Capitulo 4. Los perdio...

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Los padres de Andrea la miraron atonito, se veía demasiado segura y esa decisión solo implicaba una cosa: que el padre de su hijo no quisiera hacerse cargo

Marcelo: ahora mismo me vas a decir quien es el maldigo infeliz que te embarazo y no quiere hacerse cargo

Andrea: lo siento papá pero no, el es un hombre bueno -dijo y su padre respiró indignado- solo está confundido con una serie de evento que han pasado a nuestro alrededor los últimos días, pero yo no creo aguantarlo, no creo aguantar el rechazo de el y el suyo -los miro y su madre al fin soltó ese sollozo que tenía contenido-

Se abalanzó hacia su hija y la envolvió en sus brazos

Lidia: no te rechazamos cielo, ni a ti ni a tu bebe, pero tienes que entender que esto es demasiado para nosotros, eres una niña y te hemos dado una buena educación, siempre hemos estado pendiente de ti y tus necesidades como para que hayas cometido este error

Andrea: perdóneme por favor -sollozó, su padre se acercó a ella y la envolvió a ambas

Marcelo: si lo que quieres es irte, bien, lo que menos quiero es verte sufrir o que alguien más te siga haciendo daño

Aquellas palabras la hicieron pensar inmediatamente en Samuel y lo que pretendía si confirmaba que el bebe que esperaba era suyo, se lo iba a quitar y ese sería el daño más grande que podría hacerle

Andrea: el papa de mi bebé cree que lo engañe por... -respiró profundo, sus papas siempre han sido sinceros con ella, lo que menos merecían era que ella hiera lo mismo- la noche de la fiesta yo... me drogaron -su madre tapó su boca sorprendida- aún no sabemos quien lo hizo, irina está investigando eso, pero de esa noche salieron unas fotos comprometedora que el vio, el cree que lo engañe, que mi bebé no es suyo y no quiere escucharme, dijo que me hará la prueba y si resulta ser de el, va a quitármelo y yo... es mi bebe mamá, yo ya lo quiero

Marcelo: infelices -soltó indignado refiriéndose a lo que estaban lastimando a su hija sin razón alguna- pero nadie puede quitarte a tu hijo mi amor, no tienes que tener miedo

Andrea: el si mamá, estoy segura que si lo haría. habla con mi madrina mamá, dile que me reciba en su casa, que yo haré lo que ella me pida, pero por favor ya no quiero estar aquí, prometo portarme bien mamá, pero por favor no quiero estar aquí -suplico-

Lidia: mi niña... haz crecido tanto -acarició su cabello- háblare con nina

Marcelo: pero...

Lidia: nada, solo mírala, no puedo permitir que mi hija siga sufriendo, si eso es lo que quiere, eso haremos, se que nina no tiene ningún problema con recibirla en su casa, sabes que su esposo y su hijo adoran a Andrea

Marcelo: pero esta muy lejos -se quejó-

Lidia: iremos más de una vez al año y problema resuelto -se acercó a su hija y besó su frente para alejarse y llamar a su gran amiga-

Nina fue la amiga de infancia de lidia, vivieron prácticamente toda la vida como vecina hasta que a los 19 años nina se enamoró perdidamente de un turco y decidió dejarlo todo por irse con el, hace 21 años que vive en Turquía, pero ambas prometieron que por más lejos que estuvieran, nunca romperían su amistad, por eso se han reunido por más de 21 años 2 veces al año, en una ocasión ellos viajan a Turquía y en la otra nina y su familia viajan a estados unidos, estaba segura que su amiga no le diría que no, como lo mencionó antes, al igual que ellos adoran a Flavio, Nina y su familia adoran a Andrea, es como la hija que nunca tuvieron

Marceko: mi cielo -Tomo la mano de su hija y la guió al sofá, al sentarse Andrea recostó su cabeza del hombro de su padre- no he querido aceptar que ya eres toda una mujer, que dejaste de ser esa pequeña niña que amaba sentarse en mis piernas -por impulso Andrea se puso de pie y se sentó en las piernas de su padre- siempre hemos querido evitarte un sufrimiento -dijo mientras acariciaba su cabello- y ese fue nuestro peor error, nadie está exento de eso, no quiero que llores, quiero que solo pienses en lo mucho que te amamos y vamos a amar a ese bebe y si algún día te siente segura, que nos cuentes quien fue ese... hombre que te hizo esto, yo prometo que pronto esta pesadilla va a acabar cielo y qué tú volverás a tener esa gran sonrisa en tu rostro

Heridas de amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora