Repito: Si no viste la película de los Crímenes de Grindelwald ¡NO LEAS ESTA HISTORIA! Después no digan que no les avise.
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Por ti.
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Había dos tazas de café y una de té sobre la mesa del comedor de la casa de Newt Scamander. El lugar estaba en silencio, exceptuando el tintineo de las monedas de oro que un diminuto Niffler guardaba celosamente dentro de su bolsillo recolector en un rincón junto a la chimenea. Newt había hecho un hechizo simple en aquellas tres monedas para que estas salieran por sí solas y él Niffler tuviera que recolectarlas nuevamente, logrando así que se mantuviera entretenido y sin hacer travesuras.
Tina Goldstein sentada frente a su taza de café humeante, estaba hipnotizada con los interminables intentos de la criatura de mantener las monedas en su interior. Nadie hablaba, Jacob Kowalskia a pesar de tener un plato lleno de deliciosos pastelillos frente a él, no había probado bocado alguno.
Jacob era un hombre de muy buen comer, pero sus amigos sabían porque había perdido el apetito de aquella manera. No había que ser un genio para saberlo. Con solo mirarlo allí, sentado, inmóvil y con la mirada perdida, se podía saber que su mente estaba a muchos kilómetros de aquella salita. Ya no era el mismo desde París. Había pasado ya una semana, pero su amigo seguía perdido, rememorando aquellos últimos momentos junto a la que sin duda era el amor de su vida.
Newt lo observaba mientras bebía su té, sin saber que decirle para reconfortarlo. Aún no podía entender como Queenie había sido capaz de hacer algo semejante. Verla cruzar aquel fuego azul había roto algo en aquel extraño cuarteto aventurero que habían formado hacía tiempo en Nueva York. Sin poder evitarlo los ojos de magizoólogo fueron hacia el otro lado de la mesa. Si Jacob había perdido su brújula interna, Tina no estaba mucho mejor.
Ella trataba de aparentar estar bien. Pero lo cierto era que la joven aurora parecía tener la mente tan lejos como Jacob. Su hermana se había marchado, traicionándola, y había fallado en su misión de encontrar al Credence. Newt nunca había sido bueno con las palabras, y hasta ese momento nunca lo había lamentado. Pero en ese preciso instante hubiera dado lo que fuera con tal de tener las palabras correctas para hacer que ese singular fuego que siempre veía en los ojos oscuros de esa mujer se hiciera nuevamente presente.
De pronto, y sin decir nada, Jacob se puso de pie, saliendo de la habitación. El sonido de sus pesados pasos les indicó a los otros dos que había decidido irse a la habitación que Newt había preparado para él. Cuando la puerta de su cuarto se cerró, Tina y Newt se miraron por un segundo.
—¿Crees que algún día vuelva a ser el mismo?
—No creo que ninguno de nosotros volvamos a ser los mismos...—Tina lo miró con sus ojos apagados mientras decía aquello, antes de irse ella también a su propia habitación.
Al quedarse solo, Newt dejó su taza de té a medio terminar sobre la mesa, le parecía irónico que por primera vez en lo que iba viviendo en aquella bonita casa de Londres, todas las habitaciones estaban siendo ocupadas, y no por criaturas mágicas, pero a pesar de eso, él se sentía completamente solo.
No podía negar que lo que decían era verdad; Se podía estar solo en medio de una multitud.
*.*.*
Tina no quería pensar en nada. Simplemente quería cerrar los ojos y al abrirlos volver a estar en su diminuto departamento de Nueva York, mientras la ropa se secaba al fuego y su hermana preparaba deliciosos pasteles con un movimiento de varita. Quería que su vida volviera a ser sencilla. Quería que su hermana regresara.
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Por ti. [Newtina]
FanfictionDespués de los acontecimientos en Paris, Newt necesita confesarle algo muy importante a su adorada Tina. ¡Alerta spoiler! Si no viste la película de los Crímenes de Grindelwald ¡NO LEAS ESTA HISTORIA! Aclaración: Todos los personajes son propiedad...