Capítulo 3: Encuentros y Susurros

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Los días pasaron lentamente para Ruby en Fairview. Su regreso al pueblo no había pasado desapercibido, y cada vez que salía, sentía las miradas curiosas, las voces que bajaban a murmullos cuando pasaba junto a grupos de personas conocidas. Sabía que muchos se preguntaban por qué había vuelto, qué la había llevado a desaparecer tan repentinamente hace cinco años y por qué la Ruby que recordaban parecía haber desaparecido.

Una tarde, mientras caminaba por el centro del pueblo, decidió entrar en la cafetería que solía frecuentar cuando era adolescente. La cafetería había cambiado poco: las mismas mesas de madera desgastada, el mismo aroma a café y galletas recién horneadas, y las mismas caras familiares tras el mostrador. El dueño, el señor Parker, levantó la mirada y se quedó inmóvil por un momento al reconocerla.

"Ruby... No pensé que te vería de nuevo por aquí," dijo, con una mezcla de sorpresa y calidez.

Ruby forzó una pequeña sonrisa y asintió. "He vuelto por un tiempo. Quería pasar a ver si todo sigue igual."

El señor Parker le sirvió una taza de café, invitándola a sentarse en una mesa junto a la ventana. Mientras Ruby tomaba un sorbo, notó cómo varias personas en la cafetería la observaban discretamente. Podía sentir sus miradas y oír sus susurros, y aunque había regresado para enfrentar este tipo de momentos, le resultaba más difícil de lo que imaginaba.

"¿Cómo te ha ido, Ruby?" preguntó el señor Parker, intentando romper la tensión.

Ruby tomó un respiro. Sabía que la gente esperaba respuestas, pero dar explicaciones no estaba en sus planes. "He estado bien, señor Parker. La vida sigue, supongo."

Él asintió lentamente, respetando su silencio. "Eso es cierto. Nos alegra verte de vuelta."

Justo en ese momento, la campanilla de la puerta sonó, y Ruby levantó la vista para encontrarse con un rostro familiar: Ethan, su antiguo novio y el chico al que había dejado atrás sin una palabra. Ethan se quedó inmóvil en el umbral, observándola con una mezcla de sorpresa y confusión. Ruby sintió cómo su corazón daba un vuelco, aunque intentó mantener la calma.

Ethan se acercó lentamente, sus ojos mostrando la herida abierta que aún parecía latir dentro de él. Cuando estuvo frente a ella, Ruby lo miró fijamente, tratando de no dejar que la culpa se reflejara en su rostro.

"Ruby," dijo él, con un tono que mezclaba reproche y alivio. "No pensé que volvería a verte."

Ruby tragó saliva, sin saber exactamente qué decir. El silencio entre ambos era denso, cargado de todas las palabras que nunca se dijeron y de las promesas que quedaron rotas. Ella había amado a Ethan, pero su partida abrupta había sido inevitable para protegerse a sí misma de lo que había descubierto.

"Ethan... yo... no esperaba encontrarte aquí," murmuró, tratando de evitar su mirada directa.

Él tomó asiento frente a ella, sus ojos fijos en los suyos, buscando una explicación que quizás Ruby nunca podría darle. "¿Por qué te fuiste, Ruby? ¿Por qué desapareciste sin decirme nada?"

Ruby miró hacia la ventana, luchando contra la avalancha de emociones que amenazaba con desbordarse. Sabía que Ethan tenía derecho a una respuesta, pero las razones de su partida eran demasiado complejas y dolorosas para ser compartidas.

"Es complicado, Ethan," dijo finalmente, con la voz entrecortada. "Había cosas... cosas que no podía enfrentar aquí."

Ethan apretó los labios, claramente frustrado por la evasiva. "¿Cosas que no podías enfrentar? ¿Y crees que yo pude enfrentar el que te fueras así, sin una palabra? Ruby, lo que hiciste nos dejó destrozados a todos, especialmente a mí. No sabes cuánto te busqué, cuánto me pregunté qué había pasado."

Las palabras de Ethan eran como golpes que alcanzaban cada rincón de su ser, y Ruby sintió cómo la culpa la envolvía una vez más. Pero ella no podía darle una respuesta simple, no podía contarle la verdad sin revelar partes de sí misma que había decidido dejar atrás. Había huido para protegerse, pero también para proteger a los que amaba de algo que consideraba demasiado oscuro.

"Lo siento, Ethan," susurró, bajando la mirada. "Sé que te debo una explicación, pero no estoy lista para darla. Solo puedo decirte que no fue fácil para mí tampoco."

Ethan la miró en silencio, intentando leer entre líneas, intentando comprender el cambio en ella. La Ruby que había conocido era una chica abierta, que nunca ocultaba lo que sentía. Ahora, frente a él, estaba una mujer que parecía haber erigido una muralla inquebrantable a su alrededor.

"¿Volviste para quedarte?" preguntó finalmente, resignado a no obtener respuestas en ese momento.

Ruby levantó la vista, encontrándose con su mirada. "No lo sé. Vine para... para resolver cosas. Pero aún no sé si eso significa quedarme."

Ethan asintió, aunque Ruby notó el dolor en su rostro. A pesar de todo, él aún parecía estar dispuesto a darle el espacio que necesitaba, a esperar por una explicación que quizás nunca llegaría.

"Entonces, espero que encuentres lo que buscas," dijo Ethan en un tono de despedida. Se levantó de la mesa y, sin decir una palabra más, salió de la cafetería.

Ruby se quedó en silencio, mirando el café en su taza mientras las emociones se arremolinaban dentro de ella. Había sido más difícil de lo que imaginaba enfrentar a Ethan, y se dio cuenta de que, aunque había cambiado, las heridas de su pasado seguían abiertas, y cada encuentro en Fairview era un recordatorio de todo lo que había dejado atrás.

Cuando salió de la cafetería, el aire fresco le golpeó el rostro. Caminó sin rumbo fijo, perdida en sus pensamientos, hasta que llegó al río que corría por las afueras del pueblo. Allí, bajo la sombra de los árboles, Ruby se dejó llevar por el peso de sus emociones. Las lágrimas que había contenido comenzaron a caer, y por primera vez desde su regreso, permitió que la vulnerabilidad la alcanzara.

Sabía que su retorno a Fairview no sería sencillo, que cada persona a la que había dejado atrás representaba una historia sin cierre, un capítulo incompleto de su vida. Ethan, su madre, Sarah... todos merecían respuestas. Pero Ruby aún no estaba lista para abrir esa puerta, para enfrentar el pasado que la había cambiado.

Mientras el sol se ponía, Ruby tomó una decisión. Había vuelto para buscar respuestas, pero ahora comprendía que, para sanar, tendría que enfrentarse a cada uno de esos fantasmas. No podía huir para siempre, y quizás, solo quizás, Fairview era el lugar donde encontraría la paz que tanto anhelaba.

Con ese pensamiento, Ruby se giró y miró al horizonte, decidida a enfrentar lo que el futuro le deparara, aunque significara enfrentar los secretos que había enterrado hace tanto tiempo.

El Regreso de RubyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora