Capitulo 3. Quiero irme

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La mirada de Samuel se ensombreció, soltó la mano de Andrea como si esta quemara y le dio la espalda, Andrea no sabía que pensar, no sabía que pasaba, apenas la noche antes se habían dicho lo mucho que se amaban y hoy Samuel la desprecia, intento acercarse, pero sintió miedo de hacerlo, ese no era su Samuel

Samuel: como se que es mío? -aquello terminó de helarle la sangre a Andrea-

Andrea: te estás escuchado?! -reprochó, se sentía herida, jamás hubiese esperado esa reacción-

Samuel: descubrí tu otra cara Andrea, esa que no me di cuenta que tenía hasta hoy, como se que ese Niño que espera es mío?

Andrea: me entregue a ti Samuel, te entregue mi cuerpo segura de que tú eras el hombre de mi vida -reclamó entre llanto-

Samuel: y yo un estupido verdad? Siempre me cuide contigo porque eras una niña a la que había que cuidar -dijo de manera sarcástica- eres una cualquiera Andrea

Llena de rabia Andrea estampó su mano contra su mejilla, ya no quería que la escuchara, ni siquiera quería saber de que la acusaba, lo único que quería era salir corriendo de aquí

Andrea: me acabas de romper el alma Samuel, espero que nunca te arrepientas de esto que dices, te entregue mi cuerpo, te entregue mi alma y tu solo lo tomaste para llenarlo de heridas  -se dio la vuelta con toda intención de irse, pero esa voz que tanto le erizaba la piel la hizo detenerse

Samuel: si estás tan seguro que ese Niño es mío, mañana vamos al hospital hacer una prueba y te juro que si es mi hijo, no dejare que tenga una madrea como tú

Aquella palabras la descolocaron por completo, no lo creía capaz, pero en ese momento ni siquiera sabía quien era el hombre con el que estaba hablando

Andrea: no se de que me acusas, no haz dicho nada que despotricar en mi contra desde que entre, pero una cosa si te digo, este bebé que espero a partir de hoy, es mío

Dijo y salió del apartamento, que haría ahora?, su padres iban a matarla, estaba segura que podía contar con Samuel, que estarían bien y que a partir de ese día todo cambiaría para mejorar, pero no, ahora solo era una jovencita en plena juventud esperando un bebé de un hombre que creia era el hombre perfecto para vivir para siempre con el, salió corriendo del edificio mientras limpiaba sus lágrimas, empezó a correr por la acera buscando alejarse lo más que pudiera de él, los sonidos del exterior se hicieron inexistentes, lo único que podía escuchar y sentir era los fuertes latidos de su corazón.

Se detuvo al sentir sus piernas temblar, se dejó caer en el suelo sin importarle quien la viera, debían pensar, no podía simplemente dejar las cosas así, no podía permitir que Samuel pensara lo peor de ella no cuando un pedacito de ambos crecía en su vientre...

Las palabras de Andrea no dejaban de escucharse en su oído, estaba embarazada, iban a tener un Bebito juntos, pero al igual que sus palabras, esas fotos tampoco salían de su cabeza, la recordaba como si la estuviera viendo en ese momento, prácticamente desnuda, disfrutando las caricias de otro hombre que no era el, quería pensar que esa no era su Andrea, que esa no era la sirena que llevaba meses conociendo... amando, se negaba a escucharla, pero le dolía en el alma saberla perdida

Tomó su teléfono con toda intención de llamarla, de escuchar una explicación, pero su celular estaba abarrotado de notificaciones, una página en Facebook que al parecer había agregado una gran parte de los estudiantes y equipo administrativo empezó a pasar ante sus ojos esa imagen otra vez, esa y una cuántas más, no podía ser cierto, miro rápidamente algunos comentario y la palabras zorras y cualquiera no faltaron en ninguno. Lanzó su teléfono con fuerza a la pared hasta que se ese se hizo añicos

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