Los meses que siguieron fueron un periodo de crecimiento y sanación para Ruby. La vida en Fairview había recuperado un sentido de normalidad, aunque Ruby sabía que su historia, con sus altos y bajos, aún resonaba en el pueblo. Las miradas de curiosidad se habían transformado en gestos de respeto y aceptación, y las personas que la conocían desde su juventud la miraban con una mezcla de admiración y simpatía. Había enfrentado su pasado, pero quedaba una última pieza por resolver: el perdón hacia sí misma.Con Ethan a su lado, Ruby había encontrado la paz que tanto había buscado. Él había sido su apoyo, su confidente, y el ancla que la mantuvo fuerte en su proceso de reconciliación con su historia. Juntos habían pasado tardes enteras en el lago, caminando por los senderos que Ruby solía recorrer de niña y compartiendo sueños de futuro.
Pero Ruby sabía que había algo que aún no había enfrentado. Aunque había perdonado a los miembros de su familia y a las personas que la rodeaban, aún sentía una carga sobre su pecho, una voz interna que la hacía cuestionarse si merecía realmente esta segunda oportunidad, si había hecho lo suficiente para ganarse el amor y la vida que ahora disfrutaba.
Un día, mientras estaba sentada en su habitación mirando viejas fotos, decidió que era momento de confrontar ese sentimiento. Entendió que, para liberarse completamente, debía encontrar la manera de perdonarse a sí misma por los años que se había juzgado tan duramente, por los errores que había cometido y por la decisión de abandonar a todos sin una explicación.
Esa misma tarde, salió de casa y fue al cementerio donde su abuela estaba enterrada. Había evitado ese lugar durante mucho tiempo, pues sabía que muchas de las decisiones que la llevaron a irse habían comenzado con los secretos que había descubierto en la casa de su abuela. Sentía que le debía algo, como si ese lugar guardara las últimas piezas de su propia paz.
Al llegar, se acercó a la tumba y se arrodilló, mirando la lápida. Sentía que estaba allí no solo para despedirse, sino también para aceptar la verdad completa de su pasado.
"Abuela, sé que me fuiste dejando pistas... no sé si para protegerme o para mostrarme lo que todos guardaban en silencio," dijo en voz baja, sintiendo cómo el viento la envolvía en un abrazo invisible. "Durante mucho tiempo, cargué con la culpa de lo que descubrí, de lo que me hizo dudar de quién era. Me hizo sentir sucia, rota, y pensé que nunca podría encontrar paz. Pero ahora sé que no soy responsable de los errores de los demás, y creo que estoy empezando a entender lo que realmente querías para mí."
Ruby respiró profundamente, dejando que el aire llenara sus pulmones mientras cerraba los ojos y dejaba que sus pensamientos fluyeran.
"Hoy, quiero liberarme de la culpa, de los miedos y de los juicios que me hice durante tantos años. No soy perfecta, abuela, pero he cambiado. He aprendido a amar, a perdonar y a encontrar paz en lo que soy. Y espero que, donde quiera que estés, puedas entender por qué me fui, y por qué ahora estoy dispuesta a quedarme."
Al decir esas palabras, Ruby sintió una calma que nunca antes había experimentado. Era como si al fin hubiera encontrado su propio perdón, como si todas las piezas de su historia encajaran en su lugar y le permitieran comenzar de nuevo, sin cargas ni sombras.
Esa noche, Ruby volvió a casa y encontró a Ethan esperándola en el porche. Él la miró y, al ver su expresión tranquila, supo que ella había enfrentado algo importante.
"¿Cómo te sientes?" preguntó él, mientras ella se sentaba a su lado y apoyaba la cabeza en su hombro.
"Me siento en paz, Ethan. Creo que finalmente me he perdonado a mí misma. He dejado atrás los secretos y las sombras, y estoy lista para seguir adelante... contigo."
Ethan le acarició el rostro y le dio un suave beso en la frente. "Estoy orgulloso de ti, Ruby. Has recorrido un largo camino para llegar aquí, y no tengo dudas de que el futuro que construiremos juntos será increíble."
Ambos se quedaron en silencio, observando cómo el cielo se teñía de estrellas, recordando todos los momentos que los habían llevado hasta ese instante. Ruby entendía que el amor y la paz que ahora sentía eran el fruto de una larga y dolorosa travesía, y que, al final, cada paso había valido la pena.
En el porche de aquella casa, bajo la luz de las estrellas y con Ethan a su lado, Ruby sintió que había llegado a su hogar, no solo en Fairview, sino en su propio corazón.
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El Regreso de Ruby
RomansaDespués de cinco años de ausencia y silencio, Ruby vuelve al pequeño pueblo de Fairview, dejando atrás una vida de secretos y una dolorosa partida sin explicación. Alguna vez fue una chica dulce e ingenua, pero ahora ha cambiado; el tiempo y las som...