Capitulo 6- Really don't care

19 5 3
                                    

Darrell

Mer se fue corriendo hacia la cocina. Y yo me quede encarando a Abigail, no tenía porque pagarla con Mer, ella y yo no eramos nada.

-Si quieres pagarla con alguien págala conmigo, a ella déjala en paz. ¿Te queda claro Abby? Y si me permites, fuera del jardín de mi casa. No te quiero ver por aquí. 

Ella se marchó, como siempre hecha una furia. Solo sabía enfadarse con todo el mundo, terminaría sola y lo peor de todo sin gatos, porque si yo fuera un gato la mataría. Que desgracia.

-Mer, ya puedes salir- le dijé en voz alta para que salierá de la cocina- La acabó de echar de aquí.

La ví asomar la cabeza por la puerta de la cocina, y salió de ella nerviosa. 

-¿Que ha pasado?- Siempre que estaba nerviosa, disminuia el volumen de su voz. Aparte de que estaba temblando por lo ocurrido.

-Le dijé que no quería seguir con ella, y al parecer piensa que todo es culpa tuya.- Le pusé mis manos en su cara para que se tranquilizará, y se deshizó de mi agarre.

-Darrell, gracias por todo lo que has hecho por mi, pero no puedo seguir en tu casa. Todo el mundo va a pensar que estamos saliendo juntos, y no quiero que piensen eso. Tu no puedes estar con alguién como yo. Admítelo, ¿Quien querría estar conmigo?

-Tu siempre has dicho que te da igual lo que la gente diga de tí- le espeté- ¿Por que ahora tiene que ser distinto?

-Porque miraté, tú no eres como yo. Siempre seré la rara sin amigos, que siempre que algo le va bien, todo salé mal finalmente. Ni siquiera debería estar en tu casa.

-Mer, me da igual lo que piensen de nosotros, lo importante es que sabemos que no somos nada. Si quieren pensar que nos acostamos, adelante, me da igual que se metan conmigo. Pero si escucho algo sobre tí, les partiré esa bocaza que tienen. - La oí suspirar, y se fué hasta mi habitación, ya que en ese baño estaban sus cosas.

Mer 

Darrell estaba subiendo las escaleras, evidentemente solo podía ser él porque no había otra persona en la casa. Me giré para decirle que había tomado una decisión.

-Darrell, mañana iré al instituto.

-No, no pienso dejarte ir al instituto, ni siquiera estas recuperada del todo.

-Si, si voy a ir. Me da igual lo que digas, no eres mi padre. Deja de decirme lo que tengo y no tengo que hacer, vale ya Darrell, por favor. 

-Si eso es lo que quieres, adelante. Libra por tu cuenta tus problemas.

-Voy a hacer la cena, adiós- Y me fuí echando chispas, ese tipo de discusiones eran más incomodas que las que habíamos tenido anteriormente cuando nos llevábamos a matar.

Me dirigí a la cocina y miré en la nevera para ver que tenía para cocinar. Cogí unos filetes de pechuga de pollo y también unas cuantas verduras. Preparé la asadora y asé las verduras y la pechuga. Seguidamente, pusé la mesa mientras se enfriaba un poco la cena. Llamé a Darrell, aunque no sé que le pasaría por su cabeza en estos momentos. Me sentía culpable de la anterior discusión. A los dos minutos oí a Darrell bajar las escaleras, iba vestido para salir a la calle. Estaba enfadado conmigo. 

- Cena tu solita, seguro que puedes. Me voy.

Y cerró la puerta de un portazo. Me terminé mi cena, sin la compañia de Darrell me sentía sola en aquella casa. Recogí todos los platos, y el de Darrell lo metí en una fiambrera para ponerlo en la nevera como unas sobras. Fregué mi plato, y todos los utensilios que había utilizado para cocinar. Como no tenía nada más que hacer, agarré uno de los libros que había en la salita, era orgullo y prejucio hacía muchos años que lo había leído, pero me apetecía volver a leerlo. Me subí a la habitación que Darrell me había preparado. 

