Capítulo VI

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—Eso explica mucho, — lo aparto y me bajo acomodando mi ropa —pero aun asi no lo entiendo.

—¿Qué no entiendes? — me aleje de el a una distancia segura, pierdo la cabeza cuando está cerca.

—El porqué de todo lo que haces, ser tu esposa, dormir contigo, estar aquí, ¿Por qué no buscas a la persona correcta? Te enamoras, formas una familia, lo normal— Louren ríe entre dientes y camina a un pequeño mueble con varias botellas.

—Eso no funciona cuando no eres normal Lucy, — se sirvió una copa de lo que supongo yo es whisky – no quiero enamorarme, dudo mucho que pueda hacer eso, fui creado con todo lo malo, no era el plan sentir amor, mucho menos que estés aquí ahora, tu no deberías existir— entiendo menos. Camino al sofá que había cerca mío y me invito a sentar en el que estaba frente a este —siéntate, te contare una historia.

Aunque estaba muy enojada y profundamente dolida, por lo que debe ser el hecho de que dejo que me bese asi un hombre que apenas conozco y ni siquiera me quiere, me senté, tenía curiosidad. Louren cruzo las piernas mientras sostenía el vaso en una mano con el líquido amarronado dentro, lo hacía girar con leves movimientos mientras lo observaba pensativo. Se veía sensual, el muy hijo de su madre, se veía encantador. Pero no quise perder ventaja, cruce mis piernas de igual manera, haciendo resaltar mis curvas. Louren me miro y sonrió, estamos en el mismo juego.

—No podre contarte nada si sigues distrayéndome— sonó muy clara la advertencia, pero no pensaba perder el juego. Rio entre dientes, mientras acercaba el vaso a su boca sin quitarme la mirada de encima —eres una criatura encantadora— no le di importancia a su comentario, quería ir al punto, quería escuchar y entender todo.

—Estoy esperando señor— no borraba su sonrisa, apoyo el vaso en la mesa y se aclaró la garganta.

—Fui creado por el mismo Lucifer para robar las almas de todas las criaturas de dios— eso suena muy irreal —mi deber en esta tierra es matar a esas criaturas que el creo y entregarle sus almas a él, es para lo que vivo. Solo, no hay nadie igual a mí, todos los vampiros que he creado, son solo eso, mestizos y el resultado de lo que yo creo al robar almas, no tienen una. Tu eres como yo, pero tienes alma, eso es lo desconcertante y cautivador no solo para mí, sino para cualquiera de los míos. Me creo solo para que no me distraiga de mi objetivo, pero deje de seguirle los pasos hace mucho tiempo, ya no soy el mismo asesino de antes— esa palabra hizo que el bello de mi cuerpo se erizara, tragué saliva, "asesino" —no quería estar más solo, asique experimente miles de cosas para crear a alguien igual a mí y te cree a ti.

—No soy igual a ti, no tengo nada que ver contigo, soy hija de humanos, no eres mi padre— sonrió.

—Podría decirse que no lo soy, pero tienes mi sangre en tu cuerpo, eso fue lo que tu padre decidió— me miró fijamente buscando mi reacción, pero no dije ni hice nada —quiero una compañera, no quiero amor, no sé lo que es eso ni tampoco quiero saberlo.

—Yo no soy igual que tú, creo que tu plan fallo, no aparezco en los sueños de nadie, no puedo saltar grandes alturas, no puedo aparecer ni desaparecer como si fuera un fantasma, ni...— esperen, porque lo de la sangre puede ser parte de mi sueño.

—Bebes sangre— lo dijo, entonces es real —soy un demonio conocido con muchos nombres, vurdalak en ruso, vukodlak en serbio, nosferatu en griego; y la lista sigue, pero el más común y con el que seguro entenderás todo, vampiro —la sangre cayo a mis pies, la poca cordura que me queda acaba de desaparecer y empiezo a reírme como tonta. Es lógico, pero parece una buena historia de terror.

—Ahora es cuando dices ¡dulce o truco! — rio aún más fuerte.

Seguí riéndome hasta que algo me hizo caer en el sofá. Louren me miraba desde arriba, mi cara se transformó cuando vi sus ojos rojos devorándome de rabia, de su boca asomaban dos dientes, filosos y largos. Sentía como mi corazón latía a un ritmo desenfrenado en mi pecho. Tenía ganas de gritar, salir corriendo. Pero algo dentro mío me decía que no serviría de nada y aprovecharía mi miedo. Su cara se acercó a mi cuello, no me lo pensé dos veces, intente apartarme enseguida, pero su mano sujeto mi cara exponiéndolo aún más.

Louren BidecastWhere stories live. Discover now