS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora