Diecinueve

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Mientras las luces de la televisión eran lo único que iluminaban el lugar pues era la única luz prendida en el departamento del Jungkook, esa noche había sido muy fría y él y Rose habían tenido enredarse en una manta para abrigarse.

Rose notó que Jungkook parecía que en realidad le importaba poco la película que estaban viendo pues parecía muy distraído.

-¿Estas bien?- preguntó Rose parando la película y regresándolo a ver

-Sí, bueno- Jungkook suspiró y dejó caer lentamente su cabeza al regazo de Rose -Hablo de que...- él castaño parecía dudar y buscar las palabras para describir cómo se sentía

-Te sientes cansado- dijo ella, acertando con las palabras que él estaba pensado -Te entiendo- Rose empezó a jugar con el flequillo de Jungkook, levantándolo, así permitiendo que se pueda ver la frente de este mismo, Jungkook solo dejó que las caricias que ella impartía continuaran permitiendo que leves cosquilleos corrieran por todo su cuerpo haciendo que esto lo relajara -Tranquilo- dijo dándole un leve beso en los labios -Todo estará bien- volvió a confirmar mientras Jungkook sonreía

-Canta- le dijo haciendo que Rose se extrañara ante aquel pedido, Jungkook hizo un puchero como si fuera un niño pequeño rogando por un dulce

-¿Que cante?- preguntó

-Si por favor- dijo con una voz muy infantil -Canta hasta que me quede dormido si-

Rose sonrió y mientras seguía pasando sus dedos por el cabello de Jungkook y entonó una canción, la voz de ella no se podría decir que era la mejor de mundo pero no estaba mal, o al menos para Jungkook sonaba como un coro de ángeles y él sin darse cuenta lentamente se quedó dormido, pues en ese momento ningún problema o deseo era más importante, pues sentía que lo que tenían en ese efímero instante era lo más valioso para él.

Aunque a veces no todos pueden tener los mismo sentimiento pues aunque una parte de Rose sintió una serenidad en su corazón pues amaba poder admirar cada detalle del perfecto rostro de Jungkook, amaba admirar como parecía tan tranquilo cuando dormía, como incluso podía parecer un niño pequeño que simplemente era feliz con lo que tenía, porque así son los seres humanos, podemos expresar incluso a veces más de lo que nos gustaría cuando simplemente no decimos nada, porque esa esencia innata que nace con nosotros a veces puede ser opacado por las voces que existen a nuestro alrededor y olvidamos a ese yo interior, lo enterramos muy al fondo y mostramos una máscara para poder encajar y es ahí cuando este va muriendo lentamente y al final nos volvemos seres sin espíritu; nos volvemos un cuerpo vacío, una coraza andante.

Y como otro recuerdo doloroso incrustado en su memoria llegó a su cabeza.

Aquella tarde oscura, todo el día la lluvia había estado cayendo y el cielo era gris como si este estuviera tan triste como Rose, esta escuchó como al parecer en la sala unos cristales eran violentamente rotos y así finalmente dando por finalizada la discusión que sus padres habían tenido, minutos después su madre gritaba desesperada, en otra ocasión al escuchar un grito así una persona normal hubiera pensado que la persona emisora de aquel grito estaba en problemas, pero en realidad para Rose significaba que debía guardar silencio pues su madre estaba ebria y aunque muchas personas que conocían a la familia podían confirmar que aquella mujer tenía un rostro tan angelical como su hija, ella podía ser de los seres más peligrosos cuando se encontraba en tal estado; después de escuchar como su madre cerraba de un portazo la puerta de su habitación Rose supo que finalmente podía salir de ahí, o más bien escapar.

Corrió tan rápido como pudo incluso con la fuerte lluvia que había sin llevar ni siquiera un paraguas o un abrigo para protegerse del tempestuoso clima, y del apuro que sentía incluso hubiera subido por las gradas de aquel edificio si no supiera que en realidad al lugar que iba quedaba en el último piso y bueno este edificio al igual que el de ella eran los más altos de la ciudad, tomó de inmediato el ascensor y sintió gran desesperación, las lágrimas ya habían empezado a correr por sus mejillas, al igual que su casa el ascensor se habría directamente en la sala, Rose entró apresuradamente y se lanzó a los brazos de Jin que la esperaba muy preocupado.

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