Capítulo 6: ¡No cambias!

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Después de un fin de semana en el pueblo con mis primas y de desconectar hasta decir basta, ya es domingo por la noche y tengo que volver a la ciudad. Necesitaba aclararme las ideas sobre Macius y sobretodo... además, estar en mi casa cuando quedaba una semana para mi cumple era agotador, cumplía 18 y mi padre se lo tomaba de lo más en serio, nunca hemos estado tan bien como ahora y no tenía ganas de fastidiarlo así que intentaba dar lo mejor de mí para llevarnos bien, así que dos días con mis primas me habían venido de fabula, pero ni Macius ni mi padre, ni nadie, había dado señales de vida por aquí y me estaba pareciendo raro, una fiesta sorpresa no era porque quedaba aún hasta el viernes para eso.

Cuando el taxi me deja delante de mi casa, era medianoche del domingo y nada más ajarme del taxi, oigo ruidos detrás de mí y, bruscamente, pego un giro. A las 12 de la noche por esa zona no se escuchaban esos ruidos, por eso mismo nos habíamos mudado en esa zona y no me apetecía nada que un grupo de chicos imbéciles perturbaran esa tranquilidad.

Cuando me giré y vi a Macius con otros 2 chicos y tres chicas riendo a carcajada viva, un poco borrachos modo cita en parejitas me empezó a hervir la sangre por las venas. Tengo la desventaja de que cuando me cabreo, se me hincha un poco una vena en la parte izquierda del cuello, por eso intento no enfadarme para que no se note, pero creo que en ese momento me estaba delatando...

- Hola - suelta Macius, parandose los séis delante de mí.

- Solé - dije yo, seca antes de girarme e irme, notando que Macius hacía una ademán para soltarse de la rubia que iba en un estado de embriguez considerable.

- ¿Dónde estabas? - me pregunta poniéndose delante de mí cortando mi camino.

- ¿Y a ti qué te importa? Puedes volver a tu fiesta - intenté ir lo más rápido posible a la puerta para meter la llave y salir corriendo.

- ¡No somos nada! - suelta de golpe, asegurado que llevaba una turca considerable, olía a quilómetros la cantidad de cervezas que se había tomado.

- ¿Nosotros? - me giró de golpe - Te aseguro yo que ni ahora ni nunca - dije antes de entrar en casa.

- Me refería a ella... - oigo que murmura antes de cerrar la puerta con rabia pero con cuidado por si estaban durmiendo todos.

Subí las escaleras a mi habitación con el máximo cuidado porque, efectivamente, estaban todos durmiendo. En ese momento sentía como una especie de rabia y tristeza que me desconcertaba mucho. Decidí mirar por la ventana y vi como Macius se lamentaba con las manos en la cabeza delante de sus amigos y la rubia se encargaba de calmarle antes de meterle la lengua hasta la tráquea y sentir como se me helaba el corazón de golpe. Veo como las parejas se despide, los conocía a todos de verlos por la zona pero eran del instituto pijo de las afueras lo cual era raro en Macius ir con ellos, pero uno del grupo sí que era amigo suyo desde mucho antes de conocerle yo así que supongo que decidieron hacer presentaciones.

De golpe la luz de su habitación se enciende y mi corazón casi da un vuelco pensando si había subido con le rubia cuando aparece él delante del escritorio y se quita la camisa. Que bueno que está... Parecía triste, pero entonces apareció la rubia abrazándole por detrás, él se gira y los dos se devoran con ánsia. Cerré las persianas lo más rápido que pude y bajé abajo, ya no podía estar tranquila ni en mi habitación.

Bajé a la cocina, cojí una cerveza Voll Damm de la nevera, unos nachos de chilli del armarito y me fui al salón a mirar Netflix, puse una película cualquiera y mi cabeza empezó a darle vueltas a todo como si la vida me fuera en ello. me acabé la cerveza, los nachos y en algun momento de la noche me quedé dormida en el sofá.

''Tú... otra vez''Donde viven las historias. Descúbrelo ahora