Kaminari ya llevaba dos días con complejo de halcón.
Los veía desde la distancia, tan silencioso como un depredador, notaba cada roce, cada mirada o cada palabra que se dedicaban. Todo era tan imperceptible que no podía permitirse perder ningún segundo de los momentos que compartían Midoriya y Todoroki.
Y se estaba muriendo de diabetes.
Ellos no estaban juntos, pero sabía que en algún momento de su vida lo estarían, esa confianza y esa forma de tratarse el uno al otro estaban fuera de los rangos de amistad. El problema era que ninguno de los dos hacía algo para hacerse notar, todo era tan tranquilo y bajo perfil que llegaba a ser desesperante. No había coqueteo, no había palabras insinuantes y mucho menos miradas cargadas de melosidad, a ese paso terminarían juntos cuando tuvieran cuarenta años y apartamentos llenos de gatos.
¡Así que tocaba adelantar el proceso!
Si había algo que Kaminari estaba empezando a detestar era el estorbo que Iida y Uraraka eran en su no-pareja favorita. Siempre que estaban todos juntos, Todoroki no tenía oportunidad alguna de hablar con Midoriya, porque el pecoso prestaba total atención a los disparates de sus amigos. No le malentiendan, ellos cuatro eran un buen grupo de amigos que se apoyaban en todo... ¡Pero estaban interfiriendo con el romance!
Así que con esa idea en mente, en plena media noche se fue a la habitación de Kirishima y le pidió ayuda para saltar desde su balcón hacia el de Todoroki. Por alguna razón Kirishima no opuso resistencia alguna, parecía que había descubierto que ese era solo un paso de una operación muy grande e importante.
Bueno, tal vez si Kaminari no estuviera cegado por su idea de ser un genio, se hubiera dado cuenta de que Kirishima simplemente se ahorró las preguntas para no acabar metido en otra de sus estupideces.
Como sea, acabó en el balcón de Todoroki a la media noche, con una gran —y boba— sonrisa en el rostro, la cual se hizo más grande al descubrir que el chico dejaba la ventana abierta al dormir. Sin detenerse a pensar que eso era allanamiento, se metió a su cuarto.
— ¡Levántate Todoroki Shoto, el futuro es hoy, viejo! —gritó desde lo más profundo de sus pulmones—. ¡He venido a-
No pudo seguir hablando porque sus labios estaban congelados.
Al igual que todo su cuerpo.
La luz fue encendida y comprobó lo obvio, estaba congelado hasta el cuello. Todoroki le veía con el ceño fruncido desde una de las esquinas, claramente confundido.
— ¿Kaminari? ¿Qué demonios?
Quiso explicar, pero de su boca solo salían balbuceos, sus labios estaban adormecidos y no podía decir palabra alguna. Todoroki, al notarlo, se acercó para descongelarle.
Suspiró de puro alivio al sentir que su cuerpo recobraba la sensibilidad. ¡No se suponía que ser cupido atentaría contra su vida!
— ¿Qué se supone que haces aquí? —Todoroki preguntó. Kaminari pudo notar perfectamente la mirada irritada y la forma en que apretaba la mandíbula, estaba enojado—. No me metas en tus estupideces, menos a media noche.
Ignorando todas las advertencias, Kaminari carraspeo y abrió sus brazos como si estuviera haciendo una alabanza al cielo.
— ¡Hijo mío!
—No soy tu hijo.
— ¡Sígueme el juego! —espetó—. ¡Ahijado mío! ¡Tus plegarias han sido escuchadas!
— ¿Ahijado, plegarias...? Kaminari, no sé qué...
— ¡Shhhh! ¡Déjame hablar primero, por un demonio! —Kaminari se llevó una mano al pecho como si estuviera ofendido, Todoroki rodó los ojos y opto por rendirse—. ¡Me he convertido en tu mayor aliado! ¡Para que puedas salir adelante en este mundo adolescente y dejes de ser un cubito de hielo! ¡Y más importante! ¡Para que aceptes que eres homosexual!
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• El Idiota de Cupido • [TodoDeku]
Fanfic¡Era un plan perfecto! Kaminari lo sabía, todas las chicas lindas en la academia pensaban en volverse la novia de Todoroki, eso hacía bastante difícil su vida cuando quería coquetear con una. Si Todoroki tuviese una pareja, todo sería perfecto, las...