Mi sueño no duró más de media hora. Pasada las doce de la noche no podía conciliar el sueño, sentí al rato suaves golpes de nudillos que provenían del otro lado de la puerta de la habitación, di el pase y la puerta se abrió para encontrar a un Heber calmado y sereno, lo arropaba sólo una camiseta sin mangas y sus bóxer que tapaba su extremidad, se acercó a la cama y se acostó a mi lado, sin palabra alguna los dos nos acomodamos para quedar de frente sin toparnos. No podía negarme respecto a su vestimenta, era su alojamiento, podía andar como se le diera la gana.Estuvimos varios minutos así, contemplando al otro en silencio, recordando seguramente las imágenes de hace ocho años atrás, cuando éramos adolescentes.
El brillo en sus ojos era encantador, podía notarlos gracias a la luz de la mesita de noche. Se habían vuelto un poquito más claros, pero nunca había olvidado el bello color gris de su iris.
Su cabello se encontraba un poco revuelto, seguramente por estar acostado y dar vueltas en la cama sin poder dormir, pero tenía su pinta de estilo salvaje, su color castaño oscuro y liso, me atreví, a estirar la mano y acariciarlo. Era tal cual lo recordaba, fino, delicado, suave.
Mientras seguí dándole caricias en su pelo miré su nariz, delgada y afilada, era muy bonita y ahora le quedaba muy bien con su rostro delgado.
Y me sorprendí cuando él con lentitud acercó una de sus manos a mi rostro y con su dedo pulgar tocó mi labio superior. Un leve movimiento por encima de ellos de derecha a izquierda e hizo lo mismo con el inferior, para luego en el centro terminar con un pequeño apretón de la ayuda de su índice por debajo entre abriendo un poco mis labios.
—Has cambiado bastante, físicamente. —susurré mirándolo a los ojos.
—Soy físicamente lo que todas quisieran tener. —me respondió con una sonrisa burlona.
—No voy a negar eso. —sonreí un poco también.
—Y me quieres. —aseguró.
—Te quiero. —respondí con el corazón.
—Yo te quiero también. —respondió inmediatamente después de mi.
El momento mágico se rompió por unos segundos al sentir la vibración que provenía de mi celular que se encontraba en la mesa de noche. ¿Quién molestaría a estas horas de la madrugada?
Jess ... llamando
Giré mi cuerpo para poder tomarlo y me quedé ahí, mirando la pantalla del celular mientras seguía vibrando en mi mano. Mi vista se volvió a nublar por una punzada de dolor en el pecho que sentí al recordar su traición y una lágrima rodó por mi mejilla.
Al instante sentí el peso de Heber pasar sobre mí con cuidado de no aplastarme para tomar posesión él de mi celular, para finalmente contestar la llamada. Se sentó a mi lado, lo miré y lo dejé ser, porque estaba dolida, y con ello podría dejar de molestarme. Heber escuchó un rato seguramente lo que Jess decía del otro lado, en un momento Heber rió sin hacer sonido, alguna ironía del estúpido de mi ex.
—¡Hey! amigo disculpa, pero no soy Gwenn. —lo corta Heber seriamente.
... Jess
—¡Si!, soy yo el idiota que la dejó embarazada y se fue hace ocho años. Nos conocimos hoy, ¿Me recuerdas?. —Respondió Heber con toda la calma del mundo.
... Jess
—Si, también la dañe hace un tiempo atrás y fue de Pendejo, lo admito y me arrepiento de los años perdidos, hora somos adultos y deberías asumir que ésta vez la has cagado mal, peor que yo, no puedes compararte.
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Sedúceme
Любовные романыTodo es magnífico para una mujer como Gwenn, cuando ya tiene planeada su vida entera, casarse con Jess y formar una familia. Todo cambia cuando el pasado toca la puerta de su apartamento, en el peor o mejor momento... Su despedida de soltera. (+18)