— ¿Cómo desearía que alguien como ella existiera? — dije. Ugh. Llevo demasiado imaginandomela, imaginando el amor perfecto.
Imaginando regresar un día y encontrarla con una gran sonrisa por mi.
Si tan solo fuera posible todo lo que imagino.
—Jeongyon, ya se te paso la hora del almuerzo, ven a trabajar—
Siempre vengo a almorzar y de vez en cuando a buscar paz o simplemente tocar guitarra a una pequeña colina desde la cual se ve el pueblo.
De noche la vista, aunque no es un Seúl con todas esas luces, es aceptablemente bonita.
De regreso seguía con el mismo problema.
Llevo tanto queriéndome enamorar, pero esta vez de una forma más pura, verdadera, inocente. Lo único que quiero es eso ¿Es demasiado pedirlo?
Al regresar a la tienda además del pequeño regaño de mi madre por pasarme del tiempo, me tocaba arreglar la nueva mercancía.
Es una vieja tienda, la que podrías ver en cualquier pueblo. De no ser por mí no sería tan bonita. Si es por mis padres y abuelo la decoración sería inexistente.
Casi me quedé dormida cuando escuché una voz cantando.
Era la voz más angelical que habría podido escuchar nunca. Hubo un momento donde pensé que eran mis sueños y si que estaba dormida.
Seguía escuchando esa voz cantando una tierna canción. Podría ser una buena canción de cuna, aunque casi me hace dormir a mí y ya casi tengo veinte.
Tenía curiosidad, mucha curiosidad. Salí al frente de la tienda.
La vi. Era ella.
Solo sonrió, me vio y camino por el callejón que está al lado de la tienda.
Solo con eso hizo que mi corazón estallara en mil pedazos y a la vez lo volvió a unir.
Corrí al callejón y ya no estaba. Quizá mi imaginación me jugó un mal momento.
—Broma de mal gusto cerebro— pensé en mis adentros.
Regresé a la tienda. El día transcurrió como era normal. Muy aburrido, no se puede esperar mucho de un pueblo mediano.
Llegó la noche. Necesitaba despejar mi mente.
Ella era imposible, yo no tengo el poder de crear personas.
Ojalá tuviera ese poder pero esto es la vida real. Donde lo único que existe es dolor y tristeza acompañados de algunos buenos momentos de alegría y amor. Pero eso es todo. Momentos.
Tomé mi bicicleta y mi guitarra, quizá se me ocurriría algo melódico que componer. Áunque tengo docenas de canciones ya. Solo me falta alguien a quien dedicarselas.
Es un poco triste estar enamorada de una idea que probablemente nunca exista.
Al llegar a mi pequeña zona de paz, la colina alejada del pueblo, rodeada de árboles pero con un camino claro en el cual solo un ciego podría perderse, y eso, con dificultad.
Me senté como siempre, mi rutina es observar un poco el pueblo. De vez en cuando hay algún que otro cambio.
La señora Son encendía la luz de detrás de su casa a una hora específica.
La familia Kim salía de paseo los jueves y dejaban todas las luces menos la de la cocina encendida. Lo sé porque justo esa casa es la que más cerca está y se ve detalladamente. Además, conozco a la hija de esa familia, es una amiga de la infancia, Dahyun, aunque casi todos aquí podríamos decir que somos amigos de la infancia.
No es muy emocionante todo aquí. Me faltaba poco para ir a Seúl, iría a estudiar la universidad, un poco tarde, pero cuando tienes que reunir dinero se hace lento.
Quizá vengo aquí mucho últimamente por nostalgia.
Quizá tengo la esperanza de que ella esté aquí para acompañarme. No lo sé.
Empecé a tocar la guitarra como de costumbre. Esta vez anotaba cada nota que estaba creando.
¡Otra canción más que le dedicaré cuando la conozca! Si es que la llego a conocer, claro.
Ya era muy tarde regresé a mi casa. La paz era lo más sagrado del pueblo y cuando vaya a Seúl quizá no podré dormir en unos cuantos días por el ruido, pero me acostumbraré.
—Cariño, ¿viste a la chica que estaba cantando ayer por la calle? — dijo mi madre.
—Pensé que era el único que la había visto, parecía un ángel ¿No es así Jeong? — dijo mi padre.
— ¿Cuál chica? — pregunté.
—Jeongyeon, pero si tú la viste y hasta te sonrió, ¿tan dormida estabas que no lo recuerdas? — dijo mamá.
—¿Tu la viste mamá? — volví a preguntar.
—Y tu papá también, creo que hasta el abuelo— respondió ella.
—Hablando del abuelo, ¿Dónde está? — le pregunté.
—Ya está en la tienda— respondió ella.
Mi abuelo es quizá con la persona que más apego tengo, le he tocado cada una de las canciones que he compuesto, le he hablado de mis sueños, esperanzas y metas. Y el siempre está ahí, escuchando con una gran sonrisa, apoyándome.
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Sueño Real - 2Yeon
Fanfiction¿Qué pasaría si te enamoras de una idea que tú creaste... y que al final ella sea real? #2 2Yeon - 25/11/18 <3