Mi nombre es Agustina, tengo 17 años y tengo 2 hermanos mayores, Agustín y Mateo.
Agustin tiene 23 y Seba 18.
Los amigos de Agustín van de vez en cuando a casa y los amigos de Seba todos los fines de semana.
Como no podíamos quedarnos solos en casa, teníamos que vivir en una casa con alguien de confianza.
Mi familia, por parte de mi padre, se mudaron a Barcelona, España. Y mi familia por parte de mi madre, estaba muy distante con nosotros, pensaban que por nuestra culpa ellos fallecieron.
-¿En donde viviremos?- Le pregunté a Agustín con un tono triste -No sé- -¡TENEMOS NUEVA CASA!- Entró Mateo corriendo y saltando de alegría. -¿En donde genio?- -En casa de Tomás-
Tomás es uno de los amigos de Mateo, es el que más me gusta. Es alto, tiene pelo clarito, tiene ojos verdes y tiene una sonrisa que hace que lo quiera besar todo el tiempo. Yo le digo, con mi grupo de amigas, "cuadrado" porque tiene la cabeza cuadrada
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Terminamos de empacar y salimos hacia la casa del amigo de Mateo.
La casa era muy bonita por fuera, y por dentro mejor aún
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Mi habitación era grande, tenía una cama de matrimonio, un escritorio , un ropero enorme y un estante, donde ponía todos mis libros
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Dos semanas después Me dí cuenta que los padres de Tomás trabajaban mucho, no estaban casi nunca en la casa, y el tiempo en el que estaban, estaban con papeles que también eran del trabajo.
-Agustina, levántate, es hora de desayunar- Me dijo Cuadrado con una voz ronca y tranquila -Okey, ya bajo- Tratando de aguantarme las ganas de sonreirle como una estúpida
Bajé a desayunar y estaba Tomás solo. -¿En donde están mis hermanos?- Le pregunté con un tono nervioso -Fueron a hacer unos trámites y me dijeron que iban a llegar a la noche, así que por el momento solo estamos nosotros.- -Aaaah-
Terminamos de desayunar y me dirigí hacia mi habitación para seguir leyendo y Tomás se quedó viendo Netflix abajo.
-¡¿Cómo vas a asustarme así por dios?!- Grité cuando Cuadrado me agarró de atrás -Lo siento, ¿Qué estás leyendo? -"El niño con el pijama de rayas"- mirándolo a los ojos -Dicen que es muy triste- Devolviéndome la mirada -Si, es muy triste- Nos quedamos un rato en silencio hasta que agregó -¿Sabes qué es lo que más me gusta de una mujer?- -No -Que lea, que sea simpática, estudiosa.- Bajó la mirada hacia mis labios y yo hacia los de él -¿No creés que esto estaría mal?- Aún mirando sus labios tan perfectos -Eso veremos- Me dijo con una sonrisa pícara
