IV: Una salida

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Cruzamos la calle, y entramos a un restaurante bastante elegante para mi gusto. Es decir, no me quejaba, pero no tenía recursos suficientes para poder acudir a lugares así...

Dominik se acercó a un mesón, le dijo algo al encargado, y me miró señalándome que lo siguiera. 

Se me adelantó, y retiró una silla ofreciéndome asiento. 

Qué caballeroso

Una vez nos sentamos, todo se volvió un poco incómodo. Estábamos en silencio, mientras Dominik oscilaba la mirada entre mi rostro, y el menú en sus manos. 

Decidí terminar con esto

—¿Y...?—una vez hablé, Dominik despegó de inmediato la vista del papel en sus manos—. ¿Cuándo me pediste que almorzáramos?  

Sonreí, pero él no respondió igual

—¿Acaso no quieres?—alzó una ceja

—No, no, no quise decir eso —me reí nerviosa—. Sólo preguntaba

—Mmmh... —contestó mirando nuevamente al menú—. Dijiste que deberíamos salir, y... pues... —hizo una mueca—. Creí que era buena idea almorzar juntos, y de paso te quitaba de encima al pesado de Edek

Se alzó de hombros, y dejó por fin el menú, para relajarse en el asiento y mirarme fijo.  

—Ah... —contesté sonriendo

Pedimos el platillo que queríamos, y nuevamente quedamos en un silencio horrible. 

—Oye, y... ¿Cómo va tu vida, que ha sido de ti?—pregunté sin saber que más decir

Es el típico recurso de todos para romper el silencio con alguien que no ves hace mucho. 

Alzó las manos

—Pues, aquí me ves. De abogado, dedicado al trabajo casi todo el día, toda la semana sin mentirte, sin descanso... —suspiró sonoramente—. Bueno tampoco me quejo, la recompensa es suficiente

—Mhhh, y ¿Fuera del trabajo? —seguí indagando

Sus ojos azules se fijaron en mi por unos segundos.

—No mucho que contar al respecto—se alzó de hombros—. Si te soy sincero...

La camarera nos interrumpió sirviendo la entrada. 

Wow... era bastante elegante no sólo la decoración del lugar, si no la de la comida incluso.

Mientras comíamos, yo observaba fija a la mesa, por temor a encontrarme con los ojos de Dominik. Me turbaba un poco... no sabía como debía reaccionar en realidad, porque me causaba un cierto respeto, o admiración, o miedo. Por el hecho de ser mi ''superior'' en estos momentos. 

—¿En que piensas tanto, Katine?—me interrumpió de pronto

Alcé la vista asustada

—Oh, no, en nada—sonreí fugaz—. Sólo me perdí un poco

Un sonido común de celular sonó en el lugar. 

Dominik dejó el servicio de golpe, y sacó el celular de la cartera interna de la chaqueta negra que llevaba. 

¿Diga?—contestó algo acelerado— Agatha, dime.

Lo miré con curiosidad, mientras tomaba del vaso con agua frente a mi. 

—No, no sé... No creo que pueda, es que ya estoy almorzando y... No, con nadie—me miró fugazmente—. No, no vengas al despacho, de todas formas nos veremos en casa después. 

Recover; Toma mi mano libro II | Dominik SantorskiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora