Julianna

Bien cocido, por favor.

1. Bien cocido, por favor.

Pasaron algunos días con las complicaciones habituales y sin solución después de una reunión tan desastrosa por parte de los líderes aunque entre ellos esos días sirvieron para que el estrés disminuyera, cada uno calmándose a su manera.

Cuando Aarón D'Angelo no era "Il Fantasma" mostraba su rostro a la sociedad bajo un nombre y una personalidad completamente diferente a la suya, Arturo Richie. Ese jueves por la noche el joven contador Richie realizó una reservación para cenar en el mejor restaurante de cortes de la zona, curiosamente en territorio neutral.

Cuando la hora llegó Richie se presentó puntual portando un elegante pero modesto traje ajustado a sus medidas, sin compañía y sin seguridad a la vista, fue acompañado por la Hostess hasta la mejor mesa, la que el había solicitado específicamente por teléfono y asegurado con un billete en la entrada y un muy discreto guiño a la chica que ahora lo guiaba con el menú en mano.

El contador pasó la mitad de la primera hora tranquilo y bebiendo del mejor vino de la casa hasta la minúscula vibración de su móvil lo devolvió al presente, el mensaje de Gilbert lo hizo sonreír.

"Ivanova está cerca y parece ir en camino hacia allá, no hagas estupideces"

nuevamente esa familiaridad entre ellos se manifestó con su trato, pocas personas se atrevían a hablarle de esa manera a D'Angelo pero Gil lo tenía permitido.

Casi como cronometrado se escuchó la llegada de un motor deportivo, el sonido que anunciaba la llegada de la rusa constantemente seguida por su séquito de seguridad, el tiempo pareció detenerse cuando la puerta fue abierta por uno de los empleados para deja pasar a Julianna.

Desde la mesa del contador había una vista perfecta y se podían apreciar sus largas y bien formadas piernas, el entallado vestido rojo a juego con sus labios y la suela de sus tacones negros Louboutin. Arturo no pudo más que sonreír discretamente mientras llevaba la copa a sus labios, Julianna aún ni miraba en su dirección.
Al llegar con la Hostess Julianna se detuvo sin mirarla mientras mandaba un mensaje a Novikov para preguntarle si estaba libre, la Hostess conociendo el carácter de la Rusa tardó un momento en juntar la valentía para hablar.

-Su mesa está ocupada señorita Ivanova- su voz apenas era audible

Julianna en ese momento levantó la mirada de la pantalla para mirar a la pobre chica con desprecio.

-¿Qué dijiste?- A diferencia de la joven esta voz estaba cargada se seguridad y cuerpo a pesar de tener casi la misma edad.

-Alguien llamó para reservar con horas de antelación y pidió específicamente esa mesa-

-¿Y no se te ocurrió que yo iba a querer cenar aquí el día de hoy? Voy a perdonar tu error, si no puedes depilarte la ceja no puedo esperar que tengas la capacidad de atender a clientes de alto nivel-

La chica bajo la mirada claramente apenada, A diferencia de D'Angelo, Juliana no era discreta con el poder que podía ostentar, nuevamente abrió la boca para que su sensual voz saliera en un susurro amenazante.

-no te veo moviéndote a mover al payaso que ocupa mi mesa-

La chica salió disparada hacia la mesa, al llegar casi está hecha un mar de lágrimas.

-Señor Richie surgió un imprevisto...la cuenta corre por la casa pero debo cambiarlo de mesa-

El contador negó suavemente por la cabeza.

- Estoy disfrutando de la vista en este lugar pero puede ofrecerle a la señorita Ivanova que comparta esta cena conmigo-

La Hostess dio media vuelta y volvió a donde esperaba la impaciente rusa.
-Señorita Ivanova...el ocupante de la mesa se negó a moverse pero se ofreció a compartir la mesa con usted- La chica sonríe creyendo que encontró la solución, el Señor Richie no tiene un pelo de feo.