#1 La visita de Kise

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N.A.:

ADVERTENCIA Sexo explicito entre hombres.

¡¡Hola!!

Esta es la primera de una serie de historias cortas que iré subiendo, todas relacionadas con el FF. Me gustaría dedicársela a KimiToluHikari, ya que fue quien me la pidió :D ¡¡Espero que te guste!! Aunque no sé muy bien si esto es lo que querías... jajaja

La verdad es que es la primera vez que escribo algo así y me ha costado bastante. Sobre todo a parte de las escenas más explicitas, claro (xD esto me llevó un demonio de tiempo, de verdad), me cuesta no divagar a la hora de hablar de lo que sienten los personajes.

¡Ah, sí! Aprovecho para recordaros que estoy abierta a cualquier otra sugerencia.

Cómo ya sabréis, en este momento de la historia Kurokodebería ser Aomine Tetsuya, pero he preferido mantenerlo porque si no meparecía un poco confuso...    



#1 Kise

¿Cómo? ¿Cómo he llegado a esta situación? Pensó Kise mientras se pellizcaba un brazo, intentando dejar claro que no estaba soñando.

— Ya sé ¡En los sueños tienes seis dedos! — Exclamó convencido. Esa sería la prueba final. — Uno, dos,... —

— ¡Maldita sea que no estás soñando, Kise, estúpido! — Le gruñó Aomine, cansado.

Hacía cinco minutos que Aomine, y su pareja, Kuroko Tetsuya, estaban observando como Kise hablaba consigo mismo. Probando varias técnicas y elucubrando estúpidas teorías de por qué estaba ocurriendo lo que estaba ocurriendo. Y aunque ciertamente Kuroko era una persona paciente y comprensiva, Daiki no lo era.

— ¿Eh? — Kise parecía tan confundido que a Kuroko se le hacía hasta tierno. — ¿No lo estoy? Pero entonces... ¿¡Va en serio!?

De verdad, de verdad de la buena que no se explicaba cómo había llegado a esta situación.

Kise Ryouta es un famoso modelo de origen japonés. Al principio, sus anuncios y sesiones de fotos se limitaban a Japón. Sin embargo, con los años su fama había ido creciendo y cada vez era más y más demandado por marcas extranjeras. La verdad es que es un trabajo que lo apasionaba y, aun siendo consciente que no le duraría por siempre, pensaba sacar el mayor partido posible a su fama. De momento no tenía pareja, mucho menos hijos, y su familia se encontraba diseminada por todo el país. Así que él disfrutaba viajando de un lugar para otro, conociendo lugares y culturas maravillosas. Le parecía el paraíso.

Fue en uno de esos viajes cuando, gracias a un golpe de suerte, pudo hacer una visita a dos de sus mejores amigos: Aomine Daiki y Kuroko Tetsuya— aunque ahora técnicamente su nombre fuese Aomine Tetsuya, para él siempre sería Kurokocchi. El matrimonio hacía años que se había instalado en una pequeña isla de Escocia, y siempre que podía iba a visitarlos.

Hasta ahí las cosas eran claras y concisas, pero cómo, de verdad ¿cómo había llegado a esta situación?

— Kise- kun— Escuchó como lo llamaba Tetsuya. — ¡¡Ryouta!!

— Kurokocchi... Yo... No sé...— El rubio lo único que podía hacer era mirar de uno a otro, sin saber que decir.

— Ryouta, escúchame...— Comenzó pacientemente Kuroko. — Sé que esto es... peculiar ¿pero por qué no? ¿qué hay de malo? — Le preguntó con voz suave mientras echaba una mirada a su marido, como pidiéndole colaboración.

Punto de inflexiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora