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Sus palabras no salían de mi mente, sentí que tomó mi rostro, quería que la mirará pero no sabía como, todo pasaba tan rápido e inesperado.
—Te amo, ¿Sí?, todo está bien cuando estás conmigo, cuando no, la verdad no está mal, pero no me gusta estar sin ti —dijo ella.
—Te amo, todo está bien cuando estás conmigo —dije—, cuando no estás físicamente estás en mi, sé que no es lo mismo, pero siempre estás en mi.
Y planté un beso en sus labios, sus dulces y tiernos labios, un beso muy lento, apasionado, estaba loco por ella, mi vida era un desastre y en tan solo meses ella me sacó de eso, me dio una nueva vida, la besé una y otra vez, besos calidos, dulces, suaves, sentía que me amaba, que por primera vez los planes que el destino tenían para mi estaban a mi favor.
—Woah —dijo ella.
—Eso fue... muy bueno, —dije sin aire.
Y lo fue.
—Eres un chico asombroso Alex, ¿Lo sabes? —me dijo sin parar de mirarme.
—Ahora lo sé —le dije—, ahora lo sé.
...
—Quiero que sepas que no puedo hacer esto solo —le canté en el oído—, así que toma mi mano, toma mi mano.
Acto seguido tomó de mi mano, sonrío.
—Sólo un poco tarde —me cantó—, me encontraste, me encontraste.
La abracé, nos acurrucamos y de un momento a otros quedamos dormidos.
...
Sentí caricias en mi espalda, en mi rostro y algunos besos, era ella, despertó y quería despertarme, entonces eso significaba que no era un sueño, que era real.
—Cariño, querido mío —dijo ella con una dulce voz—, despierta, ya hemos dormido suficiente, debo ir a casa a bañarme y todo eso.
Era una lastima, pero al menos ya sabía como empezaría mi semana, no podía ser mejor.
—Claro cielo, —dije—, espera y te acompaño hasta la puerta.
La acompañé y le di un gran abrazo, acaricié su mejillas y le planté un beso en la frente.
—Te quiero, —dije—, gracias por hacerme feliz.
—Y yo a ti, —dijo ella—, considero esto mutuo.
Soltó lentamente mi mano y salió, no dejaba de mirar en la distancia hacía atrás, justo en dirección a mi, no podía dejar de reír y sonreír.
¿Y ahora qué será de mi?
...