Me acomodé en aquella cama, y con aquel libro me quedé dormida. Hasta que oí un portazo y unas risas en la cocina. Las risas mayormente provenían de una chica. 

Bajé a la cocina, y me encontré a Darrel enrollandosé con una chica llamada Megan, era de nuestro instituto, solo que un año menor. Cuando oyeron mis pasos se giraron los dos.

-Lo siento, no pretendía molestar.- Me fuí corriendo hasta la habitación y notaba como me caían lágrimas, ni siquiera sabiendo el motivo. No me gustaba Darrell, pero me molestaba que estuviera con otras chicas. ¿Por que? Yo sé que él solo estaba tratando de cuidarme y ya esta, no podíamos ni estaríamos destinados a ser nada más.

Al cabo de 5 minutos, oí un repiqueteo en la puerta. 

- Mer, déjame pasar. 

-Vete con Megan, estas ocupado. No quería molestar. 

-Le he dicho que se marchará, ábreme o tiro la puta puerta abajo. 

-Si la tiras me darás a mi, estoy apoyada en la puerta, y probablemente como tienes ese problema de ser un sobreprotector no lo harás. Así que conmigo no te hagas el chulito.- le espeté.

-Mer, lo siento, soy un imbécil. Me he enfadado contigo cuando tú no has tenido la culpa de nada de lo que ha pasado hoy, pero estoy jodidamente borracho así que me importa una mierda trepar hasta tu habitación y romper una ventana. Elige que prefieres hacer. Y a los vecinos no les haría mucha gracia que yo estuviera trepando mi propia casa. Pensarían que estoy loco.

-Lo estas.- murmuré- Sería gracioso verte trepar hasta la habitación como si fueras el príncipe de Rapunzel, pero tendría más gracia si te cayeras. Aunque como no soy tan mala te abriré la puerta. - Me sequé la ultima lágrima que tenía en la mejilla, solo esperaba que no se dierá cuenta de que había llorado. Me levanté un poco y abrí la puerta. Por lo que Darrell pasó y se sentó al lado mío en la moqueta. 

Al cabo de un rato en silencio, Darrell se tumbó apoyando su cabeza en mis piernas.

-¿Que haces?

-Siempre solía estar así de pequeño con mi madre, saliamos a ver las estrellas y apoyaba la cabeza en sus piernas mientras me acariciaba el pelo. También lo hacía cuando me caía montando a la bicicleta o al monopatín.

-La echas mucho de menos ¿Verdad?

-Mer, nunca superás la muerte de nadie, y mucho menos de tus padres. Aunque tampoco de alguna hermana. - Cada vez teníamos nuestras caras más pegadas, a centímetros, podíamos notar la tensión que había en el aire. Era como si yo estuviera deseando besarme con él, pero no podía, estaba saliendo con Max o eso creía.- ¿Que estamos haciendo?- Notaba su cálido aliento, y en pocos segundos nuestras bocas se fundieron en un apasionado beso, que cada vez alcanzaba más ferocidad. Me deshicé de él. 

-Darrell, creo que tendríamos que ir a dormir- Me levanté rápidamente y me eché en la cama, y el hizó lo mismo que yo.- Cada uno en la suya.- Se levantó, no muy conforme y se fué. 

Estaba bastante cansada y al día siguiente tenía instituto, está noche no había sacado nada en claro de todo lo que había pasado durante el día. Primero de todo, terminé en casa de Darrell, viviendo aquí como si fuéramos amigos de toda la vida. Seguido, vinó su tío a comprobar si estaba bien y darme unos medicamentos, que por cierto estaban asquerosos. También, apareció Abby montando aquel pollo y discutí con Darrell, y finalmente para que no faltaran cosas pilló a Darrell liándose con una chica como siempre hace, me sienta mal y terminamos besándonos. ¿Pero en que coño piensas Mer? ¿Eres gilipollas? Porque por el momento creo que sí. 

Y con todas aquellas cosas en la cabeza que no me dejaban espacio para pensar con claridad sobre nada que había pasado en estas 24 horas, me quedé dormida. 

MannequinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora