1° año: Primer día

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31 de julio 1991

Remus tenía los ojos aguados al igual que Sirius, quien le estaba abrazando por atrás y tenía su mentón apoyado en su hombro, ambos hombres estaban embobados viendo como su querido pseudo-hijo estaba con los ojos brillantes y una gran sonrisa en el rostro, mientras sus manos temblaban al abrir la carta de Hogwarts.

Siempre supieron que ese momento llegaría, era obvio que el chiquillo era un mago, pero la carta sólo lo hacía real, muy pronto tendrían que dejar ir a su cachorro, pero era tanta la felicidad en el chiquillo que se las contagiaba.

– Podré ser un gran mago como mamá y un excelente jugador de quidditch como papá – chilló Harry, para a los pocos segundos ganarse un abrazo por parte de sus tíos quienes no paraban de desordenar sus cabellos y regalar sonoros besos que el muchacho tanto odiaba.

Algún día en  Agosto 1991

Se encontraban los esposos Black y el pequeño Potter en el callejón Diagon, tenían que comprar la lista de materiales que le habían solicitado.

La primera parada fue buscar la varita de Harry con Ollivandar, Remus y Sirius comenzaron a relatarle como había sido la primera vez que habían tenido una varita en las manos, el muchacho se mostró interesado en saber de qué estaban hechas las de sus tíos.

– Ébano y pelo de unicornio, 30 centímetros – respondió Sirius por Remus con una amplia sonrisa, después de todo sabía cada detalle de su amado esposo – la mía es de roble y fibra de corazón de dragón, 28 centímetros – explicó el hombre orgulloso.

– ¿Y las de mis padres? – preguntó el muchacho de ojos verdes mientras bajaba la mirada, siempre quería saber de ellos, pero a la vez le producía mucho dolor el que ya no estuvieran con él, siempre había tenido el amor de sus tíos, pero de vez en cuando se preguntaba que se sentiría tener un padre y una madre, movió la cabeza de forma enérgica intentando olvidar ese oscuro pensamiento.

– La de James era de caoba, 28,5 centímetros y de Lily, sauce de 25 centímetros – le indicó Remus de forma cálida mientras ponía una de sus manos en sus hombros y daba un cariñoso apretón – Garrick – saludó Remus para luego entablar una conversación con aquel hombre.

Ollivander le hizo probar distintas varitas, con algunas causo algunos desastres los cuales gracias a un rápido hechizo de Remus se solucionaron en un instante. El encargado de la tienda de varitas tenía una caja en las manos, con cuidado y una mirada sombría saco una varita, con sus manos temblorosas se las extendió al joven mago, quien en un santiamén hizo el movimiento requerido para luego enterarse que al fin había encontrado su ansiada varita.

– Acebo y pluma de fénix, 28 centímetros – su mirada se había oscurecido – curioso. Señores Black puedo charlar con ustedes un momento – pidió el hombre de cabellos blancos. Remus le pidió a Harry que se adelantara en ir por un helado en Florean Fortescue, ellos le alcanzarían en algunos minutos.

Ambos hombres salieron la Tienda de Varitas Ollivanders con sus caras algo pálidas, necesitan ir a hablar con Dumbledore de inmediato, tenían algunas dudas que necesitaban resolver. Estaban por llegar a la heladería cuando se encontraron con Hagrid, rápidamente Sirius le pidió que se quedara con Harry por cerca de una hora mientras ellos iban darle una visita al director de Hogwarts. El semigigante intentó negarse pues tenía que hacer una importante petición por parte de Dumbledore, pero ante el serio semblante de los esposos Black, pensó que lo mejor sería llevar a Harry con él, sólo bastaba con que no abriera su boca.

Le explicaron a Harry que había surgido una pequeña emergencia, pero que estarían de regreso en menos de una hora. Al muchacho de ojos verdes le agradaba Hagrid, siempre el alto hombre le hablaba de aquellas entretenidas criaturas que él con tanto esmero cuidaba.

Como si fuera nuestro hijo (Wolfstar y Drarry) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora