Las cosas van así.Heber se dejó perder la primera vez.
Yo perdí el juego pasado, y acabo de perder otra vez.
Como hicimos un trato con reglas, Heber al perder se quitó la camisa.
En mi primera derrota me quité las ballerinas, y andaba sin calcetas, mierda...
—¿Si me quito los aretes?. —pregunté.
—No cuentan. —me respondió mirando sus uñas.
Golpe mental, mejor me hubiese quedado callada.
—Heber —supliqué bostezando. —Hace frío y ya es un poco tarde, podemos seguir mañana.
—Llevo dos partidas con el torso desnudo, perdiste y te toca pagar —se manifestó victorioso.
—Por favor —rogué colocando carita de cachorro triste.
No sacaba nada, y tenía que ser justa, así que tomé el borde de mi blusa y me la quité alzándola por mis brazos.
—Listo —anuncié cómo si no lo hubiese visto.
—¿Otra jugada?.
—Creo que ya estoy cansada.
Heber se dedico a ordenar las cartas de la baraja, me acerqué a su lado para poder ordenar las fichas dependiendo de su valor.
—Juegas muy bien, ¿Quién te enseñó? —quise saber.
—Es una historia un poco larga. Pero voy a resumirte y a quitar una duda que tienes desde que nos juntamos.
Quedé un poco confusa ante su comentario pero me negué a emitir alguna palabra, así que le eché una mirada para decirle que estaba interesada en escucharlo.
—Hace cinco años trabajé sirviendo bebidas alcohólicas en el bar de un hotel, en donde había todo este tipo de juegos, yo era muy joven y estaba viviendo la vida loca en donde salir con mis amigos y emborracharme era común el fin de semana, y el dueño del local, le llamaban Boow, él me tomó un cariño enorme, y era la figura paterna que necesitaba mientras estaba lejos de mi familia, me fui de casa muy pendejo sabes, y una noche lo mataron. A los meses encontraron el testamento dejándome de heredero del bar, nunca supe porqué, pienso que me lo regaló porque no tenía hijos ni esposa, pero ahora es mío y gracias a ello tengo toda esta grandeza.
—Así que eres dueño de un bar donde también hay juegos de apuestas —quise entender mejor.
—Soy dueño de un club de apuestas —me comentó.
—Eso es bueno ¿no? —recosté mi cabeza en su hombro.
—Tiene sus pros y contras, pero lo he sabido manejar bien, igual estoy peleando para poder conseguir un hotel de su cadena.
—¿Qué tenía eso de malo que no podías contarme?.
—Por mi trabajo tengo enemigos, aunque no lo creas.
Lo miré sin quitar mi barbilla de su hombro, ¿enemigos?, Heber no era malo.
—¿Qué clase de enemigos? —pregunté dudosa.
—Enemigos que quieren hundirme, sólo por envidia —giró su rostro hacia el mío. —Obviamente Boow tenía sus hombres de confianza, mucha más confianza de la que tenía conmigo, yo era un muchacho sin riendas, y saber que me lo dejo a mi debe haber sido una bomba para ellos.
—Eres el dueño, me imagino que debes tener una gran responsabilidad.
—Soy el dueño, gano mucho dinero, pero con eso no obtengo felicidad.
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Sedúceme
RomanceTodo es magnífico para una mujer como Gwenn, cuando ya tiene planeada su vida entera, casarse con Jess y formar una familia. Todo cambia cuando el pasado toca la puerta de su apartamento, en el peor o mejor momento... Su despedida de soltera. (+18)