✖ Humillar en público ✖

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El sol molestaba en la cara del rubio, mas le importaba poco, la verdadera tensión se sentía entre él y la muchacha de gran parecido con su persona. Eepop y Onomadek se habían encontrado con la pareja en pleno centro comercial, y de esto terminó derivando una especie de salida entre ellos. Lamentablemente para el muchacho no era realmente muy cómodo convivir con la chica luego de ese beso en la fiesta de compromiso de sus amigos. Los híbridos hablaban de forma animada, sin siquiera darse cuenta del pesado ambiente entre los menores, quizas sería mucho más distinto si el de hebras violetas tuviera conocimiento de ese incidente.

—¿Las cosas siguen mal con Kedamono?—
Se atrevió a hablar la muchacha cuando el mencionado estaba lejos. Popee negó con su cabeza, ¿Cómo decirle sin causar un alborto que iban de mal en peor?

—Todo va genial, gracias por preocuparte Eepop.—
Caminaban un poco más atras de los ajenos, los cuales mientras se ponían al día habían propuesto ir a una cafetería, a la cual iban en camino por supuesto.
Al llegar el rubio tomó asiento al lado de su pareja, pidiendo tan solo una taza de cafe sin nada para comer a diferencia del resto.

—¿Tan solo comes eso?—
La pelirosa elevó una ceja bajo su mascara, le sorprendía ver lo poco que consumía siempre la pareja de su amigo a diferencia del resto, pero al menos en ocasiones anteriores si comía. La verdad Popee se sentía tan demacrado últimamente que no tenía ánimos siquiera para comer algo.

—Comí demasiado en casa.—
Se excusó moviendo sus manos de forma algo frenética, logrando que al menos la mirada intimidante de la mayor dejara de verle con extrañeza. Sin embargo no pudo evitar el tema por parte de su novio, quien le observaba de manera no muy cariñosa.

—Pfff, ¿Comer? Últimamente siquiera tocas un plato. Ya pareces un esqueleto para que salgas con una dieta extraña.—
Le regañó, haciendo que sus mejillas se enrojecieran de vergüenza ante las miradas sorprendidas de los demas.

—¿Por que no estas comiendo?—
Preguntó sin verguenza alguna la mujer mitad lobo, obviamente el menor no podía decir la causa verdadera de su ansiedad sin que se armara una gran discusión.
—¿Intentas bajar de peso?—
Ladeó su cabeza esperando respuestas, mas no eran entregadas de su parte, se negaba a hablar rotundamente.

—He comido, solo que no en casa.—
Mintió, una carcajada salía de la boca de su pareja, negando con su cabeza, causando una confusión tremenda en todos.

—Joder, siempre te quejas de que debemos ahorrar, claramente no comes fuera de casa.—
La desesperación aumentaba a pasos agigantados en él. Pequeñas lagrimas que solo Kedamono podía notas eran formadas en sus ojos. El joven siempre había sido alguien muy seguro y determinado, no obstante el de mascara poco a poco destruía más a esa persona, formando a un chico frágil y quebrantado.
Las ordenes llegaron en peor momento, pues el de ojos rubí cogió un trozo del pastel de su plato y lo antepuso a su novio.
—Si no estas haciendo la estupidez de no comer, come esto, Popee.—
Le miraba con una sonrisa cínica, causando un escalofrío desesperante en el cuerpo del más alto, últimamente su poco apetito se transformaba en repulsión, u otros días estaba realmente hambriento, comiendo en exceso, claramente no era de esos días.

—No quiero... Por favor.—
Sentía la mirada de las mujeres sobre él, era humillante que le vieran así, sin siquiera poder comer un misero trozo de masa.

—Kedamono, no debes tratarlo así.—
Se interpuso la más joven, notando la desesperación del rubio ante lo que normalmente sería una escena común y corriente.

—Vamos, me hice novio de un hombre. No de una adolescente llorona por un simple trozo de pastel.—
El ajeno sintió aquella pieza de alimento estamparse en sus labios de manera violenta, quedando plasmado en su rostro la crema y masa del azucarado platillo. Normalmente eso sería una broma, ¿Por qué entonces no podía evitar que las saladas lagrimas se mezclaran con el dulce postre?
—Deja de llorar me averguenzas.—
Las muchachas le miraban con asombro y confusión, ¿Ese era Kedamono en verdad? Obviamente no el de hace años.

—¿¡Por qué rayos hiciste eso!?—
Reclamó la pelirosa confundida, a la vez que la chica de a su lado se lanzaba a insultar al mayor también.

—N-No importa... Haha, solo ire al baño.—
Susurró el afectado retirándose a lo que claramente serían largos minutos de sollozos ahogados dentro de un cubículo del baño evitando llamar la atención.

¿Tanto asco daba que debian hacerlo saber a más personas? Probablemente solo estaba exagerando, debía estar intentando lo mejor para su salud, tal vez. Al menos quería sentir que así era. Quería sentirse amado como lo fue alguna vez hace tiempo.

Violentómetro [Popee the performer] [Popkeda]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora