Avisa cuando llegues

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Nadie sabe lo que es el miedo a que te violen y te maten más que nosotras.
Lo vivimos durante el día y más de noche. Es un miedo que empieza desde que abrimos la puerta de nuestra casa hasta que volvemos y escuchamos la puerta cerrarse atrás nuestro.
Durante nuestras salidas nos olvidamos del miedo porque estamos juntas y sabemos que estamos protegidas pero cuando volvemos a medianoche o a la madrugada parecemos desarrollar un sexo sentido llamado 'atención extrema' donde sospechamos de toda persona que divisemos en la calle. Cuando es mujer volvemos a respirar y decidimos no tratar de pasarla rápido pero cuando es un hombre el sentido se afila y todos son la misma amenaza latente.
¿Cuantas cuadras tuvimos que cruzar y correr para evitar un encuentro con un posible? Porque cuando sos mujer, todos los hombres son posibles y si no avisas, algo te pasó. Alguien, te pasó.
¿Que hacemos entonces? Avisamos que llegamos. Como si nuestro nombre estuviese marcado con rojo hasta que lo digamos.
¿Que tanto lo naturalizamos? Pensá que sin tu 'llegué', entonces nunca volviste como las millones de compañeras que nunca volvieron. 
Nuestra revolución feminista ya empezó hace muchos años incluso antes de que naciéramos entonces ¿cuando vamos a llegar al punto en el que este sexto sentido sea eliminado de nuestras mentes y cuerpos, al punto donde ningún hombre nos confisque como propiedad, viole y mate a su antojo? ¿Cuantas calles más vamos a tener que cruzar, cuantas compañeras más se van a ir?
Desconozco la respuesta pero conozco nuestro deber. Ocupar esas mismas calles con los rostros de nuestras compañeras en alto, presentes en nosotras mismas exigiendo nuestra libertad y autonomía como personas.
Por ellas y por nosotras avisamos cuando llegamos pero eso solo no basta. 
Rompamos todo. Absolutamente todo.

FeministaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora