Harry llegaba tarde. No tenía ninguna excusa que pudiera ofrecer que llegara a ser escuchada y lo primero que le había quedado claro al llegar allí era que la impuntualidad era uno de los motivos mayoritarios por los que los internos eran sancionados. No es que el chico sintiera que ser sancionado iba a ser lo peor que le podría pasar ahí dentro, para nada, la soledad que le acompañaría iba a ser mil veces peor, sin embargo al parecer en el lugar se tomaban muy en serio recorrer cada sesión lo más completamente posible.
Había pasado un buen rato parado en el centro de su nueva habitación, mirando a través de la ventana el cielo nublado que le había acompañado desde su entrada en el centro un día antes. No había nada en particular que mereciera la pena ser visto en el interior, por otro lado. Tan solo una cama con colcha y sábanas blancas, una mesita de madera clara con una lámpara pequeña sobre ella, un armario cuyo color no se habían parado a intentar combinar con el de la mesilla y un cubículo de no más de cuatro metros cuadrados donde tomaría las duchas durante las próximas semanas, esperaba que fueran semanas.
Se había entretenido demasiado tiempo pensando en el pasado, algo que no era raro en él, y cuando se había dado cuenta, y sus ojos habían vuelto al presente, el reloj de pared había apuntado a las diez. Una maldición sin premeditar había salido de sus labios y había logrado observarse un par de segundos en el espejo de rostro, junto a la puerta de entrada, antes de salir a trompicones de la habitación casi cayendo al suelo por sus prisas y la falta de coordinación de sus extremidades, su madre le solía decir que a veces parecía un cervatillo recién nacido buscando la estabilidad. El equilibrio de Harry se había marchado, entre otras muchas cosas.
Llegó a tiempo de observar un instante el interior de la sala, después de perderse un par de veces entre los largos pasillos del lugar. La excusa de ser nuevo no iba a valer, también se lo habían dicho. La disciplina es necesaria en la vida, mas era un pilar en aquel lugar sin lugar a dudas. Repasó con los ojos en círculo de personas sentadas, pero suspiró, preparándose mentalmente para lo que se le venía encima, y no se dio tiempo a arrepentirse y llamar a su madre lleno de promesas, que sabía no iba a cumplir, o miedos, que seguirían estando ahí entre los brazos de Anne; tenía una misión, no iba a fallar esta vez, se lo debía a sí mismo.
Supo quién era el psicólogo porque fue el primero que levantó la cabeza hacía él, lo hizo sin embargo tan solo un instante antes de que unos ojos azules impactaran de lleno contra los de Harry aventurándose en su interior sin esfuerzo, Harry sintió su cuerpo temblar cuando hizo contacto con ellos, pero lo ocultó fácilmente, se le había desarrollado el poder de resguardarse del universo casi como crecimiento natural.
-Buenos días, señor Styles- oyó que le llamaba el psicólogo desde su asiento.
Notó a las personas a cada lado del hombre algo separadas de su silla, pero no supo identificar si era turbación o respeto lo que les mantenía en aquella posición. Intentó buscar de nuevo esos ojos azules, pero el muchacho había agachado la cabeza y no la levantó cuando Harry intentó escudriñar en su mirada de nuevo.
-Sé que llego tarde, sé que está fuera de los límites y-
-Si tienes la valentía suficiente te atreverás a no soltar un pero como recurso absurdo a tu falta de puntualidad.
El tratamiento respetuoso de usted había desaparecido de los labios del psicólogo, Harry notó, a pesar de ello, que el tono de su voz no indicaba un desencanto o un enfado claros, más bien una bienvenida extraña, pero bienvenida al fin y al cabo.
-Me los sé todos: "es mi primer día y no tenía muy claro dónde tenía que ir", "me he entretenido en el desayuno porque las tostadas francesas de las cocineras son de otro planeta", "me han llamado del despacho del secretario para un control matutino",... Si tienes alguna excusa mejor te escucharé encantado, sino, por favor, acompáñanos en el círculo- esperó un par de segundos pero Harry negó rápidamente-. Bien, David, por favor, acerca una silla para Harry.
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Enouement. Emociones Vol. I - Louis y Harry
Fiksi PenggemarLouis y Harry se encuentran en un centro de rehabilitación. Ambos quieren volver a su hogar, sin embargo, no saben si siguen teniendo uno. Saga Emociones. Volumen I. Enouement: Sentimiento agridulce de haber llegado al futuro, ver cómo han salido...