Capítulo 8: Un Nuevo Comienzo

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El sol se alzaba sobre Fairview cuando Ruby y Ethan salieron juntos a dar un paseo. La calidez del amanecer iluminaba el pueblo y, por primera vez, Ruby se sentía realmente en paz con el lugar que una vez había dejado atrás. La sombra de su pasado comenzaba a disiparse, y, aunque sabía que nunca desaparecería por completo, ya no sentía que la definiera.

Durante su paseo, se encontraron con algunos de los amigos de la infancia de Ruby, que se sorprendieron al verla tan sonriente y relajada. Ethan la presentó a todos, como si fuera la primera vez, mostrándole un respeto y una ternura que hicieron que Ruby se sintiera segura y aceptada. Los comentarios y miradas de curiosidad que antes le parecían amenazantes ahora solo eran un recordatorio de cuánto había cambiado.

A medida que avanzaban por el pueblo, Ruby sintió que aún quedaban conversaciones pendientes. Entre esas, estaba su madre. Durante su huida, Ruby había dejado heridas abiertas que su madre llevaba en silencio, preguntándose cada día por qué su hija se había marchado sin avisar.

Ruby apretó la mano de Ethan, y él la miró, sabiendo lo que estaba pensando. "Ve a hablar con ella," le dijo con suavidad. "Aquí estaré cuando regreses."

Ruby asintió y se dirigió hacia su casa. Al llegar, tomó aire antes de entrar, preparándose para una conversación que había pospuesto durante demasiado tiempo.

Su madre estaba en la cocina, preparando el desayuno, y al ver a Ruby entrar, sonrió con una mezcla de alivio y preocupación. Ruby se acercó, su corazón latiendo rápido, y se sentó frente a ella.

"Mamá, he estado queriendo hablar contigo desde que volví," comenzó Ruby, con voz temblorosa. "Sé que te debo una explicación por haberme ido así, sin decir nada."

Su madre dejó de lado lo que estaba haciendo y la miró con ojos llenos de lágrimas. "Ruby, no sabes cuánto te extrañé. Me dolió tu partida, pero lo que más me dolía era no saber si estabas bien."

Ruby tomó las manos de su madre, sintiendo el amor y la compasión que siempre le había dado. "Lo sé, mamá. Y siento mucho haberte hecho pasar por eso. No era justo para ti, pero en ese momento me sentía tan confundida y asustada... descubrí cosas sobre la familia que me hicieron dudar de todo, incluso de mí misma."

Su madre asintió, y sus ojos reflejaban una comprensión profunda. "Sé que nuestra familia no ha sido perfecta, Ruby. Pero también sé que tú eres fuerte, que siempre has tenido un corazón bondadoso. No tienes que cargar con el peso de los errores de otros."

Ruby sintió cómo el alivio llenaba su pecho. Había temido tanto ese momento, pero el amor incondicional de su madre la envolvía, haciéndola sentir que finalmente estaba en casa.

Ambas se abrazaron, y en ese instante, Ruby sintió que todas las heridas abiertas comenzaban a cerrarse. Era como si, con ese abrazo, su madre la aceptara nuevamente, no por quien había sido, sino por la mujer que había regresado.

Después de unos minutos, Ruby se separó y miró a su madre con una sonrisa. "Gracias por nunca rendirte conmigo. Quiero quedarme aquí, empezar de nuevo, pero esta vez no quiero hacerlo sola."

Su madre le acarició el rostro con ternura. "Fairview siempre será tu hogar, Ruby. Siempre tendrás un lugar aquí, y esta vez, sé que encontrarás la paz que siempre has buscado."

Ruby salió de la casa con el corazón liviano, sintiéndose más libre y completa de lo que había sentido en años. Encontró a Ethan esperándola afuera, y cuando lo vio, corrió hacia él, sintiendo una felicidad indescriptible.

"¿Cómo te fue?" preguntó él, abrazándola.

"Bien," respondió Ruby, con una sonrisa que lo decía todo. "He hecho las paces con ella... y con el pasado. Estoy lista para comenzar de nuevo."

Ethan sonrió y tomó su mano, mirándola con cariño. "Entonces, empecemos juntos."

A partir de ese día, Ruby y Ethan comenzaron a construir una vida nueva en Fairview. El peso del pasado ya no los limitaba; en cambio, era un recordatorio de lo lejos que habían llegado. Ambos sabían que el camino no sería perfecto, pero estaban dispuestos a recorrerlo juntos, con amor y aceptación.

Con el tiempo, Ruby encontró una nueva versión de sí misma, una que era más fuerte y resiliente, pero también más abierta al amor y a la esperanza. La gente del pueblo la miraba con respeto y admiración, reconociendo a una mujer que había enfrentado sus miedos y que, finalmente, había encontrado su lugar en el mundo.

Y así, en el pueblo que alguna vez había dejado atrás, Ruby encontró su hogar, su amor y la promesa de un nuevo comienzo, demostrando que, aunque el pasado puede dejar cicatrices, siempre es posible empezar de nuevo, rodeada de aquellos que te aceptan tal como eres.

El Regreso de RubyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora