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Troye Sivan - Easy

PREFACIO 

Verano 2017

La música parecía eterna, notó soltando un suspiro ahí, sentada en una de las hermosas mesas. Inmersa en sus pensamientos, como solía, observando con ojo agudo todo lo que a su alrededor ocurría. Jessica, su hermana tres años mayor, conversaba con ese chico, ese con el que Mariené sabía sucedían cosas más allá de la relación laboral, aunque lo negaran los dos. Observarlos a hurtadillas la hacía reflexionar más de la cuenta.

Sonrió sacudiendo la cabeza mirándolos aunque con disimulo, intrigada. Estaba convencida de que el miedo a dejar de ser quien se es a veces era más poderoso que cualquier sentimiento, por lo que aventurarse en una situación tan incierta como la atracción era algo que se le temía más que aventarse del mismo Everest sin paracaídas. Quizá eso ocurría con su hermana y él.

Rio discreta al notar que de nuevo discutían. Sí, eso era lo de diario, luego se perdían durante un rato y al regresar, la marea bravía desaparecía. Perdió su atención en su alrededor, sonrojada. Era bien consciente de lo que venía a continuación y prefería fingir no saberlo.

Mariené nunca había sentido nada por nadie que significara algo, que recordara siquiera. Tampoco lo buscaba o esperaba, si era sincera. Así se sentía cómoda, feliz. Tenía un maravilloso plan de vida y pensaba continuarlo. Por lo mismo, lo que hacía Jess le parecía bien, si para ambos funcionaba.

Bebió un poco del vino que le habían servido minutos atrás sin que se percatase. La fiesta estaba en su apogeo. Notó suspirando. Los invitados lucían verdaderamente divertidos, reían cantaban y bailaba sin detenerse. No era para menos, su mamá y Silvano eran tal para cual y lo demostraban llenando de risas su alrededor. Era agradable verlos juntos, saber que ella había encontrado ese alguien con el que deseaba compartir al fin su vida después de tantos momentos tristes. Sí, ese evento era la boda de ellos dos.

Marcia, su madre, bailaba riendo por algo que su ahora marido le decía. Mariené los estudió ahora a ellos, discreta; era una gran mujer, alguien que realmente admiraba, con la que contaba de forma incondicional, el único ser con el que había compartido sus momentos más oscuros, la razón por la que estaba ahí, ese día especial. En cuanto a su padre, él era un buen hombre, también así lo consideraba, lo cierto es que poco lo frecuentaba, viajaba casi todo el tiempo, pero eso no evitaba que estuviese al tanto de ellas, de sus vidas, de sus necesidades. Se divorciaron cuando ella tenía trece años. No lo evocaba con trauma, simplemente como un evento más, no algo que la determinaba.

Marcia, durante todo ese tiempo, no sostuvo alguna relación, o no una de la que ella supiera. Hasta hacía poco más de un año que apareció él. Viudo, muchos años atrás debido a un accidente de tránsito donde su hijo se salvó del impacto y por ello se dedicó a él en cuerpo y alma. Un italiano guapísimo, debía admitir, además de agradable, inteligente y que la adoraba. ¿Qué más podría desear para ella?

—Vamos, Mariené, no te quedes ahí, bailemos —insistió su mejor amiga, Bárbara. La joven dejó la bebida sobre la mesa, sonriendo. No amaba bailar en público, pero tampoco era una amargada, en realidad se podía definir a sí misma como soñadora y solitaria.

Su amiga, en cuanto vio que se ponía de pie, riendo la arrastró junto con sus primos hasta la pista. Su madre, al percatarse de que estaba ahí se acercó sonriente, le dio un dulce beso en la mejilla, tomó su mano y comenzó a contonearse, efervescente. Un segundo después apareció Jessica, acalorada y bailaron riendo, divertidas.

Después de casi una hora la música comenzó a aturdirla, algo común en ella. Se alejó buscando no ser detectada para encontrar un rato de soledad, lejos del bullicio. Lo necesitaba, ese día había sido una locura. Fantaseando, observando su alrededor con atención, anduvo entre los árboles admirando cómo todo estaba finamente iluminado. Los detalles en aquel evento no habían sobrado ni faltado. Le gustaba porque esas lucecillas perdidas entre lo verde de los follajes daban la sensación de estar en medio de un cuento, o de una escena irreal, de esas que solía leer.

Casi Contigo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora