Oscuridad y Luz

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Me desperté, aun no podía creer que ya no estaba con nosotros, me arregle para ir a la funeraria, estaba en el baño mirándome al espejo, sentí un escalofrió en mi espalda, me termine de poner mi corbata, me subí al auto y nos fuimos de casa.

Horas más tarde estaba sentado en la última banca pensando en lo que había dicho mi abuela en el sueño, ¿porque exactamente eso?, de repente me habla mi madre, me dice que una chica me estaba buscando me levanté y salí, era María que estaba afuera.

-Hola ¿como estas?. –me pregunto agarrándome la mano

-Es raro no tener a tu abuela ¿sabes?, Ya no recibir sus consejos, la casa esta oscura sin ella, ella estuvo conmigo apoyándome ¿ahora qué hare sin ella? – le pregunte mirándola a los ojos.

-Pues vivir la vida... conmigo ¿quieres? – me dijo mirándome a los ojos

-Espera, ¿que no estabas enojada? – le pregunto confundido

-Al inicio si pero ella y yo ya teníamos problemas y tu le gustabas así que tal vez lo hizo solo para alejarnos ¿o no? – me pregunto con cara de duda.

-Sí, claro que si yo no sabía de eso. -Afirme.

-Además eres muy feo como para gustarle a alguien más jajaja. – lo dijo riendo.

-hahaha si... espera que ¿acaso usted mi bella dama me dijo que estaba feo, horrible, espantoso? – le dije bromeando

-No lo sé tal vez hahaha.

-Pero soy tú feo, horrible, espantoso. –le dije riéndome

-Lo sé y eso me encanta. –me dijo coquetona

-Emmmm ¿sí? – me puse nervioso

-Me gusta tu pecho ¿lo puedo acariciar? – me pregunto sonriendo

-¿Qué? ¿Estás bien? – le dije más nervioso

-No quieres caminar un rato al rato regresamos

-Si está bien...

- No sé que tienes o que te paso pero no eres la misma persona, se que cambiaste y ese cambio me gusto y mucho – me dijo sonriendo

-Gracias por decirme eso, creo que ya era necesario un cambio ¿verdad? –le dije sonriendo

-Si por su puerto y me encanta, me encantas tu. – me dijo mirándome fijamente a mis ojos

Se acerco lentamente a mí y nuestros labios rosaron suavemente, le agarre la cintura mientras ella acariciaba suavemente mi rostro me agarro la mano y volvimos al velorio.

Una semana después...

Estoy comiendo tranquilamente mis galletitas oreo en el receso junto con mi amigo Eduardo, estábamos hablando del nuevo juego de play station "zombie legend" y que él lo compraría para jugarlo el fin de semana, de repente llega Juan y me dice si puede hablar conmigo, a solas, tal vez sería una trampa o algo por el estilo para volver a provocarme y comenzar un pleito como el de el día pasado. Y no, en verdad si quería platicar conmigo.

-Silvestre la verdad te quiero golpear toda la cara pero no puedo, se que María es feliz a tu lado y sé que la trataras como yo no lo hice, solo espero que no le dañes el corazón como yo lo hice, ella es buena persona y en serio te quiere, no la dañes o yo mismo te lastimare tu perfecta carita de muñeco que tienes, quiero estar bien contigo y te quería decir si dejábamos atrás nuestras diferencias y ser amigos.

-Si, por su puesto. – le dije sonriendo.

- Bueno gracias por tu tiempo. – me dijo

Y se fue.

Regrese con mi amigo Eduardo para seguir hablando del juego, en ese momento me llama María por teléfono para saber si nos podíamos ver en su casa saliendo de clases, cuando entre a mi salón que... ¡¡¡OHH POR DIOS!!! ¡No estaba mi mochila!, esos bastardos de mis compañeros me habían juagado una mala broma, estuve como tonto buscando la mochila hasta que llego la profesora y nos pidió que nos sentáramos pero yo no podía aun tenía que buscar mi mochila

-Señor Silvestre ¿se puede sentar por favor?- me dijo enojada.

-No puedo maestra, mis respetuosos compañeros me hicieron la bromita de esconder mi mochila. – le conteste mas enojado.

-¿En dónde está la mochila de su compañero? – pregunto la maestra sonriendo

El último lugar en donde buscaría seria arriba de la refrigeración y ¡¡¡BOOM!!! ¡Que si estaba arriba de la refrigeración! No quedo nada más que subirme a un pupitre para alcanzarla, cuando por fin tenia a mi preciada mochila en mis manos, al momento de jalarla estaba amarrada a un maldito tornillo y otra media hora en desamarrar la mochila cuando por fin la baje me pude sentar tranquilo, en las clases solo esperaba a que sonara el timbre de salida para poder ver a María.

Una loca, tonta y sad historia de amorWhere stories live. Discover now