2. De cuando no lo vi venir

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─ El amor – inició la conversación – no es algo que se deba pensar. Es más bien algo sin forma definida. ¿Me entiendes?

Era el crepúsculo de la segunda semana en que nos veíamos. Como no respondí, continuó su monólogo.

─ No lo puedes definir como un sentimiento o una emoción constante y sin cambios. Siempre tiende a mostrarse de diferentes maneras. Por ejemplo, supongo que tuviste alguna novia antes de la pequeña que te atormenta, ¿no? – asentí sin pensarlo mucho – Pues como te comportas, dudo que hayas estado con alguna otra mujer sin sentir algo más profundo por ellas... ¿o me equivoco? – Negué en silencio – Sin embargo, no puedes decir que a cada una de ellas las quisiste o amaste de la misma manera.

─ Ok. Creo que entiendo por dónde vas. – continué – pero ¿quién dice que aquellos sentimientos de verdad eran "Amor"?

─ No lo sé. Tú dime.


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Corbata lista y camisa pulcramente planchada y de punta en blanco. Arreglé una vez más el saco frente al largo espejo tras la puerta del baño. Hoy quería que todo saliera bien. Por fin, tras cuatro años de dulce relación, había juntado el dinero suficiente para llevarla a un restaurante de gran categoría.

Creo que jamás había estado tan emocionado: arrendé un auto que nos llevara de ida y regreso; sentía que por fin podía darle un poquito de todo aquello que deseaba para ambos.

Pasé por Gou a casa de su madre. Estaba bellísima, con un ceñido vestido con escote en forma de corazón y el cabello recogido junto a un discreto maquillaje, se veía simplemente adorable.

─ Esto es maravilloso, Mako – sonrió iluminando sus mejillas de un suave tono carmesí. Adoraba esa sonrisa – Jamás habíamos venido a un lugar como este.

─ Pues, es una ocasión especial. De verdad quería que disfrutaras.

─ ¿Ocasión especial? – repitió elevando sus cejas en incredulidad.

─ Claro, hoy cumplimos cuatro años desde que por fin aceptaste salir conmigo. – Hice una pequeña señal al mesero para que trajera la cuenta. Ya habíamos acabado con el postre y prefería dejar temprano a Gou en casa de su madre para que no tuviese ningún problema. Aún cuando ella tuviese 27 años y yo 28, su madre era muy sobre-protectora respecto a sus horarios de llegada.

Leí cuidadosamente la cuenta, pagué y me levanté, pero algo pareció extraño. Gou no se movió de su lugar, aun observándome con ojos ilusionados.

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─ Eso no lleva a ningún lado, Yamazaki-kun.

─ Por favor, solo "Sousuke" está bien.

Me sonrojé ligeramente al escuchar aquello, supongo que él lo pasó por alto de manera voluntaria.

─ ¿Tú te has enamorado alguna vez? – pregunté queriendo quitar un poco el centro de mi terrible vida sentimental.

─ Sí. – respondió con ilusión – Era el hombre más maravilloso con el que hubiese podido estar. – Me descoloqué un segundo ¿Sousuke era gay entonces? – Pero ya no estamos juntos.

─ ¿Qué sucedió?

─ La vida, eso pasó. – sonrió evitando el tema mientras se levantaba de la banca. – Creo que podríamos encontrar mejores lugares dónde conversar. ¿Qué te parece quedar el miércoles en la noche?

Sonreí aceptando la invitación.

─ ¿Dónde iremos?

─ Si bebes alcohol y comes carne, tengo el lugar perfecto.

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Muy bien, no puedo evitar preguntar lo siguiente... ¿se entiende este fic?

Satori: Me gusta un hombre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora