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—Jimin está enfermo.— Jungkook anuncia básicamente gritando mientras entra en la estación a la mañana siguiente. Jackson y Hongbin, que habían estado hablando entre ellos, miran hacia arriba con ceños fruncidos y confundidos.

—¿Y por qué necesitamos saber eso?— Jackson pregunta.

—Está enfermo, bastardo desalmado.— responde con una mano sobre su pecho.

—Una vez más, ¿por qué necesitamos saber eso?

—Oh, deja de ser tan malo.— Sungjae interrumpe con su sonrisa perezosa característica. Tiene una taza de café en la mano, el cabello un poco más desordenado de lo habitual.

—Ay hombre, tuviste algo de acción anoche, ¿verdad?— Jackson dice con una sonrisa y le da al otro oficial un rápido choque de cinco.

—Un caballero nunca besa y habla.— responde con un guiño, y Jungkook hace una mueca.

—Sí, simplemente te presentas con chupones obvios y jodidas marcas.— contesta Hongbin y se gana un golpe juguetón de parte de su compañero.

—Chicos, Jimin está enfermo. Le di medicamentos y esas cosas, pero ¿y si todavía está enfermo? ¿Debo llevarlo al hospital?— pregunta, lentamente agitado por el cambio de tema. No le importa lo que Sungjae haga. Eso no merece un choque de cinco. ¿Por qué diablos alguien celebraría algo que sucede semanalmente?

—¿Le compraste medicamentos?— Sungjae se ve ligeramente impresionado por la afirmación mientras toma otro sorbo de su café aún caliente.

—Sí.

—¿Y lo metiste en la cama y todo?— hay un meneo en las cejas del hombre que Jungkook no aprecia.

—No, lo dejé enfrente de su puerta.

Hay silencio durante unos tres segundos antes de que estalle un awwww colectivo (menos Yoongi). Jackson es el más ruidoso de todos, completamente exagerado, con ambas manos sobre su corazón y la cara estúpida que pone cada vez que alguien enciende un video de pequeños bebés que se tropiezan con sus propios pies.

—¿Por qué eso merece un puto "aww"?— Jungkook exige saber con el ceño fruncido, como un niño enojado en un supermercado que no recibe su caja de galletas favorita.

—Porque eres adorable, Jeon.— dice Sungjae, revolviendo el cabello del oficial. —¿Y qué? ¿Ahora te preocupa que todavía pueda estar enfermo?

—Sí.— responde, alejando la mano del otro hombre y decidiendo ignorar la forma en que todos lo miran con un extraño brillo en sus ojos. A la mierda Yook Sungjae. Él no es adorable. Es solo encantador. El hombre de un hombre. Puede ser todo, pero no adorable.

—¿De qué está enfermo?

—No sé.

—...Pero acabas de decir que le conseguiste medicamentos...

—Le conseguí algo para todo.

—Bueno...— dice pensativo. —Lo más probable es que sea un resfriado común, y hay una manera infalible de curar a alguien con eso.— sus labios se curvan en una sonrisa sutilmente desviada de alguna manera extraña, pero Jungkook no se fija porque está demasiado ocupado concentrandose en tratar de escuchar esta cura para Jimin.

—¿Bien?— empuja cuando el otro hombre solo toma un sorbo de su café.

—Bésalo.

—...¿Qué?

—Lo digo en serio. Bésalo. Eso te transferirá todos los gérmenes.— continúa explicando. —Imagínate. Coges su enfermedad, serás un pequeño héroe, y Jimin siempre estará agradecido. ¿Cómo no supiste sobre esto? Chicos, todos sabían de esto, ¿verdad?— se dirige al resto de la estación, y todos, incluyendo a Yoongi esta vez, asienten.

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