Enero.

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Estabamos sentados, mirando las estrellas, no sé en donde, ni cuando, ni a que horas, sabía lo que sucedería después de esto, por mi lado estaba ansiosa, por su lado estaba tranquilo con los ojos cerrados, no solía hablar mucho, se la pasaba callado, de vez en cuando soltaba algo, y sonreír, no sonreía ni de chiste, alguna vez cuando apenas lo conocía recuerdo haberlo visto sonreír, pero algo había pasado, algo que nunca me dijo, algo que quizá descubriese pronto.

Enero era frío, y el estaba vestido como si fuese primavera, mirando las estrellas en la playa llena de nieve, de pronto se puso de pie y me aventó un montón de ella.

-Hey!, eso es trampa!- grité.

Una risa salió de su boca desprevenidamente y de imediato guardó silencio y comenzó a correr por toda la playa.

No me podía quedar sentada, me pusé de pie y lo seguí aventando nieve, esto era la guerra, y de repente se aventó a la playa; ¡estaba loco!, no haría eso ni en sus sueños.

Salió empapado y me cargó como costal, me aventó a la playa, nos daría hipotermia.

Cuando me di cuenta ya estaba amaneciendo, y estabamos empapados hasta los huesos, temblando de frío, morados de la boca, blancos de la piel, comencé a reír, y de nuevo lo escuché reír junto conmigo.

Eran buenos momentos, eran.

Intento de suicidio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora