||Capitulo 7: Please||

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Francis despertó algo adolorido en su cama, confundido, "¿Cómo llegué a casa?" pensó, para luego darse cuenta del peso que había sobre la cama a su izquierda.
Volteó a ver de qué se trataba, encontrándose con Magnus y William, quienes dormían a su lado junto a Sophia y Alexander, el gato de Martha. Al notar la presencia del felino y la niña, advirtió que, recostado en el sillón frente a la cama se encontraba Elinar durmiendo junto a George quien se encontraba en sentado en el piso. Su mirada recorrió en segundos el resto del cuarto, advirtieron cómo, apoyado en la cama junto a él, se encontraba Philip dormido.

Fue luego de unos instantes que notó como su amado despertaba, seguido de sus amigos, hijos y sobrina, mirándolo todos expectantes de lo que fuera a decir.

-Amor- susurró Philip para luego abrazarlo al borde de las lágrimas.

-C-cariño... ¿cómo llegué aquí? ¿t-tu estas bien?- preguntó algo nervioso.

-Eso no importa, tu ¿co-

-A mi me importa- lo interrumpió para luego tomar sus mejillas y besar su frente.

Fue entonces cuando Catalina entró al cuarto lentamente, sin saber que todos estaban levantados. Suspiró al ver a Francis despierto:

-Ya llegó el doctor- avisó la mujer para luego todos salir de la habitación a excepción del poeta quien lo besó antes de irse.

"¿Un médico?, ¿Para qué un médico?" Se preguntaba Francis hasta ver la hombre entrar al cuarto.

-•-

-Tus padres también están aquí- le dijo la mujer a Philip al verlo salir del cuarto, a lo que él asintió

Se dirigieron escaleras abajo encontrándose en el comedor con las miradas de sus padres y tíos quienes desayunaban en silencio, esperando a que los jóvenes vinieran.

-¿Cómo está Francis?- preguntó Alexander mientras se paraba de la mesa.

-Bien, no parece afectado creo-Respondió, notando cómo los mayores lo miraban.

Fue entonces cuando comenzó a sollozar, sentía demasiadas cosas, como si su mundo se derrumbara, solo pudo explotar .

Eliza caminó hasta él para abrazarlo y consolarlo, sabía que esa era una situación horrible, para Philip, pero debía ser fuerte, todos debían serlo para que la pareja pudiera superar lo sucedido.

-•-

Francis vio entrar al doctor, era un hombre alto y de cabellos negros y algo canosos, lo conocía.

-Hola Francis, ya nos conocemos, soy el medico de la familia Washington.

-Lo recuerdo, aún así esta es la primera ves que tengo la oportunidad de hablar con usted- Respondió mientras trataba de sentarse comenzando a sentir un fuerte dolor en su próstata.

Fue con este dolor que vinieron a su mente difusas sensaciones e imágenes de la noche anterior, cómo era ultrajado por aquel hombre, sus gemidos, sus mordidas, cada golpe, cada rasguño, cada maldita estocada. Recordó cómo específicamente había mordido su cuello con fuerza, a lo que puso una de sus manos en la zona instintivamente, comenzando a sentir un gran dolor en la zona.

El médico se acercó a Laurens al verlo palidecer, tomando su mano suavemente para alejarla de su cuello.

-Señor recuéstese, no es necesario que esté sentado para realizar el estudio- Francis asintió con nerviosismo, recostándose en la cama -Le voy a pedir que se destape - Habló mientras se sentaba en la cama mientras se quitaba sus gustes y saco, apoyándolos en el suelo.

El de rulos suspiró para luego destaparse, dejando ver al médico una gran cantidad de moretones y heridas.
Al estar recostado, Francis no podía ver el estado de su cuerpo, algo que alegró al médico, puesto que seguramente, la imagen reviviría más situaciones desagradables para el menor.

El hombre procedió a comenzar a palpar los sectores cercando a las rodillas del menor, los cuales se encontraban marcados por moretones. Esto logró que se genere una expresión de dolor en el rostro de Francis.

-¿Le duele mucho señor?- preguntó el mayor mientras acercaba su mano al tobillo del menor al notar marcas alrededor de este.

-•-

Alexander daba vueltas alrededor de la mesa ratona del living mientras el resto esperaba a que la revisión del médico terminara con impaciencia. Esto desesperaba a Philip y Eliza quienes lo sentaron junto a ellos en el sillón cuando pasó frente a ellos.

Magnus y William se encontraban sentados junto a Washington, quien trataba de distraerlos proponiéndoles juegos o contándoles historias, pero los niños no eran tontos, claramente se daban cuenta de que algo pasaba, por lo que Magnus simplemente se dedicó a tocar los rubios cabellos rizados de William, esperando recibir noticias de su padre.

Luego de unos minutos, el doctor bajó las escaleras, tratando de ocultar la sangre en sus manos, a lo que Martha se dió cuenta, por lo que caminó hasta él para darle un pañuelo, el hombre lo aceptó, comenzando a limpiar sus manos.

Philip no pudo evitar ver cómo el pañuelo se manchaba de carmín, lo cual lo desesperó, le daba miedo el solo pensar en lo que podría haber pasado para que esa sangre llegara a las manos de aquel hombre, por lo que se paró, acercándose al médico:

-¿Está bien? ¿Puedo pasar a verlo?- preguntó algo nervioso.

-Si claro, debe estar descansando, si es así no lo despierte- respondió para luego acercarse al resto de la familia.

El poeta subió rápidamente las escaleras dirigiéndose hacia su cuarto. Suspiró al llegar a la puerta, para luego abrirla lentamente, para evitar despertar a su amado, esto igualmente no fue necesario, puesto que los sollozos de Francis lo hicieron correr hasta él para abrazarlo.

Este abrazo continuó bastante tiempo, puesto que no les hacían falta palabras para expresar sus sentimientos en ese momento. Luego de un tiempo el abrazo se disolvió en un beso, un beso de que buscaba consolar a Laurens, un beso con amor, pero más que nada empatía, que no buscaba nada más que eso, calmar el sufrimiento del sureño.

Fue luego de esto que Philip se recostó junto a su amado, conectando sus miradas.

-Philip- lo llamó el mayor haciendo que éste lo mirara -Por favor no me dejes.

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