Capítulo II

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Apenas puedo respirar del miedo que tengo. Todos a mi alrededor me observan y me miran preocupados o como si estuviera loca. No lo estoy, él es real, y viene por mí. Dejo todo en el suelo y salgo corriendo de ese lugar. Quiero ir a casa, juntar mis cosas y largarme de aquí cuanto antes. Sea o no sea real, sabe dónde estoy y viene por mí.

Casi derribo la puerta de lo brusco que la abrí. Pero eso no me interesa en lo más mínimo, quiero alejarme de él, quiero alejarme de toda esta mierda, quiero vivir tranquila.

- No me quedare aquí a esperar como me acorralas de miedo estúpido delirio – hablo sola mientras tiro de la ropa que está en mi ropero.

- No tiene caso – brinco del susto y caigo al suelo, no puede ser. Está apoyado en el marco de la puerta – donde estoy ya puedo sentir tu aroma, podre seguirte fácilmente – estoy llorando y no me había dado cuenta – ya no podrás huir más Lucy, es hora de que vengas conmigo.

- ¡déjame en paz! – le tiro con lo primero que encuentro, mi cepillo. Pero este lo atraviesa como si él fuera hecho de humo.

- No te esfuerces, no soy real, aun no – se endereza y camina lento hacia mi mientras se acomoda el saco – has disfrutado cada vez que te he visitado ¿Por qué me temes tanto?

Antes de que llegue a mí, lo esquivo y corro fuera del cuarto. Pero al doblar vuelvo a toparme con él. Maldita sea. No puedo ni moverme y ya me tiene acorralada contra la pared.

- ¿Qué quieres? ¿quieres matarme? ¿quieres mi virginidad? ¿quieres una follada? – sonríe mientras se acerca y parece olerme – bien, hazlo, pero ya déjame en paz, déjame vivir mi vida tranquila – su boca llega al lóbulo de mi oreja y juega con él en sus labios.

- Tu vida es mi vida Lucy, y mi vida es tuya. Yo te cree, tu padre me lo debe - ¿mi padre? No lo entiendo – pronto sabrás todo lo que tienes que saber.

- ¿Cómo supones que voy a creerte? – sonríe en mi oído y se aleja para verme a los ojos.

- Pensé que ya habías husmeado por aquí – me muestra su mano y logro ver el libro de mi padre – este es el diario de John Keller, tu padre, podrías haber sabido lo que quisieras si te hubieses interesad un poco por sus cosas - ¿mi padre tenía un diario de vida? En realidad, lo que me asusta es que conocía a este hombre ¿será por eso que siempre viajaba y estaba asustado?

- Tú eres la razón – su mano sube por mi pierna y se cuela debajo de mi remera – por la que siempre íbamos de un lugar a otro.

- Tu padre quería alejarme de ti, no cumplió con el trato – esto es una locura, estoy hablando con mi propia imaginación.

Lo empujo lejos de mí y vuelvo a mi habitación. No hay razón para escapar, solo estoy loca. Estoy relacionando mi vida con lo que imagino, es demasiado. Voy a quedarme aquí, voy a volver a ir a la sesión con Mike, voy a seguir en mi trabajo.

- Por ahora, me quedare con esto – agita el libro delante mío y desaparece como por arte de magia.

- Eso está mejor – murmuro.

Me recuesto en la cama y pese a mi exhaustiva mañana quedo dormida. Para mi suerte, sin soñar nada. Parece que ya no hay más sueños ahora voy a verlo directamente.

Despierto, tarde, no puedo creer que haya dormido tanto, son casi las siete de la tarde, ya oscureció. Por mis cálculos debo de haber dormido al menos seis horas, no puedo creerlo. Tomo una toalla y me voy a la ducha.

Tendría que pedirle a Mike que me de algún tranquilizante, así cuando lo veo no tengo que alterarme tanto. Podría ser bueno y ayudarme a superar todo esto.

Louren BidecastWhere stories live. Discover now