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   Como todos los viernes por la mañana, Jimin y yo discutíamos en el trabajo para ver qué comeríamos en nuestra noche de películas de todas las semanas. Solo había dos mesas ocupadas hasta el momento; una con una familia y la otra con una pareja, pero como ambas ya tenían sus pedidos estábamos tranquilos hasta que terminaran. Lleve la cuenta a la pareja y luego de que se fueran volví con mi amigo.

—Tacos. —propone Jimin.

—Ni siquiera voy a gastarme en responderte —hablo, agotado—. Todas las semanas tenemos la misma discusión para cambiar la cena y siempre terminamos ordenando pizza.

   Miro la hora en el reloj de la pared. Las 11:40 de la mañana. Solo veinte minutos más aguantando los delirios de Jimin y podría irme a casa y dormir una buena siesta.

—Hamburguesas... —frunce el ceño mientras piensa en más comida chatarra como si no me hubiera prestado atención— con papas fritas... —continúa.

   Ruedo los ojos.

—Nachos con queso... —muerde su labio y hace una cara de orgasmo con la que no puedo evitar soltar una pequeña risa.

  Oigo la campanilla de la entrada y tomo un menú preparándome para llevarlo. Me doy media vuelta y quedo estático en el lugar por un momento.

  Es el chico guapo de la otra vez.

  Con el mismo traje, solo que sin su maletín. Se sentó en la misma mesa de la otra vez y sacó su teléfono del bolsillo trasero. Me volteé rápidamente y tiré de la manga de Jimin, sacándolo de su transe.

—¡Ese es! —susurro con desesperación.

—¿El qué? —pregunta desorientado.

—El chico guapo del que te conté el Martes.

—¿Mesa?

—Seis.

  Se inclina hacia mi derecha, estira su cuello y vuelve a su posición anterior.

—Gracias por ser tan disimulado. —digo con sarcasmo.

—Está muy bueno —comenta—. Tienes buen gusto, JK.

—Hey, lo vi primero —suspiró—. ¿Puedes tomarle la orden? Voy a tartamudear, me da un poco de vergüenza.

—Lo viste primero. —se encoge de hombros.

  Frunzo el ceño y el me da un golpe amistoso en el brazo para animarme. Trago saliva y camino dudoso hasta la mesa seis. Me paro a su lado logrando que su mirada ahora se pose en mí.

—Buenos días. —hablo rápido, dejándole la carta delante.

—Ahm... buenos días. —suelta dudoso ante mi arrebato.

—L...Le doy un minuto para elegir que ordenar y vuelvo. —me volteo.

—No, no —me detiene, volteo—. Solo un café cortado y un muffing de mora azul.

—Bien —doy dos pasos al frente, vuelvo a la mesa— Olvidé esto. —tomo el menú y me voy rápidamente.

  Jimin me sigue con la mirada hasta que llego a él.

—Soy un idiota. —le digo cubriendo la mirad de mi rostro con la mano derecha.

—Lo vi —contesta—. Tranquilo, ¿Sí? Trata de hablar con él, una persona igual que tú. Ahora, voy a preparar lo que quiere y se lo llevas tranquilo. —habla lento, hace énfasis en la última palabra. Asiento.

—Un café cortado y un muffing de mora azul.

   Desaparece por la puerta de la cocina. Le doy una mirada fugaz al castaño y lo encuentro mirando su teléfono nuevamente. Volteo y respiro profundo buscando relajarme. El rubio aparece son la taza de café entre manos. Toma el cartón de leche, inclina la taza y le hace una especie de flor rara con la bebida. Agarra un muffing, pone todo sobre la bandeja y me lo entrega. Tomo la bandeja y veo que Jimin se apoya sobre sus codos en la barra. Camino nuevamente hasta el chico y coloco los pedidos delante de él, sintiendo que mis manos tiemblan.

Coffee [Taekook/ KookV]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora