Prólogo

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Desde siglos se ha hablado de leyendas sobre el mar. Criaturas tanto sorprendentes como aterradoras han ocasionado millones de historias, llevadas a tierra por aquellos marineros que con un vaso de ron en su mano derecha contaban con gracia dentro del ambiente festivo de la taberna.

Se tomaban su tiempo para describirlas. Monstruos de más de tres metros que hacían volcar los barcos en las tormentas. Cantos celestiales en una lengua desconocida. Una chica de pelo liso y largo que cantaba a la luna y cuando el capitán, encandilado, dirigía el barco hacia donde la muchacha se hallaba, se encontraba con peligrosas mareas, piedras afiladas, barrancos inestables.

Una muerte segura.

Estas historias pasaron de generación en generación en los pueblos pesqueros y se fueron extendiendo por todo el mundo. Sin embargo, hay otro tipo de leyendas con finales menos fatídicos que solo conocen los viejos navegantes. Estas también cuentan sobre chicas hermosas de ojos profundos e hipnotizantes. Corazones cálidos que ayudaban a los marinos extraviados a encontrar su camino a casa. Se les conocía como selkies. Mujeres que se protegían camuflándose con sus pieles de foca.

Trágicas historias de amor sobre esos seres son contadas en las horas del amanecer por aquellos pescadores que resisten el sueño y la bebida.

Selkies raptadas por hombres cegados por la ambición de poseer algo tan puro, robándoles sus pieles para que no puedan huir de ellos, y de como esas criaturas mágicas a veces conseguían escapar de las garras de esos marineros que no respetaban el mar ni los regalos que este les daba.

En la mar se ven muchos sucesos inexplicables. Un navegante veterano podría relatar desde su propia experiencia cada uno, pero hay una historia específica, un mito que pocos son afortunados de ver.

Cuentan las lenguas antiguas sobre selkies de apariencia singular. Un pelaje color perla que destella con los brillos de los atardeceres. Una belleza que deja ensimismado a cualquiera que pueda verla. Seres etéreos, ángeles del mar.

Incluso entre su misma especie es extraño que nazca algún retoño de esas características. Su aparición causa revuelo, desconfianza, miedo. Pero sobre todo interés y codicia. Codicia por poder capturar y controlar a aquellos ángeles junto con sus asombrosas habilidades.

Es por eso, que en esa calmada noche de invierno. Con los copos de nieve encontrándose con el oleaje, que aquella selkie de piel canela y ojos grises, decide dejar su pueblo, sin aparente remordimiento.

Con el sigilo de la noche, nada entre las algas con el pequeño bulto pegado a su pecho. No debe hacer ruido, pues podría despertarlo.

El camino está despejado. No hay ningún aventurado que haya salido en su misión de seducir a alguna mujer del pueblo humano. Tampoco amantes furtivos que comparten besos llenos de amor.

Demasiada calma.

Al ver las estructuras ramificadas del coral, sabe que está en una zona segura. Aparta el montón de pieles que protege desesperadamente de su pecho. Acaricia su naricita achatada haciéndole retorcerse entre las telas.

Es un ser hermoso.

Se apresura hasta su destino en la superficie. Al llegar, llama dos veces. Toques suaves que sabe que escuchará. Se oye el cerrojo y el rechinar de la puerta. No hacen falta palabras.

Con una mirada triste, le da un beso en la frente a aquella criatura y se la otorga con la muda súplica de protegerlo. La anciana que allí vive, asiente, sin sorprenderse cuando un rayo de luna atraviesa las grietas de la gruta y cae sobre las mantas dejando ver a un pequeño de pelo grisáceo y pelaje igual de blanco que la nieve que está cayendo fuera.

Nadie sabrá de su existencia, le asegura.

Susurra un adiós, junto al nombre del pequeño.

Sabe que nunca volverá a verle. Ser madre se convirtió en una experiencia muy efímera para la castaña, pero sabe que es lo mejor.

No regresará al pueblo, es demasiado arriesgado y vagar sola con el niño que mañana cumplirá una semana no es opción.

Suspira mientras se envuelve en su cálida piel. Se hunde otra vez deseando que su hijo crezca sano, fuerte y feliz.

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¡Hola!

Esta es una de las historias de las que hablé. La tengo prácticamente hecha -planeada al menos- y no va a ser muy larga, así que decidí subir el prólogo.

Nos vemos dentro de 3000 años si consigo sobrevivir a los exámenes.

Pido disculpas por cualquier falta de ortografía.

-Pendiente de revisión.-

Gorm-Shùil [KookV]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora