Tal como la lluvia las lagrimas del joven caían sin parar, yacía en el piso de aquel departamento, llorando sin tener idea de que pasaba. Había pasado mucho desde que su novio le dejó solo. Su cuerpo le dolía como un infierno, no sabía que hacer, ¿Debía quedarse e ignorar todo eso? De igual manera no tenía a donde largarse. Sus temblorosas piernas le ayudaron a levantar su delgado cuerpo a mal traer, casi cayendo al piso en su primer intento, afirmandose de una pared.
Miró a todos lados, ¿Donde había ido aquel hombre? Se sintió más tranquilo al notar como este no se veía por ningún lado. Sus torpes pasos fueron hacía la habitación que ambos compartían, pensar que al llegar tenían tantos lindos sueños entre ambos; estar juntos siempre, tener una familia, miles de sueños que se fueron desplomando hasta tocar fondo.Buscó su teléfono con desesperación, ya no tenía como contactar a sus amigos para que le ayudaran, pero aún podía, aunque personalmente odiaba la idea, contar con su padre. Al marcar su número empezó a oir pasos, la sangre se le congeló en ese preciso instante.
-Vamos, contesta...-
Suplicó al aire mientras se agachaba, apoyando su espalda en la cama, rasguñando uno de sus brazos a causa de la ansiedad que le invadía. No pensaba irse para siempre, aún era aquel embobado chico en cierta parte, más necesitaba estar un rato alejado, teniendo la esperanza de que el tiempo mágicamente le ayudara en aquellos momentos y todo fuera algo de lo cual reirse en el futuro, daría todo por que eso de cumpliera.
Pasó un tiempo y Papi seguía sin responder, para su suerte, al parecer los pasos eran solo una mala jugada de parte de su ya quebrada mente.
Volvió a marcar, una, dos o tres veces, quizás más. Hasta que al fin respondió.—¿Hijo…? Que raro que me llames.—
Se cuestionó el mayor desde la línea, estaba ocupado, pero apenas pudo escuchar una de las muchas llamada de su hijo corrió a contestar. Aunque tal vez era demasiado tarde, pues la figura del híbrido ya estaba presente ante los azules ojos del chico, el cual temblaba sin saber que decir, su cuerpo no respondió en ningún momento, solo atinó a decir algo para zafarse.—Quería decirte feliz cumpleaños...—
Inventó rápidamente esperando que Kedamono tragara aquella mentira y no sospechara de las intenciones que poseía.—Oh, lo recordaste, ¡Gracias hijo!—
Habló felíz, realmente no era au cumpleaños, no obstante cualquier muestra de cariño de su hijo era suficientemente impactante para su persona.—Te llamaré luego.—
Cortó la llamada, sin esperar que el otro hablara se levantó y caminó con rapidez hacía la puerta, quería salir, lo necesitaba o no sabía que tanto lo arruinaria. Estaba por abrir la puerta cuando un fuerte empujón le azotó contra la pared, cayendo nuevamente como si su cuerpo últimamente fuera un simple muñequito hecho de trapos.—¿¡A donde crees que vas!?—
Le gritó enojado en mitad lobo, pisando con fuerza el estomago del chico, el cual solo podía tocer por la falta de aire tan repentina.—¡S-Solo necesito salir!—
Habló débilmente recibiendo otra gran patada en el costado de su cintura, sintiendo como poco a poco su vista se nublaba más.
—D-Déjame ir, por favor... P-Perdóname por todo lo malo que he hecho, pero d-déjame, solo un poco...—
Una risa con la grave voz del ajeno se hizo presente, junto a más patadas clavandose en su cuerpo hasta que terminara por apagar su mente unos momentos.—Entiende Popee, no puedes hacer nada, sin mi eres solo basura.—
Estaba todo oscuro, no sabía que hacer, tampoco podía realizar acción alguna. Solo sabía que no tenía escapatoria.
ESTÁS LEYENDO
Violentómetro [Popee the performer] [Popkeda]
Fanfiction⚠ ''Si, hasta la violencia puede medirse.'' ⚠ ❇ __________▫_________ ❇ Popee y Kedamono llevaban poco de relación, ambos esperaban cambiar y que él otro también lo hiciera, ¡Oh, no contaban con que ambos seguían siendo lo mismo! Solamente que ahora...